24 horas en Brihuega, la tierra de la lavanda (incluso en tartas y helados)
En julio florecen los cultivos en esta localidad alcarreña, que se empapa de su olor y color. Pero más allá de sus campos y tiendas dedicadas a esta plata aromática, las Cuevas Árabes, un museo de miniaturas o su castillo son vistas imprescindibles
A Brihuega la llaman el Jardín de la Alcarria. Y le dicen bien. Porque la comarca de la Alcarria es un páramo pelado. Y Brihuega, para llevar la contraria, está rodeada de huertos y arboledas (los del río Tajuña), de fuentes (las 14 que hay en la villa) y de parques sombríos: el de María Cristina, el del Molinillo, el Prado de Santa María… Para llevar también la contraria, esta localidad en la provincia de Guadalajara es un jardín que, cuando más florido está, es en verano. En julio revientan de color los campos de lavanda briocenses: más de mil hectáreas de florecillas violáceas que atraen a enjambres de turistas. Los visitan por libre o en grupos guiados, en coche, a pie, en bici, en moto… hasta volando en globo. En agosto se siegan las flores, pero su aroma, lejos de atenuarse, se multiplica: las destilerías producen entonces cantidades industriales de aceite esencial y las tiendas locales reponen sus existencias de jabones, cremas, velas, mieles, mikados, bolsitas perfumadas…
Pero aunque la lavanda siempre es la protagonista, Brihuega es mucho más. Y esta ruta lo demuestra.
09.30 Setecientos metros de galerías subterráneas
En la plaza del Coso, la mayor de la población, está la oficina de turismo, donde informan de cómo llegar por nuestra cuenta a los cultivos de lavanda y nos reservarán plaza en las visitas guiadas que se efectúan todos los días a los mismos. Ocupa la que fue Real Cárcel de Carlos III. Muy altos no eran en el siglo XVIII, a juzgar por la puerta del baño. En la esquina contraria de la plaza, bajo la carnicería Gutiérrez, se esconden las Cuevas Árabes (1): 700 metros de galerías subterráneas, construidas en los siglos X y XI, donde en su día se conservaba fresquito el vino, a una temperatura constante de 11 grados. Conviene bajar con jersey incluso en verano. ¡Jersey en verano en Guadalajara! Quién lo diría.
11.00 Un castillo sobre la roca
En la Edad Media, Brihuega no era un jardín florido, sino una fortaleza sobre la roca: Castrum Brioca. De aquellos días, la villa conserva buena parte de su muralla kilométrica y sus puertas principales: la de la Cadena y la del Cozagón. Y conserva su castillo de la Peña Bermeja (2). En el patio de armas hay uno de los cementerios más bellos y románticos de España, lleno de lápidas quebradas y tiernos epitafios. Y en la torre más elevada, un mirador para verlo como lo ven los que van al cielo. También se otean divinamente la vega del Tajuña y la población entera, con sus tres templos (de los cinco que llegó a haber) y, en lo más alto, la Real Fábrica de Paños (3), del siglo XVIII.
Pegada al castillo está la iglesia de Santa María de la Peña (4), la principal de Brihuega, de inicios del siglo XIII. Destacan su preciosa puerta, de estilo de transición del románico al gótico, y su espacioso interior, perfecto ejemplo de arquitectura cisterciense. Dentro aguarda la patrona de Brihuega, la chica y morena virgen de la Peña, la cual, cuentan, se apareció milagrosamente a la princesa mora Elima en una gruta cercana, que también visitaremos. Gigantescos plátanos asombran y refrescan a los paseantes en el vecino Prado de Santa María, el jardín más deleitoso de esta villa.
12.30 Museos de historia y de miniaturas
Poco más allá, en la plaza de Manu Leguineche (el vecino más ilustre que ha tenido esta localidad alcarreña), se alza el antiguo convento de San José, del siglo XVI, ahora sede del museo de Historia de Brihuega (5). Tiene una interesante sección dedicada a la batalla de Guadalajara, que se libró en estos campos en 1937, durante la Guerra Civil. El convento también alberga el museo de Miniaturas Profesor Max (6), el cual atesora y exhibe (con ayuda de lupas) las más de 30.000 minúsculas piezas que reunió durante su agitada y artística vida el briocense Juan Elegido Millán (1913-1975), alias Max, de profesión hipnotizador. Hipnotizado se queda uno viendo dos pulgas disecadas y vestidas como una pareja de novios o La última cena de Leonardo da Vinci reproducida con todo detalle sobre un grano de arroz. Reservando, el sobrino de Max, Javier Sánchez Elegido, nos hipnotizará de verdad.
14.30 Recuerdos de Camilo José Cela
Un buen lugar para comer, con vistas al castillo, es el restaurante La Peña Bermeja (7). Tampoco se come mal en Villa de Brihuega (8), junto a la puerta de la Cadena. Es la misma fonda en la que pernoctó Camilo José Cela durante su Viaje a la Alcarria, en 1946. Al lado, como advirtió él, hay “una alameda umbría, acogedora”; es el parque de María Cristina, ideal para echarse la siesta. Pero, antes, un postre: la tarta de lavanda de la cafetería-boutique La Celestina (9). El helado de lavanda del Asador El Tolmo (10) es otro acierto.
16.30 La fuente Blanquina
Buena hora esta, en que el sol cae como una piedra, para refrescarse en las 14 fuentes que hay en la villa, fuentes de chorros gruesos y aguas tan frías que, aun en el rigor del estío, anestesian. En la oficina de turismo entregan un folleto donde vienen señalizadas la mayoría. Entre todas ellas, destaca la llamada Blanquina (11), que tiene 12 hermosísimos caños, sin incluir los que, por la parte de atrás, dan al viejo lavadero. Antiguamente los vecinos decían: “Si en vez de agua fuese quina, a Brihuega haría rica la Blanquina”.
18.00 ‘Souvenirs’ aromáticos
Vamos de compras. En Alquitara (paseo de la Fábrica, 2) (12), adquiriremos un kit de plantación de lavanda. En El Rincón de la Lavanda (Mayor, 8) (13), un licor de eso mismo. Y en Aromas de la Alcarria (Barrionuevo Alto, 30) (14), mascarillas decoradas con flores de la consabida aromática. Esencias, ambientadores, cosméticos y productos de baño elaborados con lavanda los hallaremos en los tres comercios. Y en Apícola Moreno (San Miguel, s/n) (15), miel de romero, del bosque, milflores, de brezo, de eucalipto, de azahar y, por supuesto, de lavanda. Esta última es clara, ligera, suavísima. Cero empalagosa.
21.00 Concierto en el campo
Anoten esta hora y esta fecha: las nueve de la noche del el 16 de julio. Justo entonces se celebrará en los campos de Brihuega el Festival de la Lavanda 2022. Con el último sol acentuando el colorido de los cultivos, actuarán Sole Giménez y Revólver. El público vestirá de blanco, como todos los años. Luego (o en vez de eso), se puede ir a cenar y dormir a Princesa Elima (16), una hospedería de decoración mudéjar, con un óptimo restaurante cuya especialidad es el cabrito asado. Niwa (17), hotel-spa de ambiente zen, es una tentadora alternativa: puro relax.
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