China exime también de aranceles la soja y el cerdo estadounidenses
Los dos países han intercambiado gestos de buena voluntad antes de reanudar sus conversaciones comerciales en octubre
China ha anunciado este viernes, en plena festividad del Día del Medio Otoño y con las oficinas cerradas, que eximirá de aranceles a las semillas de soja y al cerdo estadounidenses. Es un nuevo gesto de buena voluntad hacia Washington, antes de que se retomen en octubre las negociaciones comerciales, pero que también es fruto del interés interno: el precio del porcino, la carne por excelencia en este país, se ha disparado casi un 50% y ha empezado ya a afectar al coste del resto de los alimentos y a las economías familiares.
Pekín, uno de los principales mercados para ambos productos, había impuesto en julio de 2018 aranceles del 25% sobre el cerdo y la soja procedentes de Estados Unidos. Como parte de la escalada de sanciones anunciada este verano, desde el 1 de septiembre esas tasas habían aumentado en un 5% para las semillas, un 10% para el porcino. La suma de las sucesivas alzas había elevado al 72% los aranceles sobre el precio de esta carne estadounidense. “China apoya que las empresas relevantes compren ciertas cantidades de cerdo, semillas de soja y otros productos agrícolas a partir de hoy [por este viernes], de acuerdo con los principios de mercado y las normas de la Organización Mundial de Comercio”, ha anunciado la agencia estatal de noticias Xinhua.
Pekín y Washington han intercambiado gestos conciliatorios a lo largo de esta semana, en anticipación de que la que viene se celebre una reunión entre funcionarios comerciales de menor nivel de ambos países. Esas conversaciones prepararán el encuentro que tienen previsto en Washington en los primeros días de octubre los negociadores principales.
El miércoles, China había anunciado que 16 tipos de productos que importa de Estados Unidos quedarán exentos durante un año y a partir de la semana que viene de los aranceles del 25% que les había impuesto en la guerra comercial. Entre esos bienes se encuentran medicamentos, lubricantes o pesticidas. Por su parte, el presidente de EE UU, Donald Trump, declaró un retraso de dos semanas para aplicar la subida de aranceles al 30% sobre cerca de 250.000 millones de dólares en compras procedentes del país asiático. En lugar de aplicar ese alza desde el 1 de octubre —una fecha estratégica, ya que China celebra ese día el 70 aniversario de la fundación de la República Popular—, ahora se hará el 15 de ese mes. Trump agregó que, aunque deseaba un acuerdo exhaustivo con el Gobierno del presidente Xi Jinping para poner fin a la guerra comercial que enfrenta a ambos colosos desde hace un año y medio, no descartaba un compromiso temporal.
“El mercado chino tiene una gran capacidad, y las perspectivas de importar productos agrícolas de gran calidad de Estados Unidos son amplias”, apunta el texto de Xinhua. “Es de esperar que Estados Unidos cumpla su palabra y haga realidad su promesa de crear condiciones favorables para la cooperación en el área agrícola entre los dos países”, añade.
Antes de anunciar la exención de aranceles, China ya había dejado entrever que se planteaba esa posibilidad: este jueves compró diez cargamentos de semillas de soja a productores estadounidenses. Los gestos que han tenido ambas partes pretenden que las negociaciones se desarrollen en un clima de menor tensión. Pero también limitar el impacto económico de la disputa.
En China, la fiebre porcina ha diezmado las piaras nacionales de cerdos, y ha disparado a niveles alarmantes el precio de esta carne. Un kilo cuesta ahora entre 30 y 33 yuan (en torno a 4 euros), el doble que en julio. Algo preocupante para el Gobierno de Xi, en un país en el que el porcino representa el 60% del total de la carne que se consume. El coste de este alimento es, históricamente, uno de los factores que tienen en cuenta las familias para considerar su bienestar económico, y un alza de esta magnitud representa en las calles una tragedia. Según los expertos, si no se tomaran medidas, las subidas continuarían desbocadas hasta el Año Nuevo chino —cuando la tradición hace imprescindible comer esta carne en los festejos—. La escalada ha arrastrado a todo el sector alimenticio, que registró en agosto un alza del 10%.
El primer ministro chino, Li Keqiang, ha pedido una “actitud de urgencia” para abordar el problema, que ha obligado a algunos Gobiernos regionales a recurrir a la reserva estratégica de carne de porcino para intentar mantener los precios bajo control y que ha hecho que se disparen las importaciones procedentes de Brasil y la Unión Europea.
Según la Federación Estadounidense de Exportadores de Carne, aunque afectadas por los aranceles, las ventas de cerdo de este país a China fueron de 68.657 toneladas métricas en julio, más del triple de un año antes, y el valor creció un 173%, para llegar a los 152,5 millones de dólares. Entre enero y julio, las ventas crecieron un 23% en volumen (292.666 toneladas métricas) y un 3% en valor (580,3 millones de dólares).
El anuncio de China llega un día después de que el principal negociador comercial de este país, el vice primer ministro Liu He, se reuniera en Pekín con el presidente del Consejo Comercial de EE UU y China (USCBC), Evan Greenberg. Además de confirmar la reunión la próxima semana de los grupos de trabajo, Liu quiso mostrar una actitud optimista: “El mundo entero espera ver progresos en las consultas comerciales entre China y EE UU”, subrayó Liu, citado por Efe.
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