‘Ambulance: plan de huida’, otra maldita película de acción de Michael Bay
Solo los más despistados se meten en un cine a ver uno de los trabajos del director de ‘Armageddon’ y ‘La roca’ buscando sutileza, sosiego o reflexión
Al espectador cinematográfico se le supone un cierto oficio en lo suyo: eso de sentarse en la butaca e intentar disfrutar. Pocos pagan una entrada sin tener ni idea de lo que van a ver, ya sea en lo referente al relato, al estilo, a la nacionalidad y/o a los objetivos. Y con las películas de Michael Bay, la decisión es más clara aún. Solo los más despistados se meten en un cine a ver uno de sus trabajos buscando sutileza, sosiego o reflexión.
Bay es tralla gruesa, una bomba de recursos de producción, puesta en escena y montaje al servicio del estremecimiento fácil de fin de semana, del entretenimiento del conocedor, del dispuesto a entrar en su concierto de pirotecnia, testosterona y épica de la profesionalidad y de la lealtad. Un delirio sonoro, musical y visual. Luego, no pocas veces, incluso queriendo ser cómplice de su comida basura cargada de sabor, la digestión final es complicada, porque el director estadounidense nunca ha sabido lo que es el freno. Otras, sin embargo, ha acabado logrando justo lo que siempre parece buscar: explosivas coreografías de acción que saborear entre festines de palomitas y refrescos con infinito azúcar. El cine de Bay es marca registrada. Una apoteosis del caos repleta de aditivos y colorantes. Y Ambulance: plan de huida, su último chicle de acción en forma de filme de atracos y persecuciones, te explota en la boca.
En tres líneas: una banda de ladrones atraca un gran banco y dos de ellos, hermanos que se quieren pero a los que el tiempo y el estilo les separó, huyen por las calles y avenidas de Los Ángeles en una ambulancia, junto con una enfermera y un policía moribundo. Cuarenta y cinco minutos de atraco y tiroteo en los aledaños de la sucursal, tan parecidos al de Heat que casi parecen el mismo banco y las mismas calles, algo en lo que sale perdiendo Bay pues el desgarro calculado de Michael Mann gana por goleada a su desenfreno un tanto embarullado. Y una hora y media metidos en una ambulancia sin control alguno y en la que no dejan de pasar asuntos inesperados y refrescantes. Con tres personajes carismáticos, e intérpretes de belleza cinematográfica: Jake Gyllenhaal, cada vez más cómodo con esa mirada suya entre la elegancia y la demencia, Yahya Abdul-Mateen II, y Eiza González.
Siempre será discutible que Bay lance la cámara a volar en cada plano de apenas un segundo durante una conversación que degenera en discusión. También que se crea el rey del mambo citándose a sí mismo y a sus películas: dos personajes hablan de Dos policías rebeldes, y otros dos, sobre La roca y una frase de Sean Connery, casi como si estuviesen invocando a John Ford. Pero esa arrogancia va con el lote. Y Ambulance, sin ser Dolor y dinero (2013), su mejor trabajo, cumple fielmente con sus propósitos alejándose de sus estrambóticas horteradas (véase Armageddon, Pearl Harbor o casi cualquiera de sus Transformers).
El espectador es bastante más listo de lo que suponen ciertos especialistas. Suele saber a lo que va. Y aquí lo tendrá claro: a ver una maldita película de Michael Bay.
Ambulance: plan de huida
Dirección: Michael Bay.
Intérpretes: Jake Gyllenhaal, Yahya Abdul-Mateen II, Eiza González, Garret Dillahunt.
Género: acción. EE UU, 2022.
Duración: 136 minutos.
Estreno: 13 de abril.
Babelia
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