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Grupo Peralada invierte 40 millones en una nueva bodega y redobla la apuesta por el enoturismo

La empresa vinícola reivindica sus raíces en unas instalaciones diseñadas por el equipo de arquitectos RCR que priman la eficiencia energética

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, en la inauguración de la nueva bodega del Grupo Perelada.
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, en la inauguración de la nueva bodega del Grupo Perelada.Toti Ferrer (Europa Press)
Gonzalo Moncloa Allison

Un hilo de referencias sagradas aparece entre las salas de la nueva bodega de la empresa Peralada, que se inauguró este martes en el Alt Empordà. “Espacio místico” o “Templo de los vinos” son algunas de las expresiones con las que describieron el nuevo espacio “diáfano” los representantes de la empresa vinícola, que tampoco olvidan que en estas tierras, unos siete siglos atrás, frailes carmelitas ya trabajaban el vino. El nuevo complejo arquitectónico del Grupo Peralada, que ha supuesto una inversión de más de 40 millones de euros, pasa por una propuesta ecológica que busca potenciar el enoturismo en la zona. Pero también la marca, que en 2023 cumplirá un siglo de historia.

“Este lugar merecía una intervención arquitectónica silenciosa, atemporal, con el menor impacto posible”, afirma Rafael Aranda, del despacho de arquitectos de Olot RCR (Premio Pritzker 2017), que ha supervisado durante tres años las obras para que el resultado refleje un “respeto” por el paisaje, tanto a nivel formal como cromático. La idea, sin embargo, se había gestado al menos 20 años atrás, cuando Javier Suqué, presidente del Grupo, proyectó una bodega en esta antigua granja junto al Castillo de Peralada. El espacio, a cuya inauguración asistieron autoridades como el president de la Generalitat, Pere Aragonès, también buscará mostrar a los futuros turistas la viticultura, desde la entrada de la uva (sobre todo en sus variedades Garnacha Tinta, Syrah o Monastrell) hasta la expedición de las botellas de vino.

El viaje se hace por inmersión. La propuesta arquitectónica se despliega en un recorrido laberíntico entre las instalaciones subterráneas, de aproximadamente 18.000 metros cuadrados, que aprovechan el desnivel del terreno. Se comienza por cinco salas donde se expone la tierra de cada una de las cinco fincas que la empresa tiene en la zona, con vídeos orientativos que también resaltan las variedades del suelo del Empordà; y continúa con la muestra del concentrado de vino en barricas (de roble americano y francés), en un entorno de paredes de madera y hormigón.

Antes de llegar al final del proceso, donde se encuentra el espacio del embotellado, está el “Templo”: un ambiente “casi místico”, según Delfí Sanahuja, el enólogo del Grupo, que explica cómo en este espacio se preparan vinos como los de la colección “insignia” Gran Claustro, u otros reservas especiales. Los primeros vinos de esta bodega se podrán probar en unos dos o tres años, cuando culmine el proceso de la vendimia que comenzó en 2020.

Apuesta verde

La apuesta verde de la nueva bodega de Perelada Vins i Caves, la primera europea con el sello Leed Gold (que certifica la sostenibilidad de un edificio), se completa con el uso de la geotérmia, que consiste en el consumo eficiente de agua y electricidad, además de procesos sostenibles, el aislamiento térmico o el predominio de la iluminación natural. Este mecanismo permitirá a la bodega ahorrar cerca de un 37% en energía.

La bodega abrirá sus puertas a los turistas en junio. El objetivo, sin embargo, es que las visitas de aproximadamente una hora y media sean limitadas, en grupos de unas 15 personas, marcando el acento en la exclusividad. Además, el Grupo quiere conectar la nueva bodega con los otros espacios que tiene en la zona, como el Castillo de Perelada (que también alberga un casino, museo y biblioteca), un hotel de cinco estrellas, un campo de golf o restaurantes.

En cuanto a la rentabilidad de la nuevo equipamiento, Javier Suqué señala que tanto la bodega como el resto del negocio “funcionará mejor en el largo plazo”. Peralada vende en la actualidad cerca de dos millones de botellas anuales. Según Suqué, el 70% de los vinos con Denominación de Origen Empordà se facturan en la provincia de Girona. “El reto que tenemos es la exportación”, defendió el presidente del Grupo, que destaca entre los principales destinos de sus vinos los países nórdicos o Estados Unidos.

Sobre el futuro, Suqué avanzó algunos proyectos como la habilitación para la producción vinícola de una finca de 40 hectáreas en Ribera de Duero, así como la entrada en el mercado gallego. “Como grupo queremos ser un referente en el mercado de vinos español”, agregó Suqué.

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