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La política antivacunas de Kennedy une a demócratas y republicanos en su contra

El secretario de Salud ha comparecido en el Senado tras despedir a la directora de los Centros de Control de Enfermedades por desacuerdos sobre las inyecciones

Robert F. Kennedy Jr. en Washington D. C., EE. UU.Foto: Reuters | Vídeo: EPV
Macarena Vidal Liy

Robert Kennedy, el secretario de Salud de la Administración de Donald Trump, ha logrado una proeza al alcance de muy pocos: unir a políticos demócratas y republicanos. Los senadores de las dos bancadas se han lanzado este jueves a arremeter contra él, su política de vacunas, su desprecio por los datos médicos y sus contrataciones de personas con posiciones científicas alejadas de lo habitual, en una muy contenciosa sesión de control en el Comité de Finanzas de la cámara alta estadounidense.

La sesión estaba ya fijada en el calendario desde hace meses, pero había cobrado actualidad ―y morbo― después de que Kennedy sembrara el caos en el mayor organismo de investigación médica de Estados Unidos, los Centros para el Control de Enfermedades (CDC), al despedir la semana pasada a su directora, Susan Monarez, por desacuerdos sobre la política de vacunas. La marcha de Monarez precipitó la de otros altos cargos de los CDC y una carta de apoyo de nueve de sus predecesores, remontados hasta la era de Jimmy Carter (1977-1981). Ella, que ha presentado una demanda para conservar su puesto y no se considera cesada, sostiene que Kennedy dio el paso porque ella no quiso aceptar cambios en la política de vacunas que cree contrarios a la ciencia.

El secretario de Salud ha sembrado la polémica desde que asumió el cargo a principios de este año. Un escéptico sobre la validez de las vacunas, ha cancelado en torno a 500 millones de dólares en fondos para la investigación sobre tecnología de ARN mensajero, ha promovido restricciones en las recomendaciones de la autoridad para la Alimentación y los Medicamentos sobre quién debe recibir dosis de recuerdo de la vacuna contra la covid. Ha reemplazado a todos los miembros del comité asesor sobre vacunación para colocar en su lugar a personas de su agrado, incluidos notorios miembros del movimiento antivacunas. Ese comité tiene prevista una reunión los próximos 18 y 19 de septiembre, en la que podría emitir nuevas recomendaciones sobre quiénes deben recibir esas inmunizaciones o su calendario.

Además, en parte debido a las posiciones del Departamento en Washington, el Estado de Florida se convertía el miércoles en el primero que se desmarca de la obligatoriedad de vacunar a los niños para que puedan ir a clase.

La comparecencia del alto cargo de Salud ante el comité se mantuvo en esa línea. Kennedy acusó a los CDC del número de muertes en Estados Unidos durante la pandemia de covid, unos tres millones de personas. También se declaró más que escéptico sobre los datos que demuestran que las vacunas de ARN mensajero salvaron millones de vidas tanto en el país como en el exterior, tras haber recibido un fuerte impulso de la primera Administración Trump en la llamada Operation Warp Speed (Operación Velocidad del Rayo). Un estudio publicado en The Lancet calcula que esas inmunizaciones salvaron más de 14 millones de vidas en todo el mundo.

El secretario de Salud también ha sostenido que ninguna de sus medidas hacen más difícil que el público tenga acceso a las vacunas, aunque tras la emisión de las nuevas directrices sobre la covid dos grandes cadenas de farmacias han dejado de tener disponibles las nuevas dosis en sus establecimientos en más de una docena de Estados. El alto cargo también ha negado, erróneamente, que la ambiciosa ley presupuestaria de Donald Trump que aprobó el Congreso de Estados Unidos, de mayoría republicana, este verano y conocida oficialmente como la “Ley Grande y Bonita”, contuviera recortes a la cobertura de salud pública para los más desfavorecidos, Medicaid.

La posición de Kennedy puso en una situación complicada a los legisladores republicanos, entre la espada de arriesgarse a contradecir a Donald Trump ―que ha dejado claro que mantiene toda su confianza en su responsable sanitario― y la pared de respaldar una política antivacunas con la que ni ellos, ni la mayoría de los estadounidenses según los sondeos, está de acuerdo. Pese a ello, varios decidieron sumarse a los demócratas en su tunda verbal al alto cargo.

Fue el caso del senador por Luisiana Bill Cassidy, un ferviente defensor de las vacunas, pero que trata de alinearse con Trump. “Yo sí diría que, efectivamente, estamos negando vacunas a la gente”, espetaba a Kennedy. Cassidy, médico de profesión, emitió el voto decisivo para confirmar a Kennedy en el Senado en febrero, tras haber condicionado su “sí” a que el sobrino del presidente John F. Kennedy no impidiera el acceso de los ciudadanos a las vacunas.

Otro republicano, John Barrasso, de Wyoming y también médico, se sumó a las posiciones de Cassidy. “En su confirmación, prometió respetar los estándares más altos para las vacunas, pero desde entonces me he quedado cada vez más preocupado”. “El público ha visto brotes de sarampión, cómo los directivos de los Institutos Nacionales de Salud ponen en duda las vacunas de RNA mensajero y el cese de la directora del CDC recién nombrada”, ha agregado el senador.

Kennedy también adoptó una actitud desafiante sobre su despido de Monarez, y apuntó la posibilidad de despedir a aún más personal en una entidad sanitaria a la que acusó de haber mentido a los ciudadanos estadounidenses al recomendar el uso de mascarillas, la distancia social y la vacunación como modos de combatir la pandemia de covid. “Tengo que despedir a alguna de esta gente y asegurarme de que eso no vuelve a ocurrir”, sostuvo el secretario de Salud. También refutó las declaraciones de Monarez, y negó que le hubiera exigido dar su visto bueno por adelantado a las recomendaciones del comité de vacunas.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.
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