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Polonia en la Conferencia de Madrid

Wiejacz: "La ley marcial evitó una catástrofe de consecuencias incalculables para toda Europa"

Francisco G. Basterra

El viceministro polaco de Asuntos Exteriores, Jozef Wiejacz, es un diplomático tranquilo, de 49 años, que está dispuesto a esperar en Madrid "todo lo que sea necesario" y a capear el temporal que, sin duda, se desatará cuando esta mañana se inicie la sesión número 100 de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE). En una entrevista mantenida ayer con EL PAIS, Wiejacz que, entre otras cosas, es un experto en relaciones polaco-norteamericanas, dejó claras tres cosas: el golpe dado por Wojciech Jaruzelski el pasado 13 de diciembre no constituye una violación de los principios de Helsinki; la decisión de acabar "temporalmente" con las libertades en Polonia fue adoptada para evitar "una catástrofe de consecuencias incalculables para Europa", y, por último, Polonia no hará nada "a consecuencia de la presión extranjera".

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El representante del Gobierno de Varsovia reconoció que en su país se están llevando a cabo "conversaciones informales" con representantes del sindicato Solidaridad, informales -precisó- porque este sindicato es ilegal". También aseguró que el líder sindical Lech Walesa acepta, en ocasiones, dialogar con representantes del Gobierno, sin que esto quiera decir que esté negociando. La situación interna -añadió Wiejacz- está mejorando, aunque la escasez de alimentos sigue siendo el problema número uno, lo que permitirá reducir antes de fin de mes las restricciones más duras sobre las libertades individuales.El delegado polaco no quiso, sin embargo, especular con la posibilidad de realizar un anuncio "propagandístico" sobre un relajamiento del estado de sitio mientras la conferencia está reunida en Madrid. "La ley marcial", afirmó, "no durará un minuto más de lo necesario".

Wiejacz casi no insiste en algo que ya da por sabido. "Estamos en Madrid para discutir sobre los asuntos relativos a la seguridad y a la colaboración en Europa. No es nuestra intención debatir sobre los asuntos internos de otros estados ni tampoco sobre los asuntos internos de Polonia".

El viceministro polaco recuerda que esta actitud ya ha sido comunicada, vía diplomática, a todos los participantes en la reunión de Madrid, y subraya que el interés polaco reside en la convocatoria de una conferencia dedicada a las llamadas medidas "de construcción de confianza" que, posteriormente, pudiera convertirse en una conferencia de desarme.

Esta es la cantinela de la diplomacia soviética desde el inicio de la CSCE. Para lograr estos fines, Polonia entiende que es válido el documento presentado en diciembre último por los Países no alineados y neutrales.

Wiejacz, que estuvo tenso pero correcto durante toda la entrevista, cree que la fase que se inicia mañana de la CSCE no se convertirá en un juicio contra Polonia y la URSS por sus presuntas responsabilidades en el golpe de Varsovia. "En las conversaciones que he podido mantener hoy con cuatro o cinco países occidentales -entre ellos España- he visto claro que lo que dice Estados Unidos no refleja el deseo de la mayoría de los occidentales.

Sin embargo, sin demasiada convicción, como quien recita algo sabido, el delegado polaco asegura que el encuentro madrileño puede ser un elemento "amortiguador" de la actual tensión internacional.

El viceministro polaco, que hoy, por una razón puramente de azar, presidirá la reapertura de la conferencia, sólo eleva un poco el tono de su discurso para desmentir los rumores que corren sobre su su puesta actitud de filibusterismo desde la mesa presidencial para bloquear los ataques occidentales. "Actuaré imparcialmente de acuerdo con el programa aceptado".

Wiejacz afirma que "nosotros sólo hemos suspendido temporalmente la vigencia de algunos derechos, de acuerdo con nuestra Constitución, y estas medidas, desgraciadas, son necesarias a veces".

Después de calificar las acusaciones de "campaña de calumnias", asegura que "la presión económica y política occidental sobre mi país, el espectáculo televisivo organizado por Washington, los programas de radio emitidos hacia Polonia llamando a elementos antiestatales a la rebelión, sí que constituyen una injerencia en nuestros asuntos internos y una violación de los principios de Helsinki".

El representante polaco no cree que sea difícil explicar que la URSS no estaba para nada detrás de lo ocurrido.

"La decisión la tomaron las autoridades polacas y fue ejecutada por fuerzas polacas", asegura.

"Nadie cree que la ley marcial sea la mejor solución, pero fue necesario imponerla para salvar al Estado y a la nación, y evitar una catástrofe de dimensiones dramáticas para Polonia y, quizás, no únicamente para la nación polaca, si se tiene en cuenta la posición geoestratégica de Polonia", explica el representante polaco.

"Tomamos esta decisión a la vista de que había ciertas tendencias en EE UU que querian utilizar los dramáticos sucesos para socavar el sistema existente de seguridad en Europa y el actual equilibrio de poder, que es la base de la seguridad de todos los países del viejo continente. Con la ley marcial hemos contribuido a la estabilidad de toda Europa".

Wiejacz estima que las realidades existentes en Europa, las actuales fronteras producto de los acuerdos de Postdam y Yalta confirmadas en Helsinki, en 1975, no deben ser cuestionadas.

"Cuando se hizo así, en los años cincuenta, entramos en la guerra fría, y cuando el Oeste reconoció esta realidad pasamos a la distensión. Ahora, Estados Unidos usa la retórica para regresar a ese período de guerra fría", concluye el alto funcionario polaco.

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