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El arranque de curso se ve lastrado por la falta de profesores de Matemáticas, Informática y Ciencias

Muchos centros tienen problemas para cubrir plazas y sustituciones en materias científico-técnicas en la ESO, Bachillerato y FP. La escasez limita el potencial de mejora de la educación española

Curso escolar
Una clase del instituto público Serpis, en Valencia, el curso pasado.Mònica Torres
Ignacio Zafra

El nuevo curso escolar, en el que 8,3 millones de estudiantes volverán a las aulas, comienza oficialmente este lunes. Los centros cerraron en junio con récord tanto de alumnado como de profesorado (784.425). Y la previsión es que el sistema educativo siga expandiéndose, pese a la fuerte caída de la natalidad de la última década, gracias al crecimiento de las etapas no obligatorias, particularmente de la Formación Profesional. El inicio de las clases situará de nuevo a muchos institutos ante la dificultad de completar las plantillas y cubrir las sustituciones del profesorado de matemáticas, informática, física, y otras disciplinas científico-técnicas de la ESO, el Bachillerato y la FP. Un déficit que afecta en mayor o menor medida a todas las comunidad autónomas, y, según admiten los responsables del Ministerio de Educación, se está agudizando.

El motivo principal son las salidas laborales que otros sectores económicos ofrecen a los graduados en dichas especialidades, con frecuencia con salarios más altos (el salario medio anual de los trabajadores de actividades financieras se sitúa en 46.122 euros, según los últimos datos de la Encuesta de Estructura Salarial, que usa datos de 2021, frente a los 28.272 de los empleados en educación), perspectivas de carreras profesionales más prometedoras, e incluso, al menos de entrada, mayor estabilidad. El problema no solo supone un quebradero de cabeza cada vez mayor para muchos directores de instituto, sino que lastra el funcionamiento y el potencial de mejora de la enseñanza española.

La Comisión Europea situó, en un informe publicado en 2023, la carencia de docentes del área STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) como uno de los principales obstáculos para la enseñanza en España, en un documento en el que advertía de que la escasez de profesorado cualificado, que también se da en otros países de la Unión, se asocia “con un descenso en el rendimiento estudiantil y los resultados educativos”.

Desde el año 2006, la puntuación del alumnado español en la prueba de matemáticas del Informe PISA, la gran evaluación internacional que organiza periódicamente la OCDE, ha caído 15 puntos ―en el conjunto de la OCDE ha descendido 20―. Una tendencia que ha llevado al Gobierno a diseñar un plan de refuerzo en la asignatura que arrancará este curso. Su despliegue se encontrará, sin embargo, con un contexto en el que los centros ya tienen problemas para cubrir sus necesidades actuales. Inicialmente, el número de docentes adicionales de matemáticas que exigirá el plan no será muy elevado, porque el programa cuenta con un presupuesto de partida de solo 95 millones de euros. Pero si, como espera Educación, la aprobación de los presupuestos de 2025 ―el Gobierno funciona ahora con los de 2023 prorrogados― permite multiplicar los fondos del plan de refuerzo, harán falta muchos profesores de matemáticas más para desarrollar el programa, y la dificultad para encontrarlos aumentará.

“Va a ir a más”

“Es especialmente difícil encontrar profesores de Informática, Electrónica y otras especialidades de FP para empezar el curso. Matemáticas se complica más adelante, cuando hacen falta sustituciones”, afirma Rosa Rocha, presidenta de la asociación de directores de institutos públicos de Madrid. “Lo peor”, dice José Luis García, director de un instituto público en Albacete, “es que si se agota por ejemplo la lista de interinos de Informática, tiran de las llamadas listas afines, y se da el caso de que viene un físico a impartir grados superiores de FP, lo cual es un problema, porque tiene que dar contenidos muy específicos y técnicos para los que no está formado”. Y el curso pasado, en el instituto público que Isabel Saturno dirige en Murcia estuvieron hasta noviembre sin un profesor del ciclo de FP de Mecanizado. “Al final, la consejería permitió que los directores buscáramos directamente profesorado en ciertas materias. Llamé a una empresa donde nuestro alumnado hace prácticas, y les pedí por favor si tenían un ingeniero que pudiera venir a dar clase. Y así conseguí resolverlo. Pero hay que buscar otra solución, porque esto va a ir cada vez a más”, afirma Saturno. Testimonios parecidos pueden escucharse de boca de directores por toda España, aunque no existe un dato oficial que estime la carencia. Entre otras cosas, porque mediante la clase de parches descritos, los agujeros se van tapando.

“Históricamente”, dice Antoni Morante, que fue director general de Planificación de Baleares hasta el año pasados, “una salida natural para muchos graduados de Matemáticas y estas otras disciplinas era la docencia. Pero desde hace unos años ha cambiado radicalmente, porque la empresa privada les ofrece buenos puestos”. Hoy, pocas personas que terminan Informática, se plantean hacer el máster de profesorado de secundaria, obligatorio para enseñar en un instituto, tendiendo otros empleos fácilmente disponibles, prosigue José Manuel Almeida, director general de Recursos Humanos de la Consejería de Educación de Castilla-La Mancha: “Primero por el esfuerzo que supone hacer el máster. Y también porque, como en la universidad pública hay pocas plazas, normalmente tienen que ir a la privada, donde cuesta un dineral”.

Ola de jubilaciones

El problema se produce en un contexto de máximos históricos de profesorado y alumnado. Esto último se debe, en buena medida, a la expansión de la Formación Profesional, que ha crecido un 55% en 10 años hasta los 1,1 millones de estudiantes. Y todo apunta a que la demanda seguirá en aumento, especialmente en la rama científico-técnica, que concentra cuatro de las cinco titulaciones con mejores salarios al año de haber terminado los estudios (Química industrial, Programación de la producción, Mecatrónica, y Audiología protésica). Llegado un punto, la bajada de la natalidad que ya sacude el segundo ciclo de infantil y la primaria, llegará a la secundaria, lo que puede contribuir a aliviar la escasez de docentes STEM. Pero esa tendencia demográfica se producirá a la vez que otra: la Comisión Europea destaca como otros de los problemas del sistema educativo español el hecho de que un 21% de su profesorado de secundaria tiene más de 55 años. Y en la educación pública, los docentes de dicha etapa suelen jubilarse en torno a los 60, señala Francisco Venzalá, presidente del sindicato de profesores ANPE (en la privada, normalmente a los 65).

“Un gran grupo de docentes de matemáticas estamos llegando a la edad de jubilación, y va a haber un problema serio a la hora de reponernos”, afirma Julio Rodríguez Taboada, presidente de la Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas, “no solo en cuanto a la cantidad, sino también a la calidad profesional del colectivo”. Taboada se refiere al hecho de que, de forma creciente, quienes entran a impartir Matemáticas en los institutos no estudiaron dicha especialidad, sino ingenierías, Arquitectura, Química o Economía. Y la ola de jubilaciones de docentes veteranos (que sí cursaron Matemáticas) acentuará dicha tendencia. Provenir de otras carreras no impide ser buen docente de una disciplina, pero hace que la dificultad para lograrlo sea mayor, y suele exigir un tiempo de rodaje, sobre todo para dar clase en los cursos superiores. El cambio de perfil de quienes se decantan por enseñar Matemáticas parece ser una de las razones por las que un elevado número de aspirantes suspenden las oposiciones de dicha especialidad convocadas en los últimos años, que han dejado porcentajes de plazas sin cubrir del 60% en Madrid, el 39% en la Comunidad Valenciana y el 30% en Cataluña.

Julio Rodríguez, presidente de la Federación Española de Asociaciones de Profesores de Matemáticas, en el instituto As Barxas en Moaña (Pontevedra), en 2023.
Julio Rodríguez, presidente de la Federación Española de Asociaciones de Profesores de Matemáticas, en el instituto As Barxas en Moaña (Pontevedra), en 2023.OSCAR CORRAL

Incentivos económicos y otras posibles soluciones

La dificultad para encontrar docentes de estas áreas ha llevado a algunos países, como Reino Unido, a ofrecer incentivos económicos, bajo la forma de becas, a quienes se preparan para ser profesores de dichas especialidades. Y a otros, como Países Bajos o Letonia, a facilitar el tránsito de profesionales del sector privado a la docencia. En España, el acceso al cuerpo de profesorado de secundaria, que exige estudiar una carrera, cursar después el máster de secundaria y aprobar finalmente la oposición, siempre ha sido un proceso largo y costoso. Y se ha vuelto especialmente disfuncional en la mayoría de las disciplinas STEM. La situación podría servir para poner encima de la mesa un cambio de calado en el modo de acceder al cuerpo de secundaria, con la creación de carreras específicas para ser profesor de instituto, al menos en estas disciplinas y aunque fuera de forma complementaria con la vía actual, del mismo modo que hay grados para ser maestro en primaria e infantil. Se trata, señala César Coll, catedrático emérito de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad de Barcelona, que ha participado en varias reformas educativas, de una idea que, en distintas versiones, lleva planeando sobre el sistema educativo desde hace más de 30 años sin haber llegado a concretarse y podría contribuir a paliar el problema.

Dichas carreras de profesorado STEM incluiría una parte centrada en la formación especializada de la disciplina, aunque sin tanta profundidad como requieren las respectivas carreras de Matemáticas, Física, o Informática, sino más adaptadas al tipo de conocimiento que tendrían que impartir en los institutos, con otra más centrada en la didáctica específica de la materia, en cómo enseñarla. Permitiría el acceso al cuerpo de secundaria, vía oposición, sin necesidad de hacer el máster de secundaria. Y esquivarían muy probablemente la altísima nota de acceso que han alcanzado carreras como Matemáticas (en buena parte de España no baja del 12).

Las tentativas de llevar a cabo una reforma así se han visto frustradas anteriormente, en parte, por resistencias dentro de la propia universidad. Y el nulo interés de las facultades del área STEM por dejar escapar lo que en su momento constituyó una parte importante de su alumnado, el futuro profesorado de secundaria. Dicho escenario, sin embargo, ha desparecido, y José Manuel Pingarrón, hasta mayo secretario de Estado de Universidades, cree que la idea podría ser ahora “perfectamente aceptada” en el mundo académico. Habría que definir si dichos nuevos grados se ubicarían en las facultades de cada especialidad, en las de educación, o serían titulaciones compartidas entre ambas, diseñar bien los planes de estudio y hacer cambios a nivel de órdenes ministeriales para eximir a sus graduados del máster de secundaria. El cambio podría proporcionar nuevo alumnado a las universidades públicas, a corto plazo las mejor preparadas para generar una oferta así, porque ya disponen de buena parte del personal necesario ―que es también escaso; la falta de candidatos suficientes para ser docentes de especialidades STEM también afecta a las facultades por motivos similares a las de los institutos―. El único gran perjudicado a la vista sería, en principio, el formidable negocio que han encontrado las universidades privadas con el máster de profesorado de secundaria ―ofertan cada año más de 25.000 plazas, más de la mitad del total―, gracias, sobre todo, a su modalidad a distancia.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.
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