Los periodistas agradecen a Lázaro Carreter su "talento e ironía" al denunciar los despropósitos lingüísticos
"Joyas llenas de originalidad". "Horaciano que deleita enseñando". "Formidable catalogador de despropósitos". "Divertido y fresco". Flores como éstas llenaron ayer el salón de actos de la Asociación de la Prensa, en Madrid, durante la presentación de El dardo en la palabra (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores), el nuevo libro de Fernando Lázaro Carreter. El volumen reúne 241 artículos publicados por el lingüista y director de la Real Academia Española desde que debutara en 1975 por invitación del entonces director de Informaciones, Jesús de la Serna, hoy presidente de la asociación de periodistas.De la Serna -que presidió la mesa junto al autor; el director de Abc, Luis María Anson, y el ex director de la Agencia Efe Alfonso S. Palomares- calificó el fichaje de Lázaro Carreter como "uno de los pocos motivos de orgullo" de su vida profesional: "Fue dificil convencerle, pero desde el día que empezó la reacción de los lectores indicó que había sido un gran acierto. Yo esperaba textos algo academicistas, pero me encontré con una joya semanal, llena de talento, ironía y actualidad".
En el auditorio, además de los académicos Pedro Laín Entralgo y Víctor García de la Concha, estaban el director del Instituto Cervantes, Marqués de Tamarón; el de la Biblioteca Nacional, Luis Alberto de Cuenca, y algunos de los periodistas más conocidos del país: Eduardo Haro Tecglen, Paco Umbral, Cándido, Víctor Márquez Reviriego, Matías Prats, Miguel Angel Gozalo... Todos aplaudieron largamente a un Lázaro que se mostró abrumado hasta que tomó la palabra. Entonces enseñó el mismo humor y la misma capacidad de ejemplaridad que han destilado siempre sus denuncias de horrores, vulgarismos, barbarismos, erratas y despropósitos periodísticos.
En su intervención, Anson achacó los dislates a las prisas, el estrés -"a veces hay que escribir sobre un barril de pólvora"- o los cierres de vértigo, antes de reivindicar a los medios de comunicación -"sobre todo los audiovisuales"- como vehículo "de educación general y unidad del idioma español". Lázaro casi se disculpa: "Yo no tengo nada contra los periodistas, podría hablar de cómo marran al hablar los ferroviarios, o los agentes de bolsa, pero sucede que a los periodistas se les oye más, y a veces los errores son tan torpes que mueven a la risa. O a la indignación. Porque ni en un momento tan dramático como el del accidente de tren de Pamplona es admisible que un periodista diga 'Han muerto al menos 22 viajantes'. ¿O es que eran todos vendedores de Sabadell?"
En el libro-manual, el implacable ojo de Lázaro Carreter pone el dardo en cientos de gazapos parecidos. Salen de periódicos -"en otro orden de cosas, en la tarde de ayer"-; radios -"ayer se me atragantó la magdalena al oír 'un solo toro se dignó a embestir'"-; programas deportivos -"¡saltar al campo!"-; políticos -"a nivel de, en base a... "-, y hasta del BOE -"llaman 'panel practical de conocimiento' a la pizarra!".
Como conclusión, el director de la Real Academia Española señaló: "Ha sido una tarea difícil, sobre todo porque la crítica lingüística era el tosco territorio de puristas de chalina y chambergo. Un ejemplo duro de seguir. Yo intenté no caer en la pesadez, escribir cosas que se pudieran leer. Creo que si lo he logrado ha sido sólo con los últimos dardos".
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