Enfrentamiento entre la Comunidad Económica Europea y Estados Unidos sobre el grado de proteccionismo económico
Bajo el signo de la división y con un elevado grado de pesimismo respecto a los resultados comenzó ayer en Ginebra la conferencia ministerial de los 88 países firmantes del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), que debe prolongarse hasta el próximo sábado. Los enfrentamientos entre Estados Unidos y la CEE, entre sí, y de los países industriales con los subdesarrollados dominan este tercer intento global, desde la firma del primer acuerdo, en enero de 1948, para reducir el proteccionismo comercial y estimular los intercambios económicos internacionales.
La conferencia ministerial de Ginebra fue convocada el pasado año por los firmantes del acuerdo para buscar soluciones a la creciente tendencia al proteccionismo en el comercio mundial Pero el empeoramiento de la situación económica internacional, que se ha traducido en la constatación de las anteriores pérdidas en los volúmenes y valores del comercio mundial, ha trastrocado las favorables expectativas previas de fáciles acuerdos durante esta conferencia, cuyo fracaso se da ahora por descontado entre los propios asistentes al encuentro.El representante norteamericano, William Brock, convertido en el paladín del librecambio, constató ayer, en su intervención oficial, la línea de enfrentamiento con el resto de los firmantes del GATT que casi doce meses de negociaciones previas hacían presagiar. Brock, dentro de los principios generales en contra del proteccionismo, defendió la apertura de un nuevo mecanismo de negociaciones que, tanto en el sector agrícola como en el industrial y en los servicios, per mita el reforzamiento del sistema creado en 1948 para solventar las disputas comerciales.
Diferencias sustanciales
Brock reiteró la posición norteamericana contraria al establecimiento de cuotas en las importaciones agrícolas y en la concesión de subsidios a los potencia les exportadores. El representante de la Administración Reagan también defendió la apertura de los mercados a las nuevas tecnologías y a la libertad de acción de los inversores extranjeros, así como la concesión de facilidades a nivel global parlas empresas de servicios.
Pero la representación conjunta de la Comunidad Europea, personalizada en M. W. Hafer-kamp, vicepresidente de la Comisión, y luego ratificada por la mayoría de los países miembros, no comulga con la visión tan optimista de los aliados atlánticos y, como anticipó el pasado lunes, mostró su desacuerdo con las pretensiones estadounidenses de negociar el tema agrícola y los subsidios, ya que todo el esquema actual de la Europa verde se vendría abajo.
Para dramatizar su oposición a las propuestas norteamericanas, la CEE celebrará hoy en Ginebra una sesión ministerial de sus representantes comerciales donde se determinará previsible mente la postura final respecto al largo y exhaustivo texto del "comunicado final", cuya redacción se ha discutido durante semanas en la sede suiza del GATT. Todo indica que el sistema de consenso que ha funcionado entre los países firmantes del original acuerdo de 1948, a lo largo de años de revisiones y adaptaciones, puede quedar ahora en entredicho.
Pero la división no sólo se centra entre los dos bloques económicos que dominan la casi totalidad del comercio mundial. Dentro de los países desarrollados, las posiciones difieren sobre capítulos concretos, que van desde el sistema de salvaguardias hasta el establecimiento de cuotas cuantitativas en determinados productos. Para mayor abundamiento, los países del Tercer Mundo luchan unidos frente a lo que consideran trato discriminatorio por parte de las naciones ricas. En el transfondo filosófico de la conferencia se encuentra el difícil momento que atraviesa la economía mundial.
El hecho de que esta reunión se celebre dos meses después de la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional, en Toronto, cuando más importantes y acuciantes problemas salieron a la luz pública, ha dejado en un segundo plano la necesidad de preservar el sistema multilateral de intercambios comerciales que con tanto ahínco se ha preservado a lo largo de los diversos encuentros, el último en Tokio hace nueve años.
Dentro de este contexto es comprensible que algunos países muestren formalmente su escepticismo sobre la posibilidad de que estas conversaciones multilaterales, donde tantos intereses contrapuestos existen, vayan a poner término a prácticas tan contradictorias con las normas del GATT, como son las llamadas zonas grises (los acuerdos bilaterales fuera del sistema GATT) o el uso abusivo de las salvaguardias, que permiten a un país aislarse unilateral, aunque interinamente de sus compromisos con el GATT.
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