Pura Vida Fondón 2017, cometas en abril

LAS TEMPERATURAS extremas, la noche serrana, la humedad que llega del mar, el sol y su fuerza en verano y la garnacha arcillosa ofrecen una combinación mágica. María del Mar y Rober, fautores, ponen el resto en forma de dedicación y amor por la libre expresión de sus uvas. El resultado es Pura Vida 2017: refleja una energía y una fuerza que se acercan a la felicidad. Es un vino festivo, de amapolas y de campo que revienta con el buen tiempo. El paso alegre del mirlo, su cantar polifónico, el enamoramiento están en él. Es fresco y muestra con orgullo los tesoros del bosque cercano: fresas silvestres y madroños. El espíritu de la tierra oscura y sabia, vieja y desatendida, se hace visible: agradece una mirada limpia y esa intuición que, en la copa, se convierte en lindes de campo, en arbustos y mariposas, en currucas y en flor de ciprés. El trago nos sumerge en el corazón vegetal de la uva.