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Polonia en la Conferencia de Madrid

Esfuerzos diplomáticos europeos en Madrid para salvar la distensión

Los países occidentales presentes hoy en la reapertura de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) examinaron ayer la posibilidad de pedir un aplazamiento de la conferencia en dos o tres semanas, al tiempo que mantuvieron contactos con las delegaciones del Este durante la tarde y la noche para llegar a un acuerdo sobre el orden de intervenciones e intentar así salvar este único foro permanente de diálogo entre los dos bloques.

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La falta de acuerdo entre el Este y el Oeste, y la posible imposición por Polonia -país que preside hoy la reapertura de la Conferencia de Madrid- de su lista de oradores, en vez de la elaborada por el Secretariado Ejecutivo de la CSCE y Holanda -país que presidió el 18 de diciembre la última sesión-, podría originar una dura reacción occidental y hasta el abandono de la reunión por algunas delegaciones.Diecinueve ministros de Asuntos Exteriores (todos los de la OTAN, más los de Irlanda, Suecia, Suiza y Austria) acuden a Madrid para denunciar en la CSCE la situación en Polonia tras la promulgación de la ley marcial, el pasado 13 de diciembre.

España, como país anfitrión, desempeñó, a través de su ministro de Asuntos Exteriores, José Pedro Pérez-Llorca, y de su embajador ante la Conferencia de Madrid, Javier Rupérez, un cierto papel mediador, intentando acercar los puntos de vista de ambos bloques. Ambos diplomáticos se entrevistaron ayer con el vice-ministro polaco de Asuntos Exteriores y jefe de la delegación de su país, Jozef Wiejaez.

En una entrevista concedida a EL PAIS, Wiejack expresó su confianza en que la CSCE no se convierta en "un juicio contra Polonia y la URSS". El diplomático está convencido de que la postura de Estados Unidos no concuerda con la de los demás países occidentales.

El representante polaco propuso al embajador holandés y al secretario ejecutivo de la Conferencia, Raimundo Pérez Hernández, una solución de compromiso para intercalar los diciocho oradores de la lista holandesa con los siete de la polaca.

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La propuesta polaca de fusión entre ambas listas, que colocaba a Hungría en primer lugar entre los veinticinco oradores y a España en octavo, fue, en principio, rechazada por el embajador holandés, por considerar que rompía los procedimientos habituales de trabajo en la CSCE.

Las conversaciones del delegado holandés con el representante polaco continuaron de madrugada.

Paralelamente a los contactos informales entre el Este y el Oeste, los embajadores occidentales mantuvieron dos reuniones. En la primera, en la Embajada de Bélgica, los delegados en la CSCE de los países miembros de Comunidad Económica Europea (CEE) repasaron el texto del discurso que leerá en su nombre el ministro belga de Asuntos Exteriores, Leo Tindemans. Los delegados del bloque occidental (la OTAN, más España) se reunieron posteriormente en la misión canadiense ante la CSCE.

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Larga entrevista entre el secretario norteamericano de Estado y el ministro federal alemán de Asuntos Exteriores

Viene de la primera página

El secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, partidario de una brusca interrupción de la Conferencia, se entrevistó ayer por la tarde durante tres horas con el jefe de la diplomacia germanooccidental, Hans-Dietrich Genscher, favorable al mantenimiento del diálogo, a pesar de la supresión del proceso democrático polaco.

Ambos políticos lograron "una efectiva coordinación de estrategias" según afirmó un portavoz de la delegación norteamericana, sin especificar más detalles. Al parecer, existe un consenso occidental para aplazar las reuniones una vez hayan transcurrido entre dos y tres semanas. Estados Unidos pretende dejar bien claro a la Unión Soviética que no se pueden seguir normalmente las negociaciones sobre desarme y seguridad en Europa mientras reine el estado de sitio en Polonia.

Para Haig, que recordó el domingo en el aeropuerto de Barajas, a su llegada de Washington, que su visita a España tenía "como telón de fondo los acontecimientos trágicos que se están desarrollando en Polonia", "es esencial que los países firmantes del Acta de Helsinki estudien la situación en Polonia, que representa, quizá, una amenaza fatal" para todo el proceso iniciado en la capital finlandesa.

Aun estando dispuestos a denunciar la violación del "tercer cesto" (derechos humanos) del Acta de Helsinki, que supone la supresión de las libertades en Polonia, la mayoría de los países europeos de la OTAN y España desean, como afirmó Rupérez en una conferencia de Prensa celebrada ayer, "mantener la Conferencia abierta", aunque haya que aplazarla en abril y hasta el otoño, "porque el Campeonato Mundial de Fútbol necesita el Palacio de Congresos para el buen desarrollo de sus trabajos".

Estados Unidos, sin embargo, parece dispuesto a matizar su postura, a juzgar por las declaraciones que hizo ayer en Madrid, en contra de una suspensión de la Conferencia, el ministro de Asuntos Exteriores de Canadá, Mark Mac Guigan, considerado como muy cercano a las actitudes norteamericanas.

No alineados

Los países neutrales y no alineados tampoco permanecieron inactivos, reuniéndose por la tarde en la sede de la misión de Finlandia ante la Conferencia para definir su actitud en la 99ª sesión plenaria de la CSCE.

Antes de que se iniciase este encuentro, el embajador de Austria ante la CSCE aseguró que había consenso entre los neutrales para evitar que se tome una decisión de aplazamiento "demasiado pronto". "Es mejor esperar dos o tres semanas para empezar a ver las cosas con más claridad".

Por último, la postura del bloque socialista, cuyos miembros también mantuvieron ayer reuniones para coordinar su estrategia, parece consistir en aguantar la ducha polaca y procurar "culminar con éxito los trabajos de la Conferencia", para lograr así, con o sin aplazamiento, un "documento final equilibrado y sustancial sobre la base del proyecto de los países neutrales y no alineados", según declaró en Madrid el representante soviético en la CSCE, Leónidas lllytchev.

El secretario de Estado, Alexander Haig, fue recibido ayer en la Moncloa por el presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, y anteriormente por el ministro de Exteriores, Pérez-Llorca, con quien, además de sobre la CSCE, dialogó de la situación en América Central y Magreb. Pérez-Llorca recibió en el palacio de Santa Cruz a casi todos los ministros de Asuntos Exteriores de los países de la OTAN presentes en Madrid.

España, según Pérez-Llorca, recordó al ex jefe de las fuerzas armadas de la OTAN en Europa su postura "conciliadora"

El Palacio de Congresos, sede de la Conferencia, estaba rodeado ayer de un nutrido dipositivo policial, así como el hotel Palace, donde la delegación norteamericana, tiene alquilados dos pisos. Además de la policía española, Haig disponía en Madrid de sus propios guardaespaldas.

También había miembros de las fuerzas de seguridad españolas en los diversos hoteles madrileños donde se alojaban delegaciones importantes o habían sido instaladas las oficinas de algunas misiones ante la CSCE.

Los últimos en llegar anohe fueron los ministros de Asuntos Exteriores de Francia y de Bélgica, Claude Cheysson y Leo Tindemans. Ambos políticos coincidieron en afirmar que la actual situación en Polonia viola el acta final de Helsinki.

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