Jaruzelski presenta un amplio programa de reformas económicas y sociales

Tras ocho semanas de estado de sitio, el Gobierno polaco ha adoptado un programa exhaustivo encaminado, en lo económico, a asegurar la independencia del país de sus socios occidentales y a reforzar los lazos con el Comecon, y en lo político, a establecer las premisas para un "resurgir del movimiento sindical", informa la agencia France Presse.La Prensa polaca daba cuenta ayer del documento en que el Gobierno Jaruzelski perfila el alcance de esta renovacíón, que será discutida a lo largo de este mes por un comité ministerial. Por lo que se refiere a los sindicatos, el plan prevé "una representación auténtica, independiente y autogestionada de los intereses profesionales y sociales de los trabajadores, vinculada armónicamente a los intereses superiores, que son el refuerzo del Estado y de la democracia socialista".

El Gobierno deja varias opciones de funcionamiento abiertas, "... de acuerdo con la voluntad de los trabajadores y los obreros, que se expresarán en condiciones de calma y de responsabilidad".

Un viceprimer ministro, Madej, se encargará personalmente de un proyecto de transformación de las estructuras económicas para limitar la dependencia de las importaciones. A lo largo de febrero y marzo habrá un plan definido para pagar la deuda polaca con Occidente e intensificar la cooperación con los países del Este. En marzo se presentará también un proyecto de desarrollo para la agricultura.

Se pretende la realización del programa de Jaruzelski, que el líder polaco enunció en líneas generales ante el Parlamento el pasado 25 de enero, mediante la adopción del modelo ministerial de task force, o grupo de expertos que, bajo la supervisión de un viceprimer ministro, se encargarán de la solución de cada tema específico.

De otra parte, el número de miembros del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista) ha descendido casi en medio millón desde junio del año pasado. En la actualidad, según el secretario del Comité Central, Mokrzyszcak, el número de militantes sería algo superior a los dos millones y medio.

Mokrzyszcak reconoció que la situación es crítica en las empresas donde había huelgas antes de proclamarse el estado de excepción.