Los destinos de España para disfrutar de su floración y atraer un turismo respetuoso
Endrinos en Navarra; melocotoneros en Aitona (Lleida) y en Cieza; almendros en Mula, y lavanda en Moratalla. Nace una plataforma para aglutinar territorios españoles que quieren promocionar de manera conjunta la floración de sus cultivos


En 2010, tras salir elegida alcaldesa de Aitona, Rosa Pujol propuso atraer y diversificar el turismo de este municipio de Lleida utilizando como reclamo el ciclo natural de sus árboles frutales. En concreto, de su producto estrella: los melocotoneros. Sugirió comenzar por la floración, que cada primavera (con epicentro en el mes de marzo) alfombra casi 4.500 hectáreas de cultivo. Pensó que si los cerezos en flor del valle del Jerte o el famoso hanami japonés triunfaban como reclamos turísticos, por qué no su espectacular mar rosa. Al principio, los vecinos (algo más de 2.600, la mayoría dedicados a la agricultura) no veían claro que nadie fuera a visitarlos por un paisaje corriente para ellos. Costó encontrar guías (la inmensa mayoría son mujeres), y que los restaurantes abrieran en domingo para atender a los turistas. Le tocaba a la alcaldesa —todavía hoy en el cargo— y a su teniente de alcalde telefonear para pedirles el favor. “Nos llamaban las floretes [florecillas]”, recuerda Pujol.
Pese a todo, el proyecto Fruiturisme echó a andar en 2011, y en 2024 atrajo a más de 20.000 viajeros. Ese año, Aitona se convirtió en uno de los cinco territorios en los que se centra la primera edición de la guía España en floración, que da a conocer lugares, algunos populares, otros no tanto, a los que se les suben los colores durante su temporada de floración. Esta guía es la carta de presentación de la plataforma homónima, que nace como marca, club de producto y estrategia de revitalización de las zonas rurales, según la descripción de Antonio Santos, consejero delegado de Agromarketing, impulsor y coordinador del proyecto. Está formada por tres socios premium (los ayuntamientos de Aitona, Moratalla y Mula), dos colaboradores (Pacharán Navarro y el Ayuntamiento de Cieza) y 17 miembros, entre asociaciones, empresas y administraciones públicas. Su virtud es la de conectar a sus adheridos y promocionarlos de manera conjunta para atraer a un tipo de turismo desestacionalizado, respetuoso y sostenible, según las palabras de Santos.
Junto a Aitona figura Mula, en la Región de Murcia, con sus llamativos almendros en flor durante los meses de enero y febrero. “No solo inaugura la floración en Europa sino que se consolida como el municipio español con mayor superficie dedicada al cultivo del almendro: más de 20.762 hectáreas”, destaca su Ayuntamiento. Para celebrarlo, Mulaflor llena el pueblo de fotografías, rutas de senderismo, talleres infantiles, música tradicional y artesanía en los primeros meses del año. “España en floración es una excusa, un reclamo para recorrer estos lugares durante todo el año”, desvela Santos. Cieza propone cinco experiencias para disfrutar de sus árboles de fruta de hueso, en especial el melocotonero: la pionera, de tres horas; una para explorar el valle de Ricote; una más con almuerzo campero; otra senderista, y la última, para contemplar la puesta de sol. El municipio navarro de Mendavia acogerá la IV Fiesta de la Floración del Endrino, del 21 y 22 de marzo. Y otro plan para más adelante: el Territorio Lavanda y su Festival Lalavand animará el verano en la murciana Moratalla con música, gastronomía, cultura y naturaleza.

El calendario
La guía España en floración incluye un calendario que, además de estos cinco territorios, recoge otras floraciones espectaculares repartidas por todo el país: los almendros en Tenerife y en Mallorca, entre enero y febrero; los cerezos en el valle del Jerte (Cáceres) y en Sierra Mágina (Jaén), en los meses de marzo y abril; ciruelos también en abril, en La Rioja; manzanos en mayo, en la Comarca de la Sidra de Asturias; piornos en la sierra de Gredos (Ávila), en mayo y junio; el famoso morado de los campos de lavanda de Brihuega (Guadalajara); azahar cordobés de marzo a mayo y de septiembre a octubre; las camelias de las Rías Bajas, entre diciembre y abril…
En el calendario, los meses de abril a septiembre aparecen teñidos del rojo amapola de Zamora y Toledo. “Durante la pandemia, unos turistas japoneses subieron a redes fotos de amapolas en Zamora; la Embajada de Japón retuiteó, y la zona comenzó a llenarse de visitantes que querían admirar el paisaje, pero no había nadie para recibirlos ni para mostrarles ni explicarles nada”, recuerda Santos. Otro destino con mucha afluencia asiática es Carmona, en Sevilla, y sus girasoles, en los meses de a mayo a julio. Se despliegan por 70.000 hectáreas, en fincas privadas. Sin embargo, no hay visitas organizadas, sino que la cooperativa se coordina con la oficina de turismo para mostrar los campos. Al menos sí existe un proyecto para poner en marcha un centro de interpretación del girasol en la zona, según avanza Santos. Por cosas como estas es, a su juicio, necesaria una iniciativa como España en floración.

El nuevo club se presenta como punto de encuentro digital de las floraciones que se quieran adherir. Además, organiza webinars en los que compartir experiencias, cursos de formación para mejorar el servicio y la experiencia de los turistas, así como auditorías periódicas que garanticen que el producto mantiene su calidad. También informa sobre actividades culturales, gastronómicas o deportivas, promovidas tanto de manera individual como conjunta, y sobre alojamientos, restaurantes y otros recursos turísticos para visitar. Su tour de la floración pretende convertirse en una referencia en el turismo de interior. Uno que adapta libremente el mito aquel de la ardilla cruzando España de árbol en árbol para decir que podría hacer lo mismo, pero de flor en flor. Y de estación en estación.
Premio Turismo Activo en Fitur 2025
Agromarketing llevaba una década promocionando experiencias en torno al turismo de floración de Cieza cuando asumió la coordinación de España en floración. Durante este tiempo ha constatado el potencial turístico del fenómeno natural, muy repartido tanto en el espacio como en el tiempo; y ha visto el impulso que puede suponer para la España rural. Su discurso ha fructificado: el pasado enero se llevó el XXX Premio al Turismo Activo organizado por Fitur y la revista Aire Libre en la categoría nacional (junto a la propuesta de Esport Actiu Educabike: Pedalea y descubre). El jurado lo presentó como un “producto agroturístico innovador que transforma las floraciones estacionales en un producto turístico atractivo, sostenible y diferenciado”, y destacó su papel como impulsor y coordinador de experiencias de floración en toda España, “integrando actividades culturales, gastronómicas y de aventura en los paisajes más pintorescos del país a través de la creación de una red de actores, formación y herramientas tecnológicas para atraer flujos de visitantes nacionales e internacionales”.
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