BODA REAL EN WINDSOR
El príncipe Carlos, de 56 años, heredero de la corona británica, se casó ayer con la que ha sido su amante durante 35 años, Camila Parker Bowles. La boda sólo congregó a 15.000 personas en las calles de Windsor, frente a las 600.000 que abarrotaron en 1981 los alrededores de la catedral de San Pablo, en Londres, para acompañar al altar a Carlos y Diana Spencer.
JOHN CARLIN
La nueva esposa puede convertirse en una inesperada ayuda para el príncipe Carlos
EL FIN DE UN PAPADO
ENRIC GONZÁLEZ | Roma
La capital italiana, que se recupera de días de grandes emociones y multitudes, se siente satisfecha de su papel en la muerte del Papa
El alcalde de Roma, Walter Veltroni, lucía ayer una de esas sonrisas que suelen atribuirse al consumo de estupefacientes o a las culminaciones sexuales. "Me ha llamado el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, para felicitarme", anunció. A Veltroni y a Roma les llovían las alabanzas.
La maquinaria comienza a funcionar en el Vaticano, apenas sepulto Juan Pablo II. Los cardenales electores (115, debido a dos bajas confirmadas) se comprometieron ayer a no conceder entrevistas a los medios de comunicación para evitar problemas. El cónclave se iniciará a las 16.30 del lunes 18 de abril.
En el segundo aniversario del derribo de la estatua de Sadam Husein en la plaza del Paraíso de Bagdad -que marca la caída de la capital de Irak en manos estadounidenses-, decenas de miles de iraquíes marcharon sobre ese lugar para exigir la retirada de las tropas extranjeras.
J. P. VELÁZQUEZ-GAZTELU / MARGARIDA PINTO | Lisboa
El eco de los atentados del 11-S y el 11-M se ha dejado escuchar en Nueva York durante dos días a través de las voces de españoles como Juan Luis Cebrián, consejero delegado del Grupo PRISA (editor del diario EL PAÍS), o de estadounidenses como el congresista Tim Roemer, miembro de la comisión del 11-S, invitados, entre otros, al foro de debate organizado por la New School University y el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB)..
El sentimiento antijaponés estalló ayer en Pekín. Varios miles de chinos, la mayor parte estudiantes, se concentraron ante la Embajada de Japón -en el centro de la capital- y arrojaron piedras y botellas de agua por encima de los muros de la legación.
CARTA DEL CORRESPONSAL
| Estrasburgo
GABRIELA CAÑAS