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Gastronomía innovadora
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Una cena con crimen incluido, al estilo de Truman Capote

De la película ‘Un cadáver a los postres’ a las novelas de los decadentistas y los fogones de alta cocina, todo menú refugia una cuota de vida ajena

Un cadaver a los postres
Fotograma de la película 'Un cadáver a los postres' de Robert Moore.
Andoni Luis Aduriz

Una invitación para asistir a una cena con crimen incluido es el inicio de la trama de Un cadáver a los postres, película por la que el escritor Truman Capote obtuvo una nominación al Globo de Oro como mejor actor debutante. Que el tránsito del escritor estadounidense fue, en parte, una actuación dentro de una vida de novela es patente, ateniéndonos a una biografía que se balancea entre descansos en yates y fiestas en lujosos hoteles junto a las deshoras y los excesos en tugurios sobrantes de vértigo. Únicamente un individuo capaz de adherir sobre su persona designios de genio, adicciones y acciones disparatadas puede firmar el papel de anfitrión en un argumento tan descabellado como su propia expresividad. La amalgama de humor, muerte y crítica social de fondo se presenta como una composición atractiva para mentes aventajadas.

Del asesinato considerado como una de las bellas artes es un libro del escritor británico Thomas de Quincey que reúne tres textos del siglo XIX en los que humor, erudición y brutalidad se ajustan para enjuiciar tanto la pedantería de los círculos elitistas de la sociedad inglesa de su tiempo como para satirizar ese morboso interés que despiertan en la gente los sucesos truculentos. Las dos primeras partes reproducen con sabrosa ironía las convicciones de tan refinado club, que considera que todo asesinato puede, y debe, ser criticado y juzgado desde una perspectiva estética. Detalles como quién es el sujeto ajusticiado, los instrumentos empleados, el tiempo o el lugar intervienen en la calidad del trabajo, que consideran que puede llegar a ser una auténtica obra de arte. La tercera y última parte del libro, el post scriptum, deja en un segundo plano el sarcasmo y expone en forma de crónica periodística una reflexión sobre el horror a través de los crímenes cometidos por John Williams y por los hermanos M’Kean en las proximidades del Mánchester de 1812. Crudeza y minuciosidad al servicio de la irrefutable calidad literaria de De Quincey, que tanto influyó en otros escritores y en todo un movimiento, el decadentismo, que llegaría años después.

Que en ocasiones la delicadeza fluye de la desmesura cotidiana, del deterioro frente al dolor natural de la existencia, no solo lo demuestran la fina ironía de De Quincey o los esquivos y refinados recursos de los decadentistas, sino la cicatriz que la presión de la gravedad de la vida ha fijado en la biografía y obra de tantos novelistas y creadores. Talentos en búsqueda, preguntando sin respuestas, que confluyen y concluyen en tránsitos introspectivos, poseídos por el desencanto con una realidad que se advierte decepcionante. Pioneros y malditos, neurópatas, alcohólicos y morfinómanos, erráticos y pesimistas que han legado un reguero de escritos y poemas esenciales y urgentes, bellos. Como A sangre fría, trabajo sublime e inspirador que, como confesaría tiempo después el propio Capote a su biógrafo, Gerald Clarke, acabó perfilando su autodestrucción, ratificando la idea de que la maestría tiene puerta trasera y que la belleza puede brotar de la atrocidad. Muchas óperas, lienzos, obras teatrales, filmes, esculturas o canciones deslumbrantes emanan del dolor, de la derrota.

La cocina, la alta cocina, más allá del rigor y el sobreesfuerzo que precisa a fin de ofrecer un recital de platos excelentes, no deja de custodiar un acto tan básico como es alimentarse. Y aunque nos guste sortearlo, omitiendo la realidad, exceptuando las plantas, las algas microscópicas y algunas bacterias que son autótrofas, es decir, capaces de sintetizar las sustancias necesarias para su metabolismo a partir de materia inorgánica, la inmensa mayoría de seres que habitamos el planeta, desde protozoos hasta numerosas bacterias y todos los animales, nos nutrimos de otros organismos. Sean mohos, fragmentos de vegetales o partes de animales, todo menú refugia una cuota de vida ajena.

En realidad, cada vez que asistimos a una cena, de una u otra forma, hay un crimen incluido. Con o sin arte, por supuesto.

Receta de Aduriz 'Sándwich de pata'

Sándwich de pata, una receta de Andoni Luis Aduriz

La casquería ha vivido tiempos mejores, antiguamente estas piezas menos nobles acababan en guisos tradicionales en casi todos los hogares. Pero sin duda un acto de consciencia es el de consumir todas las partes de un animal.

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Sobre la firma

Andoni Luis Aduriz
Andoni Luis Aduriz (San Sebastián, 1971) es un cocinero reconocido internacionalmente que lidera desde 1998 el restaurante Mugaritz, en Errenteria, con dos estrellas Michelin. Comunicador y divulgador, colabora desde 2013 con ‘El País Semanal’, donde comparte su particular visión de la gastronomía y su mirada interdisciplinar y crítica.

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