Cinco postres de Navidad que se pueden preparar con antelación
‘Lemon pie’, tiramisú, mousse, flan o ‘parfait’: estos cinco clásicos se pueden hacer con tiempo, llegan perfectamente a la mesa navideña, gustan a todos y te evitan quebraderos de cabeza
Lo último que quiere cualquier persona encargada de cocinar el día de Navidad –o cualquiera de las fechas que impliquen muchos invitados y jaleo en casa– es tener que estar pendientes de los fuegos o el horno durante la misma comida. No suele quedar otra. El último toque del asado, terminar las guarniciones o recalentar la bandeja de canelones que ha traído el familiar de turno (una esas aportaciones que en vez de aligerar el trabajo lo aumentan, solo sirven para que el cocinitas oportuno se ponga una medallita y además nunca dan para para todos). Pero si además, después de todo eso, queda preparar, emplatar o finiquitar el postre, sujétame el delantal que me tiro.
Siempre intentamos ayudaros para que os planeéis con tiempo, hagáis las compras unos días antes y elijáis elaboraciones que no tengan que prepararse en el último momento (a la minute debería en realidad llamarse a la misión kamikaze). Hoy la cosa va de postres, y si lo que os mola es la gota de sudor en la frente, además de cenar cuando el resto de la familia ya ha terminado, en vez de hacerlos un par de días antes como recomendamos simplemente poneos media horita antes de la convocatoria general.
Cuando llega el dulce hay tres opciones que requieren poco trabajo de última hora. La primera es pedirle a alguien que lo traiga: no tiene fallo, pero el artículo acabaría aquí, así que seguimos con la segunda. Comprar algunos dulces ricos y preparar unas bandejas con buen gusto es una alternativa estupenda a cocinar. Naranjas confitadas con chocolate, mantecados, chocolates, mazapanes: si esa es la única opción dulce de la comida seguro que desaparecen; el problema está en sacarlos después de cuatro tartas y 39842938 barras de turrón. La última es prepararlo en casa un par de días antes.
Los postres que vamos a ver a continuación están pensados para que aguanten bien en el frigorífico y lleguen a la mesa navideña como si los acabases de comprar. Todas las recetas pueden prepararse en una fuente grande o en recipientes individuales. El formato va a depender del número de personas que vengan a comer. Para reuniones multitudinarias igual no es muy cómodo emplatar los postres en recipientes individuales, más que nada por espacio en la nevera. Opta mejor por la fuente grande y por servir en la mesa, o que cada uno se sirva su ración.
Lemon pie
Sin duda, uno de mis favoritos: me encanta acabar comidas copiosas con un dulce con acidez. Esa primera cucharada es como si despertara un poco a las papilas gustativas después de una buena juerga. El lemon pie lleva un elemento que no me gusta mucho cómo aguanta en la nevera: el merengue. De ahí que prefiera, en estos casos concretos, sustituirlo por una buena nata montada con un poco de azúcar o leche condensada.
Prepara una base de galleta picada –triturando galletas con un poco de mantequilla fundida– y disponla en vasitos individuales o en una fuente plana. Por otro lado, prepara el lemon curd: aquí tienes la receta perfectamente explicada. Tienes la opción de utilizar mandarinas, naranjas, pomelo, lima o incluso una mezcla de cítricos; las cantidades a utilizar serían las mismas. Una vez enfríe el curd, extiéndelo sobre la base de galleta. Para terminar monta nata con un poco de gelatina para que aguante mejor y colócala encima. Puedes usar un poco de la galleta molida para decorar por encima.
Tiramisú
Un clásico que siempre está mejor si se prepara por adelantado. La crema de queso parece coger más profundidad y los bizcochos terminan de empaparse al pasar la noche en el refrigerador. Al hacerlo es importante no usar claras y yemas crudas, ya que no se va a comer al momento. La mejor forma de hacerlo es montando las yemas y el azúcar al baño maría –blanquear, se dice– y no cortar la cadena de frío, es decir, guardarlo en la nevera lo antes posible y no dejarlo a temperatura ambiente más rato del necesario.
Al igual que la receta anterior, puede prepararse en recipientes pequeños, intercalando las capas de bizcochos empapados en café y licor, crema de mascarpone y cacao en polvo sin azúcar. ¿Que quieres salirte del clásico? Prueba añadiendo un poco de chocolate negro fundido y naranja confitada en dados; empapando en té matcha en vez de en café o cambiando los bizcochos de soletilla por panettone (¿no es tiempo de magia? pues haz un poco lo que te dé la gana).
Mousse de lo que sea
Si los dos anteriores eran fáciles, este lo es todavía más. Una mousse es una elaboración cremosa y muy aireada. Estas burbujas de aire se incorporan por dos medios: claras de huevo o nata. No te asustes por las claras. En vez del baño maría utilizado en el tiramisú, esta vez se montarán añadiendo almíbar a 120ºC poco a poco, para conseguir un merengue brillante que hará de base para cualquier mousse. A mi me gusta mezclar ese merengue con nata montada, para que además de mucho aire, también tenga la cremosidad que la aporta la grasa.
Pueden hacerse de cualquier sabor: de chocolate negro fundido, con una compota de cualquier fruta y triturando bien para luego añadirla a la base, yogur griego o dulce de leche. Hazlo siempre con una espátula e incorporando poco a poco con movimientos envolventes, para que las burbujas de aire no se rompan. Divide la mousse en copas o déjala en una fuente bonita. Tapa con film y guarda en la nevera hasta el día siguiente. Siempre puedes darle un toque más festivo terminando con unos frutos rojos, algún coulis, nata montada o unas virutas de chocolate.
Receta de mousse de frambuesas y albahaca
Receta de mousse de dulce de leche
Flan
Ha sido el postre del año, pero no el flan de la abuela que casi había que cortar con cuchillo y tenedor. El flan que lo ha petado es muy cremoso y fundente, con mucha más grasa y cocinado a menor temperatura. ¿Es mejor? Yo creo que no, pero esta versión es algo más especial y elaborada, de ahí que pueda ocupar un lugar sólido en una selección de postres navideños.
Ya hemos comparado recetas y te hemos dado la mejor. También tenemos versiones de distintos sabores para que te luzcas: dulce de leche, de queso o de yemas y vainilla. Si no tienes horno o no te apetece enchufarlo, pues hazte una panna cotta, que en concepto es parecido, pero el gelatinizante es la gelatina en vez del huevo y lleva mucha más nata.
Receta de flan de dulce de leche
Parfait
Para terminar, el postre de los que nunca siguen ninguna receta. El nombre significa “perfecto” en francés, y originalmente era un postre helado a base de pâte à bombe –preparación francesa consistente en yemas y almíbar– y nata montada a ¾ saborizada con licores o praliné, hasta que llegó a los EEUU. Desde entonces un parfait es cualquier dulce que vaya en una copa y tenga muchas capas de cosas ricas.
Lo mejor es preparar alguna crema como base: nata montada, crema diplomática, crema pastelera, trufa montada, crema de mascarpone; intercalando algún tipo de bizcocho o galleta en trozos pequeños; compota de fruta o fruta confitada, chocolate, crema de frutos secos, granola, mermelada o de nuevo dulce de leche. Es muy sencillo, y queda super vistoso si se coloca en vasos o copas de cristal.
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