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Seis experiencias a pie de tierra en el Empordà entre vino, quesos, arroz, cerveza, aceite y miel

Un viaje gastronómico y cultural por la comarca gerundense a caballo entre los Pirineos y el Mediterráneo tras sus productos y oficios artesanales

Bodega Perelada
Bodega Perelada, en la localidad gerundense de Peralada, en la comarca de l'Empordà (Girona).hisao suzuki

L’Empordà, en Girona, es un territorio que ha hecho de la expresión “estar a caballo de” su seña de identidad. Es zona de transición entre los Pirineos, que vienen a morir en una explosión final de acantilados, y el mar Mediterráneo, azul y plano por contraste. Lugar de paso, de personas, costumbres o tendencias culinarias, entre Francia y España. Recorrer esta comarca, la alta y la baja, diversa, riquísima y llena de contrastes, es encontrar las mil formas con las que sus gentes han sacado punta turística a sus oficios relacionados con la tierra.

Un territorio único no solo para visitar, sino también para conocer el vino, la miel, la cerveza, el queso o el arroz locales.

Nueva bodega Perelada: un templo subterráneo al dios del vino

Nadie diría al aproximarse al castillo de Perelada que su interior esconde un inmenso templo subterráneo dedicado al dios Baco, construido sin un solo pilar salvo en una única sala, llamada específicamente El Templo, que asemeja el interior de una pirámide y vela por el envejecimiento de los vinos estrella de la casa. Lo diseñó RCR (Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramon Vilalta), mano a mano con el enólogo Delfí Sanahuja, antes de que el estudio de Olot ganara el premio Pritzker de arquitectura en 2017. Por más que persiga (y consiga) el efecto ”wooow”, es un espacio sobre todo funcional, cómodo y amable para el personal que hace posible que de esta bodega sin fachada salgan más de dos millones de botellas de vino al año. Los viñedos de los que se nutre —Finca Pont de Molins, Finca Malaveïna, Finca Espolla, Finca Garbet— se presentan en un bonito montaje audiovisual al comienzo de la visita. Nueva bodega Perelada se inauguró en mayo de 2022, y abrió al público ese mismo verano, sumándose a la importante oferta enoturística del grupo, que incluye conocer las fincas o degustaciones gastronómicas. El año pasado ganó el premio a la mejor experiencia turística en los IWC (International Wine Challenge).

Los quesos de pastor de Peralada Mas Marcè

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Dar el biberón a un cordero o aprender a hacer cuajada son algunas de las posibilidades que ofrece Peralada Mas Marcè, una granja ecológica en Siurana d’Empordà de ovejas de raza ripollesa, autóctona y en peligro de extinción, regentada por la sexta generación de la misma familia de pastores. Está abierta de lunes a domingo en verano, todos los fines de semana del año, y se puede simplemente visitar, con una degustación al final, o acudir, además, a sus talleres de cuajada o de lana.

Rebaño de ovejas de raza ripollesa de la granja y quesería Mas Marcè, en la localidad de en Siurana d’Empordà (Girona).
Rebaño de ovejas de raza ripollesa de la granja y quesería Mas Marcè, en la localidad de en Siurana d’Empordà (Girona).

Aparte de quesos, del obrador de Siurana d’Empordà salen cuajadas, mató (un tipo de queso fresco), yogures y helados artesanos que luego se pueden encontrar en seis Recuiteries desplegadas por la provincia de Girona.

Quesos del obrador de Mas Marcè, donde también se elaboran yogures, cuajadas y helados artesanos.
Quesos del obrador de Mas Marcè, donde también se elaboran yogures, cuajadas y helados artesanos.

La cultura arrocera de Pals

En 1984, la familia Parals decidió comprar el molino de arroz de Pals, del siglo XV, y empezar a comercializar su producción y la de otros agricultores de la zona. Arròs Molí de Pals tiene además en marcha un tren turístico, el Xiulet de Pals, que realiza una ruta explicativa por los campos, incluidos dentro del parque natural del Montgrí, Illes Medes y el Baix Ter. El trayecto termina en el molino, donde el guía cuenta los procesos hasta que el cereal llega al consumidor: se seca para quitarle un porcentaje de humedad, se descascarilla (de ahí se obtiene el arroz integral) y se blanquea de manera mecánica, mediante una especie de torno.

La cultura arrocera es un reclamo turístico más del bonito pueblo amurallado de Pals. Una villa de calles de piedra en la que aún es posible palpar cómo se vivía aquí en la Edad Media. Cada mes de junio, los payeses más veteranos muestran a los visitantes cómo se plantaba el arroz antes de la mecanización; en octubre tiene lugar la siega, también manual; de noviembre a febrero, los arrozales se inundan, estableciéndose aves migratorias, insectos y flora.

Cerveza artesanal con maridaje kilómetro cero

De la unión de Michael Jones y Judit Piñol, un neozelandés y una empordanesa, ha nacido DOSKIWIS, una cervecera artesanal independiente con fábrica en el pequeño pueblo de Rupià que abrió en 2019 y tiene como misión, según cuentan ellos mismos, “elaborar cerveza moderna, accesible y de calidad”. Además de fabricarla, organizan catas maridadas con otros productos locales. Para ello tienen un espacio de degustación, o taproom, con cocina incorporada, donde ofrecen degustaciones, almuerzos y cenas. Es una antigua tienda de muebles que ellos mismos han reacondicionado, aprovechando la mayoría de sus materiales. Desde aquí han creado todo un entramado de economía circular y kilómetro cero. Por ejemplo, el bagazo sobrante de la fabricación de la cerveza se lo lleva una cercana granja ecológica de cerdos, donde se elaboran los embutidos que se pueden probar en la cervecera.

Judit Piñol y Michael Jones, de la cervecería artesanal DOSKIWIS en el pequeño pueblo de Rupià.
Judit Piñol y Michael Jones, de la cervecería artesanal DOSKIWIS en el pequeño pueblo de Rupià.

Fontclara: el aceite que nació de un flechazo

A los responsables de Fontclara les gusta contar que su aceite de oliva virgen extra, de variedades arbequina y argudell, nació de un flechazo de Roland Zanotelli con el paisaje, las tradiciones y la gastronomía del Empordà. Cautivado, compró una finca con olivos centenarios en el municipio de Palau-sator, y empezó a producirlo. En paralelo organiza visitas sobre el terreno, en las que los participantes pasean entre olivos y aprenden a diferenciar entre los árboles jóvenes y los que acumulan varios siglos. Después van al molino, donde conocen el proceso de la extracción del aceite, para terminar con una degustación.

Cata de aceite de oliva virgen extra Fontclara, de variedades arbequina y argudell.
Cata de aceite de oliva virgen extra Fontclara, de variedades arbequina y argudell.

Colmenas entre los Pirineos y el Mediterráneo

Marc Arumí es como un enólogo, pero de miel. En las catas que organiza en sus instalaciones de Abellaires Empordanesos, en Garriguella, ayuda a los visitantes a diferenciar entre miel de romero, de romero y cantueso, de madroño, y una última, de textura cremosa, que las abejas fabrican con la flor del brezo. Entre prueba y prueba, explica cómo es la elaboración, artesanal, y conciencia sobre los dos peligros que amenazan a estos insectos melíferos —los pesticidas y el avispón asiático—, y sobre la necesidad de conservarlos, porque sin ellos, no hay planeta.

Produce en ecológico, unas 10 toneladas al año, con abejas autóctonas, que son más negras y agresivas, y en 2022 comenzó a ofrecer apiturismo como complemento de su negocio. Tras la degustación toca visita a las colmenas, bien protegidos contra las picaduras, para observar en plena labor a estos seres fascinantes, y, de paso, disfrutar del paisaje, con los Pirineos a un lado y los acantilados abriéndose al Mediterráneo al otro.

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