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El olor del pan recién horneado

Juan Carlos de Marcos

EN MARZO, confinados en casa sin contacto físico con familia y amigos, muchos se lanzaron a la aventura de la repostería en un intento nostálgico por reencontrarse con esa sensación de hogar que arrastran olores como el del pan recién hecho. La afición culinaria continúa, pero la reincorporación laboral la complica. Facilitan el proceso moldes como el de la imagen, de Lékué, que permite realizar todas las fases del preparado del pan en un único recipiente (en él se mezclan los ingredientes, se amasan y, una vez conseguida la pasta, se cierra y se mete en el horno). Todo gracias a la silicona platino con la que está elaborado, material insignia de la firma barcelonesa desde que en 2005 patentó su uso en productos para hornear —hasta entonces se empleaba en sectores como el sanitario o el tecnológico—. La fábrica de caucho que fundó en 1980 José María Llorente se convirtió así en referente internacional con diseños como su estuche de vapor para microondas. Su última novedad es este kit de pan (39,90 euros), que incluye el recipiente, espátula y una bandeja para barras pequeñas. 

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