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CUARENTA AÑOS DE YALTA

Polonia, país portátil

Los pactos de 'los tres grandes' marcan todavía las relaciones entre Bonn y Varsovia

Recientes declaraciones de políticos de la República Federal de Alemania, "representantes de los expulsados de los territorios del Este", junto con la postura indecisa y torpe del canciller democristiano Helmut Kohl (CDU), han hecho rebrotar la discusión sobre el carácter definitivo de las fronteras de Polonia, surgidas tras el final de la II Guerra Mundial, cuando se cumplen 40 años de la Conferencia de Yalta, nombre que simboliza el reparto de Europa en esferas de influencia.

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Más que por las conclusiones jurídicas, con relevancia para el derecho internacional, Yalta se ha convertido en la fórmula simple que resume y legitima lo que para unos es una garantía de paz en Europa y otros consideran la perpetuación de la opresión y la injusticia sobre los países del socialismo real.En Yalta quedaron trazadas las líneas generales que iban luego a concretarse en las actuales fronteras de Polonia, país que quedó corrido hacia el Oeste al final de la guerra mundial. Tras la conferencia de Postdam, que concretó los acuerdos de Yalta, Polonia perdió 200.000 kilómetros cuadrados al Este, que pasaron a la Unión Soviética, y ganó 125.000 al Oeste, a costa de la Alemania anterior a la guerra.

Millones de polacos fueron trasladados del este del país y millones de alemanes fueron expulsados de Silesia, Pomerania y Prusia oriental. El tratado de la RFA con Polonia, firmado por el canciller Willy Brandt el 7 de diciembre de 1970, viene a reconocer la frontera occidental de Polonia, la llamada línea Oder-Neisse, y establece "la inviolabilidad de sus fronteras actuales, ahora y en el futuro, y se comprometen recíprocamente al respeto sin reservas de su integridad territorial".

El cambio de Gobierno en Bonn, en octubre de 1982, con la llegada al poder de una coalición de centroderecha entre democristianos (CDU-CSU) y liberales (FDP), y sobre todo la postura del canciller Kohl, han abierto de nuevo viejas heridas entre la RFA y Polonia. Por primera vez, después de 20 años, revalorizó a, las organizaciones de expulsados de los territorios del Este, la presencia en sus mítines del jefe de Gobierno de la RFA. Los silesianos habían escogido como lema para, la reunión del próximo 16 de junio, en Hanover, "Silesia permanece nuestra", que luego modificaron por el de "Silesia permanece nuestro futuro, en una Europa de pueblos libres".

El Gobierno polaco ha visto en estas declaraciones y actividades un renacimiento del revanchismo alemán, un intento de dar la vuelta a los acuerdos de Yalta y al orden implantado en Europa tras el final de la guerra. El régimen de Varsovia considera que su seguridad y las garantías de que Polonia tenga unas fronteras estables se basan precisamente en ese orden teóricamente establecido en Crimea.

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Bajo cuerda y en conversaciones privadas, hasta los dirigentes comunistas polacos adoptan un aire de resignación cuando dicen: "Esto se acordó así en Yalta y a nosotros no nos preguntaron. No podemos hacer otra cosa". Ante un interlocutor español, la frase va acompañada a veces de la observación "nuestro país, desgraciadamente, no está detrás de los Pirineos, sino que vivimos entre alemanes y rusos".

Yalta es hoy día, en la, literatura oficial polaca, la expresión de la garantía de paz en Europa. En un reciente artículo del semanario Polityka, "Yalta: un mito, un símbolo o un compromiso", Adam Daniel Rotfeld escribe que Ias decisiones de la Conferencia de Yalta crearon las bases para el renacimiento de una Polonia fuerte, libre, independiente y demócrata". Añade el articulista que "desde hace 40 años Europa vive en condiciones pacíficas, cuyos cimientos fueron creados en Yalta. El intento de socavar las decisiones de Yalta llevaría no sólo a la desestabilización de la situación en Europa, sino también pondría en marcha aquellas fuerzas peligrosas que en el siglo XX ya en dos ocasiones provocaron guerras en Europa. Una tercera, en la era atómica, Europa no la sobreviviría".

Para la oposición interna polaca, Yalta simboliza la imposición del sistema comunista sobre Polonia. En los tiempos de legalidad del sindicato independiente Solidaridad, el problema geopolítico, la situación de Polonia en la esfera de influencia soviética, fue reprimido en el subconsciente colectivo. Sólo en círculos intelectuales reducidos se lleva adelante alguna reflexión sobre el tema.

Las posiciones más interesantes fueron formuladas por el dirigente del disuelto Comité de Autodefensa Social (KOR), Jacek Kuron, que se mostraba partidario de una finlandización de Polonia. Estas reflexiones quedaron superadas ante la fuerza de lo fáctico: implantación de ley marcial en Polonia y disolución del sindicato independiente. Hoy día en Varsovia llevan la voz cantante los que ven en Yalta la garantía de que el sistema del socialismo real pervivirá, aunque sea contra la, voluntad de la mayoría.

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