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CONFERENCIA DE MADRID

Shamir se interpone en los planes de Washington

Antonio Caño

El primer ministro israelí, lsaac Shamir, que se ha ganado en Washington fama de estar en pésimas relaciones personales con el presidente George Bush, se ha vuelto a interponer en los planes de la Casa Blanca para conseguir el éxito en la Conferencia de Madrid. Su decisión de encabezar la delegación de su país, aunque oficialmente no ha sido criticada, contradice la voluntad del Gobierno norteamericano.El pasado martes Shamir había mantenido una conversación telefónica sobre ese tema con el secretario de Estado norteamericano, James Baker, que había tratado de que todas las delegaciones presentes en Madrid estuvieran encabezadas por los ministros de Exteriores para evitar los choques de personalidades entre los líderes.

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Según funcionarios norteamericanos, Shamir comunicó el miércoles a la Administración su decisión de viajar a la capital española, a pesar de la opinión de Baker, que ha tenido durante la preparación de la Conferencia discrepancias con Shamir por su posición en favor de los asentamientos judíos en los territorios ocupados.

Compromiso israelí

Oficialmente, un portavoz norteamericano lamentó que el ministro israelí de Exteriores, David Levy, no esté presente en Madrid, pero confió en que la participación de Shamir suponga un compromiso del Gobierno israelí con el proceso de paz en marcha.

Este comentario no disipa, sin embargo, las sospechas de que la presencia de Shamir traiga consigo un endurecimiento de la postura israelí en relación con los asentamientos. La prensa norteamericana afirmaba ayer al respecto que la Administración de Bush creía ver un signo. desalentador en la frustrada intención de Shamir de sentar entre la delegación de su país a uno de los líderes de los nuevos colonos que pueblan los territorios árabes.

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El Gobierno norteamericano ha dejado claro desde hace meses que está en contra de la política de construir más asentamientos en Cisijordania y Gaza. El gesto más claro de esa política lo hizo el presidente Bush el pasado mes de septiembre al congelar por 120 días el aval para un crédito de 10.000 millones de dólares solicitado por Tel Aviv para construir viviendas para los judíos procedentes de la Unión Soviética.

A raiz de esa medida la comunidad judía en Estados Unidos impulsó una campaña contra el Gobierno que obligó a Bush a dar una explicación pública y a compensar a los israelíes con una propuesta en la ONU para retirar la resolución que compara el sionismo con el racismo.

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