Los republicanos preparan una ley que CIinton no se atreva a vetar para asfixiar a Cuba
Definitivamente rotos todos los puentes de comunicación que Washington había establecido con La Habana en los últimos meses, Estados Unidos se dispone a asfixiar económicamente a Cuba con una nueva legislación de embargo que afectará de alguna forma a los negocios que otros países mantienen con el régimen de Fidel Castro. En unos días más, la mayoría republicana del Congreso presentará al presidente Bill Clinton el texto de la ley llamada Helms-Burton -los nombres de sus patrocinador-, y esta vez al presidente le será muy difícil vetarla en medio del clima de hostilidad hacia Cuba que reina en este país como consecuencia del ataque contra dos avionetas civiles sobre el estrecho de Florida.
Antes de dar ese paso, la Administración norteamericana quisiera ganar un mayor consenso internacional para actuar contra La Habana. Pero todo indica que Washington está dispuesto a ampliar el embargo a Cuba incluso sin el respaldo de sus aliados europeos y con la oposición de Rusia.La reacción del Consejo de Seguridad, que la pasada madrugada "deploró enérgicamente", sin otras medidas, la actuación del Gobierno cubano, es escasa para lo que Estados Unidos está pidiendo en estos momentos, que es, como Clinton dejó claro el lunes, que otros países se sumen a las sanciones económicas contra La Habana.
"Queremos que quede claro que esto es una disputa entre Cuba y el resto del mundo. No es sólo una batalla entre Washington y La Habana", declaró ayer el asesor de la Casa Blanca para asuntos cubanos, Richard Nuccio. La resolución del Consejo de Seguridad, aprobada por unanimidad, pide una investigación de la Organización Internacional de Aviación Civil sobre los sucesos del pasado sábado, pero China y Rusia impidieron que en el texto de la declaración figurase siquiera la palabra "condena".
Ante eso, la Casa Blanca ha decidido que Estados Unidos actúe por su cuenta. "Mis intenciones son trabajar para conseguir una ley que el presidente pueda firmar, y empezaré a hacer eso esta misma tarde", dijo Nuccio. Uno de los patrocinadores de la ley, el senador Jesse Helms, dijo: "La ley estará sobre el despacho de la Casa Blanca antes de que se enfríe la sangre de las manos de Fidel Castro". Eso significa que el Congreso puede votar y aprobar la ley por aplastante mayoría mañana mismo y que el presidente la firme después. "No hay ninguna duda de que la ley Helms-Burton pasará en alguna manera", reconoció el congresista demócrata Lee Hamilton, que es uno de los principales detractores de esa legislación.
La única duda radica actualmente en saber qué modificaciones incluirá la ley para que Clinton no ponga objeciones. Según Helms, muy pocas. "La ley pasará en su versión más dura", aseguró su portavoz, Marc Thiessen.
Legislación agresiva
Los puntos que hacen especialmente agresiva esta legislación son los siguientes:Los tribunales federales de Estados Unidos admitirán querellas contra empresas de terceros países que han hecho negocios con propiedades que fueron incautadas por Fidel Castro a ciudadanos norteamericanos. En esta categoría se incluye a todos lo que adquirieron la nacionalidad estadounidense después de 1959; es decir, a la mayor parte de la comunidad del exilio en Miamí.
Estados Unidos restringirá los visados de aquellas personas que negocien con propiedades incautadas.
El Gobierno norteamericano se opondrá a la entrada de Cuba en cualquier organización financiera internacional.
Estados Unidos eliminará de su ayuda a Rusia una cantidad idéntica a la que ese país invierta en asistencia a Cuba.
Nuevas restricciones a la importación de productos elaborados con azúcar cubano.
Algunas de estas sanciones, especialmente las que se refieren a las demandas contra inversores de terceros países, podrían ser modificadas de alguna forma para adaptarlas al deseo del presidente Clinton, quien ha advertido del peligro de un conflicto con países aliados de Estados Unidos.
"Tenemos algunas preocupaciones que nos gustaría que fueran tomadas en cuenta", dijo Nuccio. Pero la suavización del castigo será ahora mucho menor de lo que hubiéra sido hace sólo unos días. En plena campaña electoral, y con el riesgo de ser tachado de blando por sus rivales republicanos, Clinton no puede permitirse el lujo de vetar la ley sin aparecer ante la opinión pública como un defensor de Fidel Castro.
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