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Crónica:CARTA DEL CORRESPONSAL | Estrasburgo
Crónica
Texto informativo con interpretación

La bella ciudad repudiada

Gabriela Cañas

Mañana por la mañana, más de 3.000 políticos y funcionarios madrugarán en Bruselas para viajar a Estrasburgo. Desde los 25 países de la UE, varios centenares de personas también acudirán a la bella ciudad alsaciana. Todos ellos, junto a periodistas, lobistas y miembros de la Comisión, componen una peregrinación de cerca de 10.000 personas cuyo punto de destino es una de las ciudades más bonitas de Europa. Y, sin embargo, la mayoría ha aprendido a odiar Estrasburgo, a la que perciben como la pesadilla mensual que hay que sufrir en razón de la sinrazón comunitaria y el empeño francés por mantener una institución que sólo le reporta beneficios.

La organización del Parlamento Europeo es una de las cuestiones que más llaman la atención a los recién llegados a Bruselas. Su sede en esta capital acoge a 732 eurodiputados y 3.000 oficinas. Es, de hecho, el Parlamento democrático más grande del mundo. Su hemiciclo es impresionante y en su laberinto interno de cristal hay un incesante movimiento de políticos y funcionarios en el que se entrecruzan conversaciones en 20 lenguas diferentes.

Una vez al mes, sin embargo, se abandona el edificio y todo (incluidas toneladas de papel para seguir el trabajo) se traslada a Estrasburgo, a 500 kilómetros, para celebrar el pleno mensual que dura de lunes a jueves. Allí, otra sede parlamentaria rivaliza en belleza con la bruselense. Su silueta recuerda un tanto al Gughengein de Bilbao y, como aquél, aprovecha el río para acoplarse al paisaje.

Un centenar de eurodiputados ha vuelto a la carga contra lo que consideran un molesto dispendio. La batalla es nueva, pero la guerra, antigua y recurrente. Se ha intentado otras veces terminar con la sede de Estrasburgo. La mayoría prefiere concentrar su actividad en Bruselas por pragmatismo, pero siempre topa con Francia, que ha logrado que figure en el Tratado de la UE la obligación de celebrar 12 plenos al año en Estrasburgo.

Los 110 eurodiputados rebeldes han creado el CPR (Campaña por la Reforma del Parlamento, en sus siglas inglesas) y creen que la llegada de los eurodiputados del Este, cuyo menor poder adquisitivo dificulta sus traslados a Estrasburgo, son una nueva baza a jugar. Consideran un "circo" la peregrinación mensual, estiman en unos 200 millones de euros anuales el coste de la dispersión de sedes (hay incluso una tercera en Luxemburgo donde trabajan apenas 200 funcionarios) y han propuesto -¡nueva afrenta para Francia!- que el instituto tecnológico europeo que proyecta la Comisión aproveche el edificio de Estrasburgo.

La repercusión que la nueva campaña ha tenido en la prensa de Alemania, máximo contribuidor a las arcas comunitarias, ha provocado, una vez más, la airada protesta francesa. El alcalde, Fabienne Keller, y el presidente de la comunidad urbana de Estrasburgo, Robert Grossmann, han enviado una carta al presidente de CPR, el eurodiputado alemán Alexander Alvaro, en la que defienden con tanto ardor la Europa dispersa y policéntrica como la experiencia de su ciudad en concentrar instituciones, como el Consejo de Europa o la Corte Europea de Derechos Humanos, entre otras.

Una encuesta del CPR ha demostrado que el 72,3% de los eurodiputados y funcionarios de la Eurocámara quiere Bruselas como única sede y Alexander Alvaro ya ha amenazado con organizar reuniones paralelas en Bruselas y negarse a desplazarse a Estrasburgo, cuyos hoteles, por cierto, suelen estar completos. En CPR hay eurodiputados de todos los grupos políticos y países, si bien abundan los holandeses y británicos y hay mucho euroescéptico. Consideran que la obligación de acudir cada mes a Estrasburgo es, sencillamente, un chantaje francés.

La carta de Keller y Grossmann terminaba de la siguiente manera: "Antes de terminar, permítanos decirle, con toda franqueza, de qué manera esta ofensiva contra Francia es mal recibida en el momento en el que los ciudadanos de nuestro país van a ser llamados a pronunciarse sobre el tratado constitucional".

Imagen aérea del edificio sede del Parlamento Europeo, en Estrasburgo.
Imagen aérea del edificio sede del Parlamento Europeo, en Estrasburgo.EPA

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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