
Tebas y el señor Lobo
El presidente de LaLiga hizo más por el fútbol español que todos sus críticos juntos. No sé cómo saldrá de esta, pero no lo hará retrocediendo

Jorge Valdano es columnista de EL PAÍS y comentarista de Mediapro para Movistar. Exjugador de fútbol, campeón del mundo con Argentina en 1986, también fue entrenador. Ocupó la dirección deportiva y la dirección general del Real Madrid en dos etapas en el club blanco, donde fue además futbolista y técnico. Ha escrito varios libros.

El presidente de LaLiga hizo más por el fútbol español que todos sus críticos juntos. No sé cómo saldrá de esta, pero no lo hará retrocediendo

Cada vez que miramos, el fútbol es más víctima de las grandes fortunas, más elitista y menos auténtico

Es hora de admitir que ZZ es el mejor entrenador posible para cualquier momento del Real Madrid

El fútbol es interesado y siempre abraza al último ganador, pero esta vez lo hizo por placer. Era un grupo de nobles, bajitos y talentosos que jugaban como los dioses

Vi al VAR desde el primer momento como un pecado original del fútbol, al que solo le faltaba la manzana y la serpiente

Pensar que hay una conjura arbitral devuelve a los azulgrana a un tiempo pre-Johan en el que buscar culpables era más importante que jugar y ganar

22 de junio de 1986, hace este lunes 34 años. Inglaterra-Argentina, cuartos del Mundial y Maradona hace historia con un tanto de museo. Así lo recuerda su compañero Jorge Valdano

Los blancos tienen una plantilla profunda y de gran calidad, pero a ratos en los que consiguen mostrar sensación de poderío le siguen otros en los que regalan el dominio del partido

Este deporte va más allá de su condición de juguete social; implica sentimientos de adhesión e identidad compartida y juega un papel de intermediario entre padres e hijos

No me habitúo al silencio de estos meses. No es su naturaleza

Cuando decimos que el fútbol sin gente es desabrido, nos quedamos cortos. Es otro fútbol. Distraído, irregular, menos heroico

Nunca pensé que lo diría: me encanta el juego diverso y atractivo de la Bundesliga

Este juego es lo que es gracias a su simplicidad y su estabilidad

No se volverá a competir por capricho de los futbolistas, sino porque es necesario mover la máquina de producir dinero que le da trabajo a tanta gente

Con su tono hipnótico y su inteligencia se las arreglaba para convertir las aventuras competitivas en auténticas epopeyas que te renovaban el amor por el deporte

Hay que confiar en que el deporte salga de esta especie de retiro espiritual con una lección aprendida. Encontrar talento y formarlo siempre resultó barato

Sin gente, el partido se desinfla sin remedio, el campeonato se desnaturaliza y la televisión quedará condicionada porque tendrá que hacer malabarismos

Como ocurre con tantos futbolistas brasileños, para él la vida siempre fue una fiesta, y el fútbol, juego que exagera la vida, una fiesta al cuadrado

Estamos acostumbrados a que los futbolistas un día sean buenos y otro día, malos; un día esforzados y otro, vagos. La realidad es que, cuando la sociedad lo reclama, no olvidan su origen

Los aplausos se mudaron de los estadios a los balcones. El juego, mal acostumbrado, se resiste a bajarse del escenario discutiendo sobre cómo y cuándo recomenzará la fiesta

Desaparecido el fútbol como espectáculo y la tabla de clasificación como escalera de nuestras ilusiones, solo queda una evidencia: la precariedad de la industria

La madre del árbitro no es la única agradecida al coronavirus: la ausencia de los hinchas demuestra su poder

El brasileño puso el voltaje más alto del clásico con el entusiasmo combativo propio del que asalta una y otra vez la trinchera. Provoca una agitación futbolística y ambiental que son como latidos en el corazón ahora titubeante del equipo y la afición

Las emociones tienen buena memoria y el entrenador del City en el Bernabéu no es poca cosa para recrear aún más el mito del retorno

Nunca dos partidos de fútbol le deberán tanto al ambiente porque, para el Atlético y el Liverpool, el aliento es el oxígeno que necesitan para exprimir su fútbol

No desconfío de la madurez del noruego, pero es mejor jugar 50 partidos con la Real que esperar sentado en el Madrid

El 10 sabe que sus silencios provocan inquietud y sus palabras desatan terremotos

Atacar al diferente es una vileza. Que el ataque sea colectivo es denigrante. Esconderse en la multitud es de cobardes. Y no sancionar con rigor semejante infamia, una irresponsabilidad

Se dirá que el técnico dio un paso adelante para ser un gran entrenador y es verdad. Pero si ya no hay jugadores como él será porque el fútbol dio un paso atrás

El club se limita a pedir a los jugadores que estén a la altura de la historia. La afición también, y sin ninguna amabilidad. El que soporta esa presión es apto

Se juegue donde se juegue, si el partido es bueno, surge el encanto. Basta con poner cinco centrocampistas de gran calidad y pedirles que se muevan y se pasen la pelota, como hizo el Madrid ante el Valencia

Ver los estadios ingleses llenos de padres acompañando a sus hijos para iniciarlos en el rito tribal de amar a un escudo y para ver a los ídolos que formarán parte de su santoral, es muy sano

Al revolucionario que entrena al Madrid le da más resultado quedarse quieto. Y llamarse como se llama

Es inevitable preguntarnos qué pensaría Manuel Vázquez Montalbán de esta semana en la que el fútbol estuvo metido de lleno en la agenda política de Tsunami Democràtic

Desde aquel tacón de Guti frente al Depor, no había vivido un sobresalto igual en un partido como con el gol de Luis Suárez al Mallorca

Cuando el Madrid no encuentra su juego la culpa es de Zidane, y cuando lo encuentra el responsable es cualquiera menos él, al que tendemos a subestimar

Desde algunos sectores al Atlético se le reclama un juego más atractivo, pero el pragmatismo es firme: el resultado es Dios

A un mundo de pasiones como el fútbol no le podemos exigir prudencia o paciencia, pero alrededor de la Federación empieza a haber demasiado alboroto

Somos tan entusiastas que, siempre con buena intención, con los jóvenes inflamos las expectativas hasta hacerlas insoportables

La obsesión por lo propio no les deja ver lo nuevo. Es el tiqui-taca revolucionando su ritmo e integrando una obsesión táctica que nos está cambiando hasta el lenguaje.