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El dinero secreto del paraíso turístico

Baleares, con un 20% de la economía sumergida, se apresura a legalizar capitales ante la entrada en vigor de la moneda única

El dinero negro es invisible. Pero deja rastro. En Baleares, incluso deja olor, literalmente. La primera economía turística del Mediterráneo, con un porcentaje estimado de cerca del 20% de negocio global sumergido, todavía alberga, a las puertas del euro, un enorme depósito de capital particular oculto. Se trata de billetes que huelen a moho por su larga estancia en cuartos subterráneos y que mueven empresarios intangibles, sin ficha bancaria ni fiscal, según desvelan quienes hacen negocios con estos acaudalados. Con la llegada de la nueva moneda europea, se apresuran a legalizar sus ahorros.

La economía sumergida representa en España un 22% del producto interior bruto, es decir, más de 20 billones de pesetas al año, según estimaciones de la Comisión Europea. Buena parte de esta bolsa no declarada al fisco tiene forma de dinero negro. La compra de viviendas, coches de lujo y joyas, típicos refugios de los billetes ilegales, ha experimentado una curva en ascenso en los meses previos al euro. Baleares cumple con todos los detalles de este cuadro.

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En las Islas, muchos negociantes temporeros del turismo -nacionales y extranjeros- acumulan líquido en sus domicilios, como se desveló en sendos robos, años atrás, con botines de 300 millones de pesetas hallados bajo las baldosas en S'Arenal y en íntimas cajas de seguridad de Manacor.

Los potentados modernos de Baleares nacieron del contrabando de tabaco y muchos surgieron de la extensión de la actividad turística en terrenos marginales de la costa. Sobre todo se improvisó un tejido financiero y comercial flotando sobre la espuma de la especulación acelerada y los grandes márgenes de las promociones inmobiliarias, éstas ahora agraciadas por las prisas del blanqueo de fondos opacos. La inmigración residencial europea vertió cientos de miles de marcos o dólares en terrenos y casas, cuyos dueños multiplicaron por diez y treinta su valor real de mercado.

Multimillonarios sin perfil guardan grandes cantidades de dinero en cajas de ahorro personales, según explican las fuentes consultadas, para proteger ante Hacienda y sus propios bancos el tamaño real de su fortuna. La economía clandestina es casi un ritual, pese a las batidas continúas de Hacienda y el Gobierno balear. 'En Mallorca nadie vende (bienes) en blanco', según reconoce en su despacho un altísimo cargo del Gobierno central.

Los pagos en especie -con dinero de bolsillo, no de plástico- no dejan rastro fiscal ni bancario. Esta norma de facturación, acaso a mitades blanco/negro, ha sido detectada también en empresas de rango exterior, que han manejado una caja b y doble contabilidad, antes de su venta por unos 10.000 millones de pesetas. En la malla comercial dispersa del litoral en miles de tiendas, discotecas, restaurantes y bares de hotel, según explican las fuentes consultadas, fluye mucha liquidez diaria, no previsible ni fácilmente controlable. Suponen los expertos que los hoteleros despegan sus beneficios en las cajas interiores, no en los contratos internacionales.

'Todo el mundo que tiene dinero, guarda dinero negro y quien no, lo tiene en el banco en rojo, en descubierto', explica un banquero mallorquín. En las ventanillas de las entidades financieras aparece gente con fajos de papel moneda para su permuta en euros que vienen del fondo de armario o la cómoda, con el perfume del alcanfor. Se han llegado a detectar cajas de hasta 20 millones de pesetas al día. No es raro que existan billetes aparcados, pringados, que conservan el húmedo de la cerveza y el bronceador de bañista. Bastante papel moneda queda tocado por la cocaína, según describen quienes lo han visto. Otros, con las motas de las cuadras de caballos de carreras o marcados por la cercanía a la piel húmeda del dueño.

Una ley de 1993 obliga a los bancos a identificar ante el Banco de España y el Ministerio de Hacienda el número de identificación fiscal de los clientes que superen los 2,5 millones de pesetas en las operaciones de compraventa de divisas, también de euros. Además, se debe de identificar, con el DNI sólo, a los que presenten un cheque contra entrega en efectivo de 500.000 pesetas o más. Pero, con la ley en la mano, se podrían repartir las cantidades entre varias entidades para que no se superara el tope y no llamar tanto la atención.

En la práctica económica de línea b en una comunidad en ebullición como la balear se dan casos extremos: los dos únicos millones de pesetas que en su vida ha ganado una blanqueadora a horas de un pueblo de Mallorca, los guarda en una tinaja enterrada en el gallinero de su pueblo. Un empresario e inversor de lujo de Palma jamás ha poseído un bien a su nombre, no existe ni para las notificaciones del Ayuntamiento. En este contexto hay carestía en el mercado de compra de billetes de lotería, premiados para aflorar fortunas o justificar patrimonio o despilfarro.

La misma administración autonómica que cobra los impuestos de transmisiones y de actos jurídicos documentados, cuando ha querido comprar un finca natural por 900 millones ha visto encarecido a 1.200 el precio previamente pactado a ciegas, un 30%. Los vendedores prefieren la venta al alemán con marcos en parte posiblemente oscuros y la posible ubicación previa en el extranjero. Una ONG como Greenpeace, según las fuentes consultadas, quiso adquirir en Palma un inmueble y los vendedores indicaron que una parte del precio debía ser en negro, y el negocio se frustró por imposible en las cuentas transparentes.

La vocación transgresora penetra en todas las profesiones e instituciones: Un Ayuntamiento del llano de Mallorca pretendió hacerse con la propiedad de un caserón local pero el representante de los herederos -un notario- advirtió que la familia quería un pago en parte opaco. En otra zona, un juez permutó un piso y un aparcamiento en condiciones fiscales favorables y se sabe de un sacerdote que efectúa promociones inmobiliarias en marcos parecidos.

En el nuevo boom constructor que vive Baleares ahora mismo, a la fachada del euro, hay empresarios que toman sobres de hasta cinco millones negros a cuenta de futuras explotaciones, para ventas a años vista de obras aún no empezadas en el solar, como opciones de futuro. Una economía diferida. En el conjunto del país, la vivienda absorberá dos de cada tres pesetas de dinero negro que aflore este año en España ante la llegada inminente del euro, según el servicio de estudios del BBVA. Más de un billón de pesetas no declaradas a Hacienda se legalizará a través de la compra de inmuebles, cuyos precios subirán un 14% en 2001.

Las compras de bienes se han disparado en Baleares. Pintores casi anónimos en España, sin mercado o cotización externa, han llegado a vender hasta un millón de pesetas al día en la punta de las estrategias de evasión, según informaciones a las que ha tenido acceso este diario.

No son raras las anécdotas en el comportamiento alternativo al sistema en una antigua sociedad enriquecida con el contrabando de tabaco, basado en el secreto y la defraudación al monopolio del Estado, que curas y monjas practicaban y el obispo no consideraba pecado en 1970.

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