Una casa y una cabaña. Un jardín y vistas. Colores claros y madera. Y el sabor de la arquitectura y los materiales locales. Los arquitectos Carla Navas y Víctor Molina han creado en el valle de Aran un refugio donde desconectar de la vorágine cotidiana.
Levantada con ladrillo amarillo, que gana con el paso del tiempo, esta vivienda nueva está ubicada en un vecindario de los años sesenta al oeste de Copenhague. Una elección que conecta la casa con la historia de su entorno.
Cuando una pareja joven con dos hijos se fijó en esteapartamento, era un espacio deslucido, en ruinas y con el techoderrumbado en algunas partes. No era una casa y estaba muy lejos de ser un hogar. Pero el arquitecto Jon Albistur hizo magiay recuperó su nobleza perdida insuflándole aires de modernidad.
El estudio de arquitectura Langarita Navarro rompe con el tópico de que un sótano es sinónimo de zulo. Descubrimos los detalles de la casa que proyectaron para el artista Secundino Hernández.
El piso del artista Max Tomasinelli mezcla el rescate arquitectónico de la casa de su niñez con una particular colección en la que conviven Antoni Tàpies, Anselm Kiefer o Christo.
En el barcelonés barrio de Poblenou, en la última planta de un edificio industrial de tres alturas, se encuentra la casa-estudio del diseñador Diego Ramos Carrascosa. Un espacio diáfano habitado por un collage de recuerdos y piezas únicas.
Los arquitectos Alberto Sánchez, Ismael Pizarro y Guillermo Bosque rehabilitan viejas casonas en Used, Zaragoza, una de las zonas más despobladas del país.
En el sur del Tirol, el escultor Othmar Prenner dedicó cinco años de su vida a recuperar el paisaje alpino de su infancia. Con la ayuda de su hermano carpintero, reconvirtió un viejo granero de su tío en un hogar hecho a mano.
De niño se asombraba al ver las locomotoras atravesar las cumbres de Pajares. Hoy Javier Camino es un periodista reconvertido en carpintero que utiliza material ferroviario para hacer muebles. Los bautiza con nombres de estaciones.
Desde las centenarias vajillas gallegas de Sargadelos hasta las lozas del ilustrador Ignasi Monreal, la alfarería aúna historia, técnicas tradicionales y expresión artística. Esta pequeña representación es solo una muestra de la riqueza que recorre la geografía española.
En el barcelonés barrio del Guinardó se ubica Casa Horta, un peculiar edificio de principios del siglo XX, convertido por el arquitecto y diseñador Guillermo Santomà en un cubo de colores en el que vive junto a su pareja, la artista Raquel Quevedo, y el hijo de ambos, Jan.
Como el diseño tradicional de su país, sus lámparas, sillones o viviendas mezclan serenidad con contemporaneidad y sutileza con calidad. Autora de algunos de los bares más selectos de Helsinki, ha dejado de ser la gran promesa local para exportar la marca Finlandia por el mundo.
En la localidad menorquina de Sant Lluís se encuentra la casa estudio de la artista Natalia Lumbreras. Un espacio blanco interrumpido por sus coloristas creaciones textiles, que respeta el espíritu payés, busca la luz y apuesta por los materiales y la arquitectura de la isla.
De lo industrial a lo artesanal: “Ahora sí me siento artista”, confiesa Hella Jongerius, la diseñadora de los colores, que expone en el museo Gropius Bau, en Berlín
Escondidas frente al parque natural del Peñagolosa, en Castellón, estas villas constituyen la obra definitiva del escultor holandés Xander Spronken. Dos templos de hormigón, madera y hierro forjado donde el diseño está al servicio de la luz y las vistas.
En esta casa-taller de un pueblo del interior ibicenco, la vegetación recubre y se mezcla con el hormigón sirviendo de inspiración a la ceramista Laura de Grinyo.
En la casa-taller de los artistas Adriana Meunié y Jaume Roig se unen una filosofía de vida y una estética en torno a un principio: la reivindicación de lo básico. Modesto e integrado de forma orgánica en un agreste rincón de Mallorca, su hogar es un elogio de la sencillez.
Situadas en núcleos poblacionales pequeños y sin desentonar con el entorno, estas cinco casas esconden soluciones constructivas contemporáneas para aprovechar la luz natural y racionalizar el espacio. Sus arquitectos cuentan las claves para resolver necesidades actuales combinando técnicas y materiales tradicionales con otros de vanguardia.
Cerámica, piel, tejidos y piedras. Para que una habitación —interior o exterior— gane en calidez y encanto, no hay nada como los materiales naturales, aliados imprescindibles en el compromiso medioambiental.
Su venta y el crecimiento de negocios dedicados a ellas se han disparado desde el confinamiento. Hemos redescubierto una forma muy estimulante de hacer más agradables nuestras viviendas y de recuperar el placer del cuidado.
La venta de plantas y el crecimiento de negocios dedicados a ellas se han disparado desde el confinamiento. Hemos redescubierto una forma de hacer más agradables nuestras viviendas y de recuperar el placer del cuidado.
Son, junto a Óscar Miguel Ares, los comisarios de la XV Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo titulada España vacía, España llena que, tras un año de parón por la pandemia, será una de las citas culturales del verano. Apuestan por una arquitectura con sentido común. Sus proyectos se basan en el aprovechamiento de los recursos y una mayor flexibilidad en el uso de los espacios.
Las creaciones clásicas conviven con una frondosa vegetación en esta casa de un barrio danés donde residieron famosos diseñadores de los sesenta. Las plantas parecen colarse en las estancias por sus grandes cristaleras.
En el Eixample barcelonés se sitúa la casa-estudio del interiorista Rafa Gil. Un espacio que, en un solo golpe de vista, desvela algunas de las señas de identidad del decorador. Tonos neutros, estancias que dialogan entre ellas y un eje, la galería, que lo articula todo.