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11 años de dictadura en Chile

El general Pinochet advierte que las fuerzas armadas no piensan abandonar el poder

El presidente chileno Augusto Pinochet advirtió ayer que no tolerará nuevas protestas de la oposición y anunció, durante el discurso oficial de la celebración de los 11 años del régimen militar, que las fuerzas armadas no abandonarán el poder, "sean cuales sean los riesgos que ello nos depare". Mientras, en algunas poblaciones obreras se escuchaba el sonido de cacerolas, y en Viña del Mar, 120 kilómetros al oeste de Santiago, centenares de personas visitaban la tumba del derrocado presidente Salvador Allende.

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Pinochet se dirigió a unos 2.500 invitados a la ceremonia oficial realizada en el palacio legislativo, sede de la Junta de Gobierno. El dictador chileno hizo una fuerte crítica a los partidos políticos, afirmando que "no han aportado nada al país", y advirtió que los opositores, ",con su actitud rupturista y su afán de derrocar al Gobierno, están abriendo paso al comunismo".Las calles de Santiago estuvieron semidesiertas durante el día, declarado festivo, y muy pocos balcones lucieron banderas chilenas, símbolo solicitado por las autoridades para conmemorar el aniversario. A pesar de este hecho, Pinochet, jefe del Estado y comandante en jefe del Ejército, se dirigió en un automóvil descubierto desde el palacio, de Gobierno hasta la sede del poder legislativo, distante unas 15 manzanas, mientras grupos de acólitos le vitoreaban y bandas militares interpretaban el himno nacional.

Durante su intervención, Pinochet advirtió que el Gobierno no va a aceptar nuevas protestas, para lo cual utilizará "todos los medios legales y empleará todo el esfuerzo posible". Dijo que las jornadas de protesta, la última de las cuales dejó un saldo de 9 muertos, "constituyen peligrosos gérmenes de subversión", y reafirmó que las fuerzas armadas seguirán impidiendo que ocurran estos "nefastos crímenes".

El principal anuncio que se esperaba, la legalización de los partidos políticos, tampoco aparecio en el discurso, ya que la ley respectiva ha sido congelada por la Junta Militar de Gobierno, debido a discrepancias en algunos puntos con Pinochet que insiste en que para formar un partido político deberán exigirse 150.000 firmas, mientras que la Junta de Gobierno cree que bastan 30.000, razón por la cual la ley no ha sido aún dictada.

El discurso, sin embargo, frustró a muchos de sus partidarios, que esperaban una clarificación del itinerario para el regreso a la democracia, ya que Pinochet no se refirió a la posibilidad de agilizar las labores del Congreso nacional para una vuelta del país a la normalidad democrática, sino que señaló que "el fracaso de las cúpulas opositoras no alterará nuestro camino".

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En una clara referencia a la última jornada de protesta Pinochet señalo que "los autores intelectuales de estas acciones de protesta tienen la misma responsabilidad de los manifestantes que causan los destrozos".

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