"Queremos que el mercado español se abra"
La contundente victoria de José Sócrates en las elecciones de febrero pasado vino acompañada de un regalo envenenado: una economía estancada, sumida en la recesión, con el paro en alza y las cuentas públicas fuera de control. Durante una entrevista concedida el pasado viernes a EL PAÍS en el Palacio de São Bento, de Lisboa, el primer ministro repite una y otra vez la misma idea: las empresas portuguesas deben aumentar su presencia en España para contrarrestar lo que algunos llaman invasión de compañías españolas en Portugal.
Pregunta. ¿Por qué ha elegido España para su primer viaje al extranjero?
Respuesta. España es una prioridad para el Estado portugués en materia de política exterior. Si hay un objetivo que queremos cumplir es que las empresas portuguesas miren más hacia España. Queremos más presencia portuguesa al otro lado de la frontera, y creemos que eso será bueno para Portugal y para España. El equilibrio comercial entre ambos países es un objetivo del Gobierno portugués, por eso hemos elegido España para la primera visita oficial. Tenemos tres prioridades en materia de política exterior: España, España y España. Pero hay otra razón: una buena relación personal puede favorecer nuestro objetivo. Quiero tener una buena relación con José Luis Rodríguez Zapatero.
"La idea de la derecha de sacrificar todo para controlar el déficit público ha fracasado"
"En el mercado portugués y en el español perviven sentimientos retrógrados y proteccionistas"
P. ¿Cómo va a influir en la relación bilateral el hecho de que dos socialistas gobiernen en Madrid y en Lisboa?
R. Naturalmente, tengo la esperanza de que eso ayude. Las relaciones entre ambos países son buenas, independientemente de la ideología de los gobiernos. Las cosas fueron muy bien con (António) Guterres y (José María) Aznar, y también con Zapatero y (José Manuel) Durão Barroso, salvando las diferencias en política internacional. Mi voluntad es estar a la altura en un momento de sintonía entre ambos gobiernos.
P. En la presentación de su programa de gobierno ante el Parlamento usted prometió llevar de nuevo a Portugal al crecimiento económico y crear 150.000 empleos en cuatro años. ¿Cómo piensa conseguirlo?
R. Para que la economía crezca son necesarias dos cosas: confianza e inversión. En Portugal no se ha cuidado lo que es importante: la economía. Sólo se ha mirado, y de forma obsesiva, al problema de las cuentas públicas. Eso ha sido un error porque ha hecho más profundo el problema económico, y, además, el objetivo de controlar el déficit público no se ha conseguido. ¿Cómo volver a crecer? No repitiendo los errores y centrando los esfuerzos políticos en lo esencial: crear un clima de confianza positivo para los negocios, desburocratizar y mejorar la eficiencia de los principales servicios públicos, en especial la Seguridad Social, la Justicia y la Educación. Con este objetivo, hemos presentado ya al Parlamento tres propuestas que forman el triángulo de nuestra política económica: en primer lugar, un programa de inversiones en infraestructuras públicas para los próximos cinco años. Haremos un gran llamamiento a la inversión privada para que participe. En segundo lugar, queremos poner en marcha un plan para fomentar la cultura de la innovación y de incentivo al riesgo, la iniciativa y la modernización tecnológica. Finalmente, nos comprometemos a equilibrar las cuentas públicas, pero viendo ese equilibrio como un instrumento al servicio del crecimiento económico.
P. Portugal tiene un grave problema de déficit público y fue el primer país de la zona euro que rompió el techo del 3% del PIB establecido en el Pacto de Estabilidad. Esta semana, la Comisión Europea se ha negado a validar las cuentas públicas portuguesas de 2004 y el ministro de Hacienda ha reconocido que el déficit real está cerca del 6%.
R. El problema de las finanzas públicas ha ejercido un dominio total durante los últimos tres años, y eso se ha acabado. Nuestro problema es un problema económico, nuestro problema es la (escasa) cualificación de los portugueses, la necesidad de crear un clima de confianza para las inversiones, para la modernización tecnológica. La idea de la derecha de sacrificar todo para controlar el déficit ha fracasado. No es realista reducir el déficit en un solo año, hay que hacerlo gradualmente, y por eso el Pacto de Estabilidad ha sido revisado, para hacerlo más flexible y no obligarnos a fingir que lo cumplimos, cuando no lo hacemos.
P. Su Gobierno tiene 16 ministros, pero sólo dos son mujeres. ¿Por qué tan pocas?
R. Tenemos un problema de participación de las mujeres en el mundo político, que no existe sólo en la sociedad portuguesa y que no se soluciona de golpe. Cuando se forma un Gobierno es necesario elegir a personas que tengan ya una carrera política, con experiencia, y la verdad es que hasta ahora ha habido pocas mujeres en política. Pero se ha producido un gran cambio en el Parlamento gracias al Partido Socialista. Lo que muchos otros habían prometido, yo lo he cumplido. Por primera vez, más de un tercio de los diputados del PS son mujeres, y de las 54 mujeres que hay en el Parlamento, 40 son socialistas.
P. Según varias asociaciones, hay entre 20.000 y 40.000 abortos clandestinos al año en Portugal. ¿Cuándo tendrá lugar el referéndum sobre la despenalización del aborto que usted prometió durante la campaña electoral?
R. Es el presidente de la República quien decide sobre la fecha del referéndum. Nuestro deber es presentar la propuesta de convocatoria en el Parlamento, cosa que ya hemos hecho. Era lo que prometíamos en nuestro programa y lo hemos cumplido.
P. ¿Espera que se despenalice el aborto?
R. Claro. En el referéndum de 1998 yo hice campaña en favor de la despenalización para acabar con el aborto clandestino y con la criminalización de las mujeres que lo practican. Desafortunadamente, perdimos ese referéndum, y pienso que ahora es el momento para preguntar de nuevo a los portugueses qué opinan sobre el asunto. Hay quien piensa, como el Partido Comunista, que tenemos mayoría en la Asamblea y que podemos cambiar la ley sin referéndum. No es ésa mi opinión; quiero una ley sobre el aborto que tenga total legitimidad, que no sea después contestada por una mayoría diferente en el Parlamento.
P. ¿Qué piensa de los recelos que despierta en ciertos sectores de la sociedad portuguesa la llamada invasión de empresas españolas?
R. Es un sentimiento equivocado. La economía portuguesa gana con la apertura. Esa apertura, con más competencia, ha hecho que nuestras empresas sean más eficientes y que presten mejores servicios. Por otra parte, Portugal, en general, no tiene ningún complejo. Lo que queremos es que el mercado español se abra de la misma manera. En el mercado portugués y en el mercado español perviven sentimientos retrógrados y proteccionistas que los dos gobiernos deben evitar, porque son contrarios a nuestros intereses. La mayor parte de esas voces son sólo llamamientos al proteccionismo que no favorecen ni a nuestras economías ni a los consumidores.
P. ¿Va a cumplir el compromiso de crear el Mercado Ibérico de la Electricidad tal como fue pactado entre los anteriores gobiernos?
R. Sí, totalmente. Y creo que es importante para la credibilidad del proyecto mantener el calendario pactado. Competencia es la palabra clave. En el mercado debe haber más competencia, las empresas deben ser más competitivas y los precios deben bajar. Y la competencia que viene desde fuera, si contribuye a crear más eficiencia, es bienvenida.
P. ¿Se cumplirán también el calendario y los trazados del tren de alta velocidad acordados entre ambos países?
R. Todas las decisiones que hemos tomado en las cumbres bilaterales deben ser respetadas para dar credibilidad a los proyectos públicos y a la cooperación. Es muy importante que la gente sepa que cuando dos primeros ministros presentan decisiones la cosa va en serio.
P. ¿Sigue pensando en convocar el referéndum sobre la Constitución Europea coincidiendo con las elecciones municipales del próximo otoño?
R. Eso también depende del presidente de la República, pero creo que sería beneficioso para Portugal. Hemos presentado ya en el Parlamento una propuesta de reforma de la Constitución para permitir la convocatoria del referéndum europeo el mismo día de las elecciones municipales. Sería bueno porque reduciría la abstención.
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