Más de la mitad de los chupitos que le sirven son ilegales

Invitación de la casa: una frasquita de licor de hierbas, orujo, pacharán, limoncello o crema de orujo acompañada de unos vasos de chupito; un detalle que pone el broche a una comida de amigos y que aceptamos de buen grado sin reparar en que más de la mitad de las veces no cumplen con la normativa. La pequeña botella de cristal de aspecto rústico nos remite a lo artesanal, pero la mayoría de las veces no sabemos con lo que brindamos.

Desde 2014, el Real Decreto 164/2014 establece las normas para la producción, designación, presentación y etiquetado de determinadas bebidas espirituosas y, en su artículo 10, prohíbe expresamente "el trasvase o rellenado [de estas bebidas] en los establecimientos de venta, mayoristas, detallistas, cafeterías, bares, tabernas, restaurantes u otros establecimientos de consumo colectivo". Es decir, que esa botellita tan atractiva que rellenan en la barra antes de llevarla a la mesa es ilegal. En su lugar, los envases deben ser presentados a los clientes con las etiquetas y precintas puestas y el establecimiento debe contar con los documentos legales que justifiquen la compra del producto.

Una normativa que desconocemos el 67% de los españoles, a la vez que el 80% de los consumidores reconoce que les sirven licores en frascas sin etiquetar, según el estudio que llevó a cabo la Federación Española de Bebidas Espirituosas (FEBE), con el apoyo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y la Federación Española de Hostelería (FEHR). Lo que es más: el 81% de los hosteleros conoce la normativa y admite no aplicarla, aunque más del 70% verían fácil y beneficioso hacerlo.

"Las etiquetas son garantía de seguridad alimentaria y trazabilidad", recuerda la FEBE. Chupito de la casa, sí, pero en la botella etiquetada, por favor.