Los cardenales electores se comprometen a no conceder entrevistas a una semana del cónclave
El Vaticano recuerda a los fieles que sólo el próximo Papa podrá beatificar a Juan Pablo II
La maquinaria comienza a funcionar en el Vaticano, apenas sepulto Juan Pablo II. Los cardenales electores (115, debido a dos bajas confirmadas) se comprometieron ayer a no conceder entrevistas a los medios de comunicación para evitar problemas. El cónclave se iniciará a las 16.30 del lunes 18 de abril. La única vía de expresión serán las homilías de las misas en sufragio por Karol Wojtyla, Novendiales, la segunda fue oficiada por el cardenal Francesco Marchisano, que pidió un sucesor "que siga el camino del Papa difunto".
La decisión de encerrarse en total silencio fue tomada unánimemente por los 130 cardenales (los electores y los mayores de 80 años) que asistieron ayer a la sexta congregación general, el sistema de gobierno de la Iglesia en esta fase de sede vacante, según informó el portavoz vaticano, Joaquín Navarro-Valls. Pero llega un par de días después de que la prensa italiana aludiera a la irritación del decano del colegio cardenalicio, Joseph Ratzinger, por la proximidad de algunos purpurados a los periodistas.
"Los cardenales", decía el comunicado de Navarro-Valls, "después de las exequias del santo padre Juan Pablo II, han comenzado un periodo más intenso de silencio y oración en vista del cónclave. Por tanto, han decidido, por unanimidad, evitar en estos días entrevistas y encuentros con los medios de comunicación". Y a tenor de esta determinación, se ruega cortésmente a los periodistas que eviten solicitarlas.
Con esta medida se quieren evitar las excesivas especulaciones sobre el perfil del próximo Papa, que es ya motivo de discusión en las congregaciones de cardenales, donde se abordarán los problemas de la Iglesia y las tareas pendientes. Una de las primeras que deberá afrontar el sucesor de Wojtyla es, precisamente, su beatificación, un asunto que se ha convertido en objeto de debate en Italia, hasta el punto de que NavarroValls recordó ayer que la beatificación sólo puede decidirla el próximo pontífice. De acuerdo con la normativa actual, tienen que transcurrir cinco años desde la muerte del aspirante a los altares para que se inicie el proceso, sí así lo decide el sumo pontífice. El examen de los hechos del largo papado de Wojtyla ocuparía durante años al tribunal encargado de juzgar la causa.
La congregación de cardenales confirmó que en el cónclave, que comenzará a las 16.30 del próximo lunes, sólo habrá 115 purpurados, tras las bajas del filipino Jaime Lachica Sin, de 76 años, y del mexicano Antonio Suárez Rivera, de 78 años, ambos jubilados, aunque con edad de votar. La misa matinal que precederá al inicio de este periodo electoral, Pro eligendo Papa, será transmitida por la televisión. Por la tarde, el secreto más absoluto rodeará al Vaticano y, especialmente a la Domus Santa Marta, el hotel donde se alojarán los cardenales electores.
La prohibición de hablar a más de una semana antes de encerrarse en cónclave representa una contrariedad para los más locuaces, caso del oficiante de la segunda misa de Novendiales, cardenal Marchisano, de 75 años, que ayer relataba en el diario La Repubblica sus encuentros con el papa Wojtyla. Ése fue también el eje de su homilía de la misa que concelebró en San Pedro con varios obispos y cardenales, entre ellos el arzobispo polaco Stanislaw Dziwisz, mano derecha de Juan Pablo II durante casi 40 años. La procesión de los oficiantes, vestidos con casullas blancas, despertó enorme expectación en el templo, y tanto Marchisano como Dziwisz fueron repetidamente fotografiados por turistas y fieles.
La polémica de Law
Marchisano fue elegido el jueves por la congregación de cardenales para oficiar una de las nueve misas protocolarias. Otro de los que han recibido el honor es el ex arzobispo de Boston, Bernard Law, obligado a dimitir en 2003 por el escándalo destapado en esa diócesis sobre abusos a menores. Law quedó comprometido cuando se supo que había firmado cartas recomendando a algunos de los sacerdotes pederastas.
Tras su dimisión y después de varios meses de silencio, el ex arzobispo fue llamado al Vaticano y se le nombró arcipreste de la basílica de Santa María la Mayor, una de las cuatro catedrales romanas. La misa de Law está prevista para mañana. Su anuncio ha provocado un notable revuelo en los sectores católicos de Estados Unidos. Para ellos, la designación pone de relieve la insensibilidad del Vaticano con un asunto que ha levantado ampollas en la opinión pública de aquel país.
El cardenal vicario de Roma, Camillo Ruini, uno de los grandes electores en el cónclave, celebrará hoy la tercera misa. Su homilía es una de las más esperadas.
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