_
_
_
_

Siete cosas que se hacen mejor sin luz

La oscuridad potencia el resto de los sentidos y ayuda a tomar decisiones creativas. Un puñado de planes para La Hora del Planeta

Carolina García

Tic, tac. El reloj empieza a girar y en unas horas se apagarán las luces de cientos de ciudades en todo el mundo. Efectivamente, a partir de las 20.30 horas de mañana sábado, 28 de marzo, usted contará con 60 minutos para ayudar al planeta y disfrutar de su tiempo de una forma diferente: en la oscuridad. La iniciativa La Hora del Planeta, que nació en el año 2007 en Sidney (Australia) y que organiza el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), está considerada como una de las mayores campañas globales de movilización y de lucha contra el cambio climático. Desde entonces se ha logrado una participación de más de 7.000 ciudades y pueblos de 160 países.

“Miles de personas han demostrado que un futuro basado en las energías limpias es posible. Y miles de ciudades se suman cada año a la campaña apagando las luces de sus monumentos más emblemáticos, como, entre otros, la Torre Eiffel, de París; la Sagrada Familia, de Barcelona; las Pirámides de Guiza, en Egipto, o el Vaticano, en Roma”, aseguran los organizadores. “Lo más importante es lanzar un mensaje de lucha contra el cambio climático. Se busca que se produzca un grito global en defensa del planeta”, asegura Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF España, naturalista y colaborador en estudios sobre especies amenazadas.

Se busca que se produzca un grito global en defensa del planeta", asegura Juan Carlos Del Olmo

“La Hora del Planeta es, principalmente, una iniciativa lúdica. No se pretende medir el ahorro energético, ya que el impacto real es la sensibilización, de lo contrario hubiéramos elegido otro día que no fuera sábado, con uno de los picos de gasto energético más bajo de la semana”, prosigue. En España, además del apagado de los monumentos emblemáticos, varias grandes empresas seguirán la hora del planeta. Secundarán la medida Pascual, Grupo PRISA, Mahou San Miguel y Banco Santander, entre otras. Ahora que ya sabe el porqué de la medida, toca decidir en qué invertirá una hora sin luz. Todas estas cosas se hacen mejor en la oscuridad.

La Plaza de Cibeles, en Madrid, antes y durante La Hora del Planeta.
La Plaza de Cibeles, en Madrid, antes y durante La Hora del Planeta.GORKA LEJARCEGI

1. Tocar a su pareja

Las relaciones sexuales a oscuras no tienen por qué ser algo mustio y aburrido. En 2008, Greenpeace presentó una guía para tener sexo en concordancia con el medio ambiente. La primera medida era apagar la luz: "Desde la cama puedes comenzar una verdadera revolución energética. Así que siempre apaga la luz. Las velas de cera de abeja y parafina, y no las hechas con base de petróleo, pueden ser muy románticas", recomienda la ONG. Un dato curioso: según un último estudio de la compañía de juguetes sexuales Adam & Eve, el 41% de los adultos prefieren hacer el amor con la luz apagada. Y no siempre es por pudor. La oscuridad potencia nuestros sentidos (también el tacto), y acariciar a la luz de las velas es una fascinación compartida de los españoles, que según una encuesta de la firma de moda Bjrn Borg señalan, en un 66%, las relaciones sexuales como actividad preferida en momentos de oscuridad, "utilizando, como diversión, ropa interior que brilla".

2. Comer y saborear

El restaurante Dans Le Noir ha llevado la experiencia de disfrutar de la comida en la oscuridad hasta sus locales en Nueva York, París y Barcelona, entre otros. “Buscamos que los clientes se enfrenten, sin la vista a una diversidad de situaciones, olores y sabores. Nadie tiene la posibilidad de ver qué está comiendo o bebiendo hasta salir del lugar, y solo con la ayuda de las fotografías de los platos que se han servido se podrá confirmar si el paladar ha sabido identificar los alimentos”, explican en su página web.

Aprovechando los 60 minutos de apagón por el planeta, podemos imitar esta situación en nuestras casas y ver si en la completa oscuridad podemos ser capaces de adivinar lo que comemos (alguien tiene que hacer de guía). “Para que funcione, cualquier fuente de luz externa queda prohibida, como teléfonos móviles, relojes o cámaras fotográficas”, aseguran los dueños del local.

La Asociación Británica de Psicología, por su parte, asegura que privar de la vista puede favorecer tanto al gusto como al olfato. Según este organismo, este fenómeno se debe a dos cuestiones. "En primer lugar, con este gesto se evita la influencia de la visión a la hora reconocer los sabores y los alimentos. Por ejemplo, los colores nos suelen dar una idea sobre la calidad de la comida; lo que demuestra que, muchas veces, la anticipación constituye una buena parte del placer de comer", explican los expertos en un estudio. "En segundo lugar", continúan, "eliminar la visión permite que nos concentremos más en el sabor y la textura de lo que estamos comiendo. Somos seres humanos que tenemos limitada la capacidad de atención y la vista tiende a capitalizar gran parte de nuestros recursos neuronales". Comer sin luz le hará concentrarse en lo esencial.

3. Percibir los matices de una melodía

Oímos mejor en la oscuridad. Cuando falta la visión, las personas tendemos a sacar un mayor provecho de los otros sentidos, según concluye un estudio publicado en Neuron. Los resultados apuntan a “que la carencia de visión permite escuchar los sonidos más suaves, que no se percibían hasta entonces, y también discriminar mejor los tonos. El ensayo concluye así: “Cuando escuchamos una canción conocida con ruido de fondo, a veces parece que el ritmo y la melodía son diferentes, porque algunas de las notas se pierden entre el ruido. Nuestro trabajo sugiere que sin el sentido de la vista se pueden rescatar estos sonidos perdidos y apreciar la música como en realidad es”.

Consejo: no enchufe el estéreo, sea solidario, y si tiene un amigo que toca la guitarra, o cualquier otro instrumento, no olvide invitarlo a esta Hora del Planeta 2015.

4. Ponerse místico

Según los seguidores del feng-shui, la oscuridad es energía Yin, lo que significa que un ambiente sin luz o en la penumbra hace que la energía se aquiete y concentre. Aunque no hay evidencia científica, practicar yoga en la oscuridad, según sus defensores, ayuda a focalizar la tención en sus sensaciones. "Cuando perdemos alguno de nuestros sentidos, de manera automática y progresiva se van desarrollando el resto. Cuando, por ejemplo, olemos algo que nos gusta, inspiramos profundamente y automáticamente ese gesto va acompañado, casi siempre, con una caída de párpados que nos hace sentir más ese olor. En resumidas cuentas, cuando queremos disfrutar más de algo, cerramos los ojos", explican desde Yoga Estudio.

5. Jugar con sus hijos (como un niño más)

Aproveche la coyuntura (sobre todo si su hijo tiene miedo a la oscuridad) para inventar juegos en los que toda la familia pueda participa. Por ejemplo, los expertos en psicología recomiendan divertimentos como la gallinita ciega, en el que uno de los miembros se venda los ojos y tiene que buscar al resto, o el toca-toca, en el que se introducen varios objetos en una bolsa y hay que ir adivinando que son uno a uno, como recomiendan desde Vitasalud.

El problema de la vela de Karl Duncker
El problema de la vela de Karl Duncker

6. Sacar partido a la creatividad

Un estudio publicado en Journal of Environmental Psychology concluyó que pensar en diferentes ambientes de luz influye en la creatividad de las personas. Hicieron dos pruebas. Para el primer experimento los sujetos tuvieron que imaginar y describir un lugar iluminado y otro oscuro, después debían dibujar a un ser de otro planeta. Las personas que habían imaginado un lugar oscuro fueron más creativas.

La segunda prueba se ambientó en diferentes tipos de iluminación y 114 participantes fueron repartidos en tres grupos: iluminación de oficina, luz de estudio de televisión y un ambiente con iluminación opaca. Para analizar la creatividad en dichos ambientes se les planteó el popular “problema de la vela”, de Karl Duncker. En él, se ofrece una imagen con cuatro objetos: mesa, cerillas, caja de chinchetas y vela, y el objetivo es encender la vela de tal manera que no toque la mesa ni se derrame cera sobre ella. Como resultado, los investigadores aseveraron que los individuos del grupo con el ambiente oscuro resolvieron el problema más fácilmente que los demás grupos. No lo dude: dedique la hora sin luz a pensar soluciones para un conflicto que requiera de su inventiva.

7. Pasear… o nadar

No hace falta ningún estudio científico para validar la belleza de los paseos nocturnos, donde podría detenerse ante el espectáculo de los monumentos sin luz. Si tiene la suerte de vivir junto al mar, aproveche para darse un baño. Que no le dé miedo la oscuridad, pues su visión se restaura ante la ausencia de luminosidad. La razón, según la Universidad de Canadá, está en la plasticidad del cerebro. Aún falta por investigar cuánta luz es necesaria, y durante cuánto tiempo, para que este efecto se produzca.

Si no le apetece ninguno de estos planes, siempre puede dormirse. Hacerlo en completa oscuridad es lo más adecuado… y nadie se va a enterar.

;)

Finalizado

Concurso cerrado. ¡Gracias por participar!

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carolina García
La coordinadora y redactora de Mamas & Papas está especializada en temas de crianza, salud y psicología, y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es autora de 'Más amor y menos química' (Aguilar) y 'Sesenta y tantos' (Ediciones CEAC). Es licenciada en Psicología, Máster en Psicooncología y Máster en Periodismo de EL PAÍS.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_