Los nutrientes de los alimentos en peligro por contaminación
Un reciente estudio sostiene que la emisión de gases empeora el contenido nutricional de alimentos básicos como el arroz. Dos de las investigadoras explican las implicaciones para la salud
Un amplio estudio publicado recientemente en Science Advances muestra que el arroz que ha crecido con altos niveles de dióxido de carbono contiene cantidades inferiores de nutrientes fundamentales. Este hecho tendrá consecuencias significativas, en particular para las comunidades que dependen de este cereal como fuente vital de alimento. Los investigadores participantes en el trabajo afirman que hay que empezar ya a analizar lo que esto puede suponer para los consumidores, los responsables políticos y el sector privado.
Malnutrition Deeply ha hablado con dos de los autores del estudio: Irakli Loladze, profesor asociado de la Escuela Universitaria Bryan de Ciencias de la Salud, y Kristie Ebi, directora del Centro para la Salud y el Medio Ambiente Mundial (CHanGE, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Washington. Puede escuchar la entrevista en este enlace o leer la transcripción editada y condensada que reproducimos a continuación.
Pregunta. ¿Cuáles son los descubrimientos más importantes publicados en el artículo?
Kristie Elbi. Los experimentos conocidos como FACE, o enriquecimiento del dióxido de carbono en atmósfera libre, nos dirán lo que podría suceder en un mundo futuro con concentraciones mayores de este gas. Además, basándose en trabajos anteriores, el estudio ha descubierto cómo cabe esperar que se comporten los arrozales de Japón y China en esas condiciones. Se prevé que, entrado el siglo, se produzca un descenso muy importante del contenido en proteínas, hierro y zinc. Estos dos últimos elementos fueron los únicos micronutrientes que analizamos, pero hay motivos para creer que también se reducirán otros.
Los resultados son muy preocupantes para la salud maternoinfantil. Las pérdidas de nutrientes pueden afectar nada menos que a 600 millones de personas del sudeste de Asia que dependen en gran medida del arroz. A pesar de que muchos países de la zona se están desarrollando, este cereal sigue siendo un componente fundamental de su dieta. Por ejemplo, en Bangladés, una media de tres de cada cuatro calorías proceden del arroz. Este hecho podría tener importantes repercusiones para la alimentación de gran parte de la población mundial.
P. ¿Con qué dificultades tropieza cuando intenta conseguir fondos para la investigación?
Irakli Loladze. En 2002 estaba realizando mi investigación posdoctoral en Princeton. Publiqué en una prestigiosa revista y demostré con argumentos la relación entre el aumento del dióxido de carbono y la alimentación humana. Pensaba que todo había salido bastante bien, pero a continuación solo vinieron problemas y más problemas. Todavía sigo dándole vueltas a cuáles fueron las razones, y una es que, en aquel entonces, los datos eran limitados, y los biólogos, como es lógico, necesitan pruebas, y conseguirlas costó años. No obstante, en el fondo también es un problema multidisciplinar que abarca desde el medio ambiente hasta la fisiología de las plantas, la alimentación y la salud humanas. Los especialistas en cada disciplina lo contemplan desde su perspectiva, y puesto que nunca han oído hablar del tema como expertos, no le dan mucha importancia.
P. Como ustedes dicen, algunos de los hallazgos son muy preocupantes, sobre todo en sitios donde las dietas dependen del arroz. ¿Qué implicaciones políticas tiene su estudio?
K. E. La respuesta también es muy preocupante. Los medios de comunicación han encontrado el estudio interesantísimo. Han dedicado mucho espacio al tema y, sin embargo, la financiación no llega. Se está llevando a cabo muy poca investigación en este campo. Por eso, la mayor parte del trabajo para el artículo se hizo desinteresadamente. A la gente le preocupa el estudio, se hicieron esfuerzos para reunir la información, pero nosotros pusimos nuestro tiempo como voluntarios. No tenemos donantes que vengan diciéndonos que queda mucho trabajo por delante, y, desde luego, los Gobiernos no se han dirigido a mí para preguntarme qué vamos a hacer al respecto. Esperamos que, a medida que el tema tenga más resonancia en los medios, llegue a los donantes y a los Gobiernos y empiecen a tomárselo en serio.
“La anemia por deficiencia de hierro afecta al doble de gente que la inseguridad alimentaria”
Un aspecto preocupante es, por ejemplo, el del hierro. La anemia por deficiencia de hierro afecta al doble de personas que la inseguridad alimentaria. Sin embargo, la respuesta habitual del sector de la sanidad ha sido dar a la gente una pastilla y comprimidos de hierro para aumentar sus reservas de este mineral. El método funciona, por supuesto, pero si funcionase de verdad, no habría 2.000 millones de personas con déficit de hierro. Por eso las respuestas tendrán que atender a diferentes factores e involucrar a diferentes sectores. Vamos a tener que buscar maneras de que la gente consuma una dieta más variada y considerar las nuevas tecnologías. Tendremos que investigar bastante para desarrollar una gama de opciones, de manera que los países puedan prepararse y asegurarse de que están aplicando las medidas y las tecnologías necesarias para paliar los efectos cada vez mayores.
P. ¿Cuáles son los próximos pasos que quieren dar en su investigación?
I. L. A este respecto, desde mi punto de vista hay una cuestión verdaderamente interesante que afecta a los habitantes tanto de los países desarrollados como en desarrollo, y es que no solo descenderá el contenido en minerales, sino que la relación entre hidratos de carbono y proteínas aumentará significativamente. Me refiero a cualquier planta. La relación aumentará entre un 20% y un 30%, y con ello la relación entre hidratos de carbono y minerales. Con cada bocado de comida estamos tomando un poco más de féculas y azúcares y menos nutrientes.
Y si tomamos cientos de kilos de más de calorías vacías, ¿qué efectos tendrá esto para la diabetes o la obesidad? El interrogante sigue abierto. En estos momentos no tenemos respuesta para él.
M. D. ¿Han recibido alguna otra reacción de rechazo a la que les gustaría responder?
K. E. Hemos recibido diversas respuestas de parte del sector de la sanidad, diciendo, básicamente, que no es ningún problema, que, o bien darán pastillas a todo el mundo ‒cosa que no parece que se haya cumplido con demasiada eficacia‒, o aumentarán la riqueza de la gente, y esta cambiará su dieta. Pero muchos países del sudeste de Asia, a pesar de estar desarrollándose, no han cambiado esencialmente su gran dependencia del arroz. Desconocemos por completo cómo se propagarán las consecuencias por la cadena alimentaria.
Este texto fue publicado originalmente en inglés en la página web de Newsdeeply en este enlace.
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