El Gobierno británico da marcha atrás y elude tomar más medidas
Los consumidores continuarán el boicoteo
El Gobierno británico dio nuevas pruebas ayer de su habilidad para crear desconcierto al anunciar que no hay razones para tomar medidas sanitarias adicionales en la crisis de las vacas locas. Basándose en un nuevo informe, el ministro de Sanidad anunció que los niños no corren mayor riesgo que los adultos de contraer la versión humana del mal de, las vacas locas y que el riesgo en todos los casos es "extremadamente pequeño". Los mismos expertos comunicaron anoche la existencia de dos nuevos casos de afectados por el síndrome.
Tras una tensa semana en la que las ventas de vacuno cayeron en picado en todo el país, al igual que las exportaciones, el Gobierno había barajado la medida de sacrificar parte de la cabaña ganadera. Sin embargo, la respuesta del Gobierno fue ayer escasamente concluyente. Así lo reconoció la propia Asociación de Consumidores cuya presidenta, Sheila McKechnie, expresó su frustración por la falta de respuestas a las incógnitas esenciales. "La cuestión clave de si es seguro o no comer carne de vaca sigue sin estar clara", dijo McKechnie, antes de reiterar que la asociación sigue considerando que la única posibilidad de no correr el riesgo de infección es no consumir este alimento.Esta reacción de los consumidores y la prohibición oficial de la Unión Europea de importar carne de vaca británica abre nuevos interrogantes sobre el futuro de la cabaña británica, compuesta por once millones de reses.
Frente a las críticas de la oposición laborista, que acusó al Gobierno de "total desinterés por la salud pública", el responsable de Agricultura, Douglas Hogg, se limitó a precisar que el Ejecutivo no descarta nuevas medidas "si hay razones para ello". Algunos analistas consideraban ayer posible que el Gobierno optara por una acción intermedia consistente en bloquear la llegada a los mataderos de las vacas con más de 30 meses, pero permitiendo su producción láctea. En todo caso, a estas alturas la crisis provocada por la encefalopatía bovina amenaza seriamente la estabilidad del Gobierno tory a menos de un año de unas elecciones generales.
Consciente de su difícil tarea ante la Cámara de los Comunes, el ministro de Sanidad Stephen Dorrell se ciñó en su comparecencia al informe de los expertos. El comité de asesores en EBE, auxiliado por pediatras, ha llegado a la conclusión de que no hay razón para que los niños británicos no puedan consumir carne de vaca, ni, por tanto, justifica la medida de 10.000 escuelas de Inglaterra y Gales que han retirado ya este alimento de sus menús.
La opinión de los investigadores es que el consumo de vacuno no comporta riesgos siempre que se apliquen las medidas propuestas la pasada semana. Desde el miércoles el Gobierno ha prohibido que se alimente con carne y huesos de rumiantes a cualquier animal de granja -incluidos los peces-. Este material orgánico deberá ser desechado también de los fertilizantes en tierras usadas como pastos.
El sacrifio de cerca de cuatro millones y medio de vacas, contemplado durante el fin de semana por el Gobierno, hubiera representado un serio fiasco para a economía del país. La gran preocupación en la Bolsa londinense, que ayer acusó los temores llegando al cierre con bajas generalizadas, se centraba en el hecho de que la mayoría de esas reses maduras son vacas lecheras. Sacrificarlas significaría que el Reino Unido, autosuficiente en este producto, se vería obligado a importar leche, hasta ahora un alimento no afectado por la crisis. Expertos de la City calculaban ayer el impacto negativo de esta decisión en el déficit público del Estado. Según algunos, podría significar un aumento de la deuda pública de hasta 6.000 millones de libras y el fin de las esperanzas de una posible reducción de impuestos.
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