Dos mil personas asistieron al acto inaugural centrado en los problemas de la normalización del catalán
El presidente del II Congrés Internacional de la Llengua Catalana, Antoni Maria Badia i Margarit, dijo ayer que las instituciones deberían tener en cuenta las aportaciones hechas por los trabajos del congreso, lo que "también podría ser provechoso para los sectores más exigentes que muestran una sana impaciencia ante la lentitud de la normalización lingüística". Esta intervención se desarrolló en la inauguración del congreso realizada en Palma de Mallorca y ante unas 2.000 personas. El primer congreso se celebró en 1906. El actual se plantea los problemas sociolingüísticos que inciden en la implantación del catalán.
Badia recordó en su intervención que la cultura catalana ha pasado por momentos difíciles durante el franquismo y que es preciso superar definitivamente esta etapa con entusiasmo, a lo que puede contribuir este congreso que debe "hacer tomar conciencia a la sociedad catalana de que el futuro de la lengua depende de la lealtad lingüística de todos".Tras la intervención del presidente del II Congrés de la Llengua, a quien había precedido en el uso de la palabra Nicolau Llaneres -teniente de alcalde de Palma- y el secretario general del congreso, Josep Espar Ticó, subieron a la tribuna de oradores los distintos representantes de Alguer (Italia), Andorra, Aragón, Cataluña, Rosellón (Cataluña Norte), Islas Baleares y Valencia, así como dos profesores, expertos en lengua catalana, y pertenecientes en la universidad de Liverpool -Max Wheeler- y del Instituto Lingüístico de Moscú, Elena Wolf.
El tono de la mayor parte de intervenciones era coincidente y recordaba la voluntad de recuperar el terreno perdido por el catalán en los últimos años, aunque los oradores, por otra parte, insistían en la necesidad de que ello no enrareciera el clima social. La directora general de Política Lingüística de la Generalitat de Cataluña, Aina Moll, leyó un mensaje de su padre, el lingüista Francesc de Borja Moll, en el que reiteradamente se aludía a la "defensa firme de la lengua hecha con espíritu de concordia".
No faltaron algunas alusiones a quienes cafiaron durante la dictadura, con la necesidad de que los funcionarios de las zonas catalanohablantes conocieran bien el idioma. En este sentido se dirigieron las palabras de Joan Miralles, presidente de la Comisión Territorial de las Islas Baleares en el congreso, quien añadió que el catalán debe extenderse a los medios de comunicación.
Los representantes de Andorra, Aragón y Valencia presentes en el acto hicieron hincapié en las señas propias de identidad de sus respectivos territorios. "No queremos que nos confundan con otro pueblo", dijo el copríncipe de Andorra, monseñor Joan Martí Alanís. El rector de la universidad de las Islas Baleares, Nadal Batle, insistió en este tema.
En la sesión solemne de ayer se registraron algunas ausencias, como la del conseller de Cultura de la Generalitat valenciana, Cebriá Císcar -a quien sustituyó un representante de: su departamento-, o la del presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, actualmente en EE UU, de quien se leyó un mensaje.
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