Antxon Eceiza presenta 'Días de humo', un drama político sobre Euskadi

La película vasca Días de humo, escrita por Koldo Izigarre y Anxton Eceiza y dirigida por este último, un veterano del cine español de los años sesenta, creó espectación y no deufradó. Se sostiene sobre un sólido guión con magníficos diálogos, y, salvo en un par de caídas de ritmo, su relación es muy solvente. Pero es una película con doble lectura: dramática y política y ambas entre colisión recíproca. Siendo una obra ideológicamente cercana al radicalismo vasco independentista, de hecho, da prestigio y credibilidad al actual régimen político español. Completó el día un original y divertido filme británico dirigido por el argentino Carlos Sorin.

Es Días de humo una película compleja y muy bien urdida, que con bastante equilibrio y mucha habilidad maneja varios hilos argumentales simultáneos, nada fáciles de manejar. Eceiza entreteje con los hilos una visión densa y crispada, de tintes muy dramáticos, de la vida actual en el País Vasco.Días de humo no es, salvo en dos escenas premeditadamente agresivas contra el nacionalistas vascos en el poder, una película explícitamente política. Pero implícitiamente la política está, de manera abrumadora y envolvente, presente en toda ella, en cada plano, en cada situación, en cada personaje y en cada frase.

Es una historia de amor, de amistad y de desolación, asuntos en sí mismos no políticos, pero que están vistos y entrevistos a través de tina, óptica ideológica de absoluta e inequívoca nitidez: la imagen que de la historia y de la actual situación política vasca mantiene el radicalismo azbertzale.

Sufrimientos colectivos

La película expresa con convicción sufrimientos individuales y colectivos, que están aquí, en las calles o detrás de las paredes, más o menos a flor de piel. Pero n se limita a expresar este dolor, sino que interpreta sus causas y propone, en réplicas del diálogo y en algunas situaciones ae imágener que encarrilan el sentido del relato, unos caminos para poner fin a tal dolor.Es decir, Izaguirre y Eceiza deducen de su indagación en la tragedia vasca una ideología, cosa perfectamente legítima.

El dolor de su país, tal como lo expresa el filme, y como todo dolor colectivo, es un hecho) escurridizo, ambiguo, difícil de diagnosticar y de interpretar, pero la imagen ideológica que Izagirre y Eceiza deducen de él en su película no es nada ambigua, sino por el contrario de tiralíneas, casi programática, cosa también legítima: una ataque frontal al sistema político vigente aquí, es decir, a la democracia española.

Pero es esa misma democracia la que ha hecho posible este filme, ya que Días de humo está financiado por Televisión Española y por el Gobierno español, a través de sus Ministerios de Cultura y de Interior, que ha permitido la colaboración de sus fuerzas del orden público en el rodaje de la película.

De esta manera la existencia material de Días de humo pone demanifiesto que la democracia española lo es en esta ocasión de verdad, ya que acepta y asume la realización de una obra destinada a combatirla e incluso a negarla.

En síntesis, la materialidad del filme, su simple existencia, desmiente sin proponérselo a sus postulados; o, con otras palabras, en Días de humo el hecho y la idea se contradicen.

Es por ello un buen filme inconsecuente. Para ser consecuente con lo que hay dentro de él tendría que haber sido un trabajo clandestino. Pero realizado en plena legalidad y con apoyo del Estado, es devorado fatalmente por el Estado. Días de humo da por ello credibilidad a lo que combate.

La espectación creada por Días de humo dio paso a una visión rebajada de la película de producción británica Eversmile New Jersey, realizada en las llanuras de la Patagonia por el argentino Carlos Sorin.

Es una película extraña, muy original y divertida, que arranca maravillosamente pero que al final se ahoga un poco en su propia originalidad, que no le deja opción para un desenlace inesperado y brillante.

No obstante, Eversmile New Jersey es una película británico-argentina que merece la pena ver.