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España y otros doce países europeos cierran sus puertas al bovino británico

Bruselas teme que la psicosis del mal de las 'vacas locas' hunda el mercado en Europa

El cierre de fronteras al bovino procedente del Reino Unido se produjo ayer en cascada. Tras el bloqueo en Francia, Bélgica, Holanda, Suecia y Portugal, ayer se sumaron otros ocho países europeos: España, Italia, Alemania, Austria, Suiza, Grecia, Finlandia y Luxemburgo. La decisión española es una "medida cautelar" a la espera de lo que decida la Comisión Europea, que teme que la psicosis sanitaria hunda el mercado bovino en toda Europa. Tal psicosis se ha originado tras admitir el Gobierno británico la posibilidad de que la muerte de 10 personas esté relacionada con el mal de las vacas locas que sufren 120.000 reses británicas. En España no hay ni una sola vaca afectada

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Además del bloqueo impuesto por doce países europeos, el bovino británico ha quedado prohibido también en Chipre, Singapur, Nueva Zelanda, Suráfrica, Jordania, Egipto y Qatar. En Alemania se aprovechó para cerrar la frontera también al bovino suizo porque, según el ministro federal de Sanidad, también allí se han detectado casos de encefalopatía espongiforme bovina. Poco después, el ministerio de Agricultura de Holanda recomendó a los profesionales del sector que no distribuyan carne de reses procedentes de Suiza.El Ministerio español de Agricultura insistió, pese a sumarse a la prohibición, en que la importación británica a España es ínfima. Según los datos de este mismo departamento, España consume unas 7.000 toneladas anuales de bovino británico, lo que representa el 1,6% del consumo total, cifrado en cerca de 420.000 toneladas.Reacción española

"La información de las autoridades británicas sobre nuevos casos de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob no establece una relación causal de esta enfermedad con el consumo de productos bovinos afectados de la encefalopatía espongiforme bovina", dijo Agricultura en una nota de prensa, "pero constituyen nuevos elementos a valorar sobre los riesgos relacionados con el consumo de esta carne".

Bruselas reflejaba ayer a la perfección el desconcierto creado en Europa por la crisis de las vacas locas. Más allá de la psicosis sanitaria que se puede desatar, los cálculos se centraron en el coste económico que puede tener una decisión que nadie ha descartado: el sacrificio de toda o parte de la cabaña británica. El coste del sacrificio podría superar el billón de pesetas, sin contar el dinero que podría suponer una extensión de la psicosis a todas las carnes de vacuno europeo y el inmediato hundimiento del mercado.La Comisión intentó ayer, en vano, lanzar un mensaje de tranquilidad. Justificó la decisión unilateral de los Estados miembros de suspender las importaciones de carne británica, adelantándóse así a una eventual decisión comunitaria. "Ha sido una reacción preventiva por razones de salud pública, y por lo tanto está dentro de la legalidad", manifestó el portavoz de la Comisión. Los Estados tienen derecho a suspender las importaciones, aunque esa ha de ser una medida provisional que debe luego confirmar o levantar el ejecutivo de Bruselas", señaló.

Anoche el Comité de Veterinaria Científica de la Unión Europea (UE), tras una larga e intensa reunión, emitió un comunicado en el que se afirma que las medidas adoptadas por el Reino Unido para "reducir el riesgo" de contagio del síndrome a los humanos son insuficientes y recomendó "aumentarlas" con un paquete. adicional de cauciones, que no especificó. Los sabios reconocieron que "todavía no está resuelta" científicamente la cuestión clave de si esa patología se transmite al hombre.

Los expertos ni descartaron ni mencionaron la conveniencia de una prohibición total de comercializar la carne vacuna británica. Optaron por la vía intermedia de recomendar "la exclusión de la cadena alimentaria de los animales" más susceptibles de haber estado expuestos a la infección. Sus conclusiones pasarán el lunes al Comité Veterinario Permanente y la Comisión Europea tomará enseguida una decisión definitiva.

El sacrificio de 11 millones de vacas al precio actual español (120.000 pesetas por vaca) supondría un gasto teórico de 1,32 billones de pesetas. Una decisión de esa gravedad supondría el inmediato hundimiento de todo el mercado de vacuno europeo, por lo que los Quince deberían afrontar también compensaciones para el sector en toda Europa. La primeras consecuencias de la crisis las puede pagar el llamado Pacto de Confianza lanzado por el presidente de la Comisión, Jacques Santer. Santer ha propuesto destinar a financiar las redes europeas de transporte y otros proyectos casi la mitad de los 660.000 millones de pesetas que se espera ahorrar del presupuesto agrícola.

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