_
_
_
_

La tilde de solo: ¿ha generado la RAE inseguridad ortográfica?

Los mensajes contradictorios de la Real Academia Española en torno a la acentuación de la palabra crean confusión entre alumnos, editores, correctores o profesores

Una mujer escribe en una libreta la palabra solo sin tilde.
Una mujer escribe en una libreta la palabra solo sin tilde.PACO PUENTES
Sergio C. Fanjul

Una pequeña raya inclinada sobre una o, la tilde de solo, ha provocado un debate social, entre el drama y la hilaridad, que, aunque parezca no tener demasiada importancia más allá del propio debate, puede tener consecuencias en la vida cotidiana de algunos sectores de la población. Por ejemplo, a la hora de evaluar exámenes, de corregir textos o de definir criterios editoriales. Recientemente, la empresa Ferrovial ha insinuado que en España hay inseguridad jurídica, pero, con tanto revuelo en torno a la tilde, ¿hay también inseguridad ortográfica?

En estos momentos existe cierta incertidumbre ante el uso de la tilde, asunto sobre el que se han ofrecido diferentes versiones. A saber: lo que dice la Ortografía de 2010 de la Real Academia de la Lengua (RAE). Lo que dicen los tuits oficiales de la misma RAE. O lo que dicen algunos académicos, con el prominente tildista Arturo Pérez-Reverte a la cabeza, que auguró en la citada red social que el pleno que se celebra este jueves será “tormentoso”, después de que la semana pasada se acordara introducir una pequeña aclaración ―que no modificación― en la redacción de la norma vigente para subrayar que se deja “a juicio del que escribe” la posibilidad de tildar esas palabras en caso de ambigüedad, algo que ya considera la Ortografía de 2010. Si un estudiante va a examinarse, ¿a quién debe hacer caso? ¿Bajo qué criterios actuarán los correctores?

“Creo que ningún profesor bajaría tres puntos a un alumno que escriba la tilde en solo cuando equivale a solamente. Por lo demás, creo que los profesores son, en general, respetuosos con lo que determina la RAE, como lo es el Ministerio de Educación y Formación Profesional”, explica José Manuel Bar, secretario de Estado de Educación. Eso sí, todo depende de cada centro educativo y de cada profesor. En el ministerio apuestan por un modelo competencial para la enseñanza de la ortografía: es decir, prefieren que se aprenda mediante la lectura y la escritura que mediante el estudio memorístico de las reglas.

Así se entiende que, con la desaparición de esta tilde en medios de comunicación y libros de texto, esa regla se transmite de forma natural a las nuevas generaciones. Tal vez los más jóvenes vean la tilde de la discordia como algo excéntrico. Los libros de texto eliminaron las tildes desde la Ortografía de 2010, cuya doctrina se fue difundiendo. En EL PAÍS, el Libro de Estilo, que rige la escritura en el periódico, dice que no se debe colocar la tilde a la palabra solo (“Se omitirá ese rasgo gráfico en los textos y titulares informativos”), pero que en los textos de opinión se deja a la decisión del firmante. La Fundación del Español Urgente (Fundéu) ya advertía en 2011, basándose también en la Ortografía del año anterior, que la tilde no era necesaria en ningún caso. Aunque sí admisible en casos de ambigüedad.

Estudiantes de Navarra en las pruebas de acceso a la Universidad.
Estudiantes de Navarra en las pruebas de acceso a la Universidad. EFE

Según opina el secretario de Estado, hay unas faltas más graves que otras, y la citada tilde, de considerarse falta, debería considerarse leve. En el caso de las pruebas para el acceso a la Universidad, popularmente conocidas como Selectividad, el criterio también depende de cada comunidad autónoma y de cada universidad. “Hay criterios más estrictos que otros, por eso tenemos grupos de trabajo que intentan unificarlos”, explica Bar.

En la Universidad Complutense de Madrid, los alumnos de la lingüista Shima Salameh, pertenecientes a ámbitos como la comunicación, el periodismo o la publicidad, en los que la lengua es crucial, sacaron en clase el tema de la controvertida tilde, a cuenta de la polémica en redes sociales. “Ante la confusión, soy muy tajante: tienen que buscar la información de las fuentes originales”, dice Salameh. “Tienen que aprender a diferenciar el ruido de la información verídica”.

En este caso, según señala la profesora, esa información verídica es la asentada en la Ortografía de 2010. No se tilda solo, pero se permite en contextos de ambigüedad, que son muy escasos. “Si no hay ambigüedad, es una falta”, zanja Salameh. Cuenta también que en exámenes, como los de acceso a la universidad, las faltas se penalizan con décimas (0,2 puntos, 0,25 puntos, etcétera), que dependen también del tipo de falta y de la frecuencia, aunque todas estas cuestiones varían según el departamento. En ocasiones, si una falta se repite, solo se penaliza en su primera aparición. “La penalización es algo que los estudiantes tienen asumido… y puede llevar al suspenso”, aclara la lingüista.

Una apuesta segura

Después de la Ortografía de 2010, algunos autores indómitos (incluso académicos) siguieron utilizando la tilde, como Javier Marías, Arturo Pérez-Reverte, Luis Mateo Díez o Pere Gimferrer. La controversia dentro de la Academia se da, sobre todo, entre escritores, a favor de la tilde, y lingüistas que consideran sentimentales los criterios de los escritores y, por tanto, están en contra. “Los creadores no pretendemos tener la última palabra, pero solo faltaría que nosotros no pudiéramos escribir lo que nos diera la gana”, dijo Javier Marías a EL PAÍS en 2020. Pero los escritores tienen que lidiar con sus editoriales (y viceversa).

¿Qué ocurre en esos casos? “En Alfaguara, siguiendo la recomendación actual de la RAE, dejamos en manos de los autores determinar qué usos del adverbio solo y de los pronombres demostrativos son potencialmente ambiguos en sus libros y, por tanto, qué casos se tildan y cuáles no”, señalan desde el equipo de edición de la editorial, que, curiosamente, publica a muchos de los autores proclives a la tilde antes citados.

Imagen de la fachada de la Real Academia Española.
Imagen de la fachada de la Real Academia Española.EFE

El colectivo de los correctores de textos es otro de los afectados por estas incertidumbres. “Los correctores tenemos como fin limpiar, normalizar y dignificar, somos el intermediario entre el texto y el lector. Yo, si veo la tilde en solo, la marco como falta de ortografía y lo consulto con el autor del texto”, explica Antonio Martín, socio y gerente de la academia Cálamo & Cran, famosa por formar a correctores. A priori, falta. Según Martín, eso sí, la decisión final es del autor, o del editor, si es que tiene unas normas predefinidas para los libros de su editorial. Lo que le parece preocupante son las decisiones unilaterales de la RAE y que no se busque el consenso con las otras 21 academias del español que forman parte de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE). “Es un debate antiguo, que viene desde 1870… Ahora han vuelto a mover el avispero, pero no hay ningún cambio real”, dice el gerente.

Respecto a los estudiantes, “la regla que les doy es: ‘Si no tildas nunca, nunca te equivocas’. Esa es la norma y los profesores tienen que respetarla”, explica el académico Salvador Gutiérrez Ordóñez, director del departamento de Español al Día. En cuanto a las ambigüedades, la Ortografía dice así: “Dado que tales casos son muy poco frecuentes y que son fácilmente resueltos por el contexto, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en el adverbio solo y los pronombres demostrativos, incluso en los casos de posible ambigüedad”. En otra parte de la obra se lee: “A partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas, incluso en casos de doble interpretación”. De ahí que no poner la tilde sea una apuesta segura.

En el otro lado, ¿se podría penalizar al que escribe por tildar? “La Academia, desde 1959, recomienda no usar la tilde cuando solo equivale a solamente. Se toleraría si el que escribe percibe ambigüedad. Puesto que es opción del que escribe percibir la ambigüedad, no veo cómo podrían penalizar a nadie por usarla”, explica la académica Inés Fernández-Ordóñez. Los profesores de instituto consultados por la académica prefieren no usarla nunca, con el fin de no generar confusión en los alumnos. “Pero entiendo que tampoco pueden penalizar su uso, siempre y cuando haya ambigüedad”, dice Fernández-Ordóñez, “por supuesto, si no se percibe ambigüedad, poner la tilde es una falta”.

“La tilde opcional abre la puerta a ponerla a otros adjetivos usados como adverbios”, continua la académica. “Por ejemplo: ‘El pianista tocó lénto’. Eso crea una irregularidad innecesaria y compleja de explicar en las normas de ortografía”. Fernández-Ordóñez quiere acabar recordando que la RAE no puede modificar la norma previa de la tilde, solo aclararla, puesto que no hay abierto un proceso de reforma de la Ortografía de 2010. Para ello se necesitaría el consenso entre todas las academias de la lengua española, incluyendo las de los países latinoamericanos.

Tres versiones para solo

La Ortografía vigente —que solo puede ser cambiada con un acuerdo de la asociación de academias de la lengua— sostiene que "a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas, incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es, pues, la de no tildar nunca estas palabras", según escribe el departamento de Español al día de la RAE. La expresión utilizada es "recomendación general".

Sin embargo, la semana pasada, el Twitter oficial de la Academia, @RAEinforma, empleaba la palabra "obligatoriedad". La formulación era: "Lo aprobado en el pleno del 2 de marzo no modifica la doctrina de la Ortografía de 2010. Incluso la expresa de forma más clara: 1. Se mantiene la obligatoriedad de no tildar el adverbio solo y los prons. demostrativos cuando no exista riesgo de ambigüedad". @RAEinforma señalaba que nada había cambiado, es más, que insistía en que se expresaba de "forma más clara".

Esta información provocó una airada protesta del académico Arturo Pérez-Reverte, quien consideró que sí había cambiado la norma y que se podría volver a acentuar solo, incluso cuando no hay riesgo de ambigüedad. "¿No se añade nada nuevo? ¿Lo tendrá que justificar?". Lamento decir que @RAEinforma, dirigida por un académico anti-tildista, está dando información sesgada e inexacta. Ayer, el pleno de la RAE aprobó una modificación importante. El pleno del próximo jueves [en referencia a hoy] será tormentoso", escribió en Twitter.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_