_
_
_
_
crítica de 'dolor y dinero'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Horterada con clase

Michael Bay ha encontrado los personajes ideales y la historia perfecta para su tipo de cine, entre la sátira, la acción desmesurada y la mitificación grotesca

Javier Ocaña
Dwayne Johnson, Anthony Mackie y Mark Wahlberg, en el filme.
Dwayne Johnson, Anthony Mackie y Mark Wahlberg, en el filme.

Michael Bay ha encontrado los personajes ideales y la historia perfecta para su tipo de cine. Entre la comedia satírica, la acción desmesurada, la mitificación grotesca, el thriller salvaje, el recauchutado hormonal y el americanismo colorista, Dolor y dinero está basada en un hecho real. ¿Bay contando algo que ha ocurrido en verdad (y que no sea Pearl Harbor)? Sí, pero es que a veces la poca plausibilidad de la vida va más allá de toda lógica. Eso sí, este mismo relato, que toma como base unos artículos para Miami New Times, podría haber dado pie a muy distintas películas: de Michael Mann, los Coen, Errol Morris, Martin Scorsese o Ben Stiller. Así de ricos pueden ser el cine y, en general, la creación.

DOLOR Y DINERO

Dirección: Michael Bay.

Intérpretes: Mark Wahlberg, Dwayne Johnson, Anthony Mackie, Ed Harris, Tony Shalhoub.

Género: comedia criminal. EE UU, 2013.

Duración: 129 minutos.

En una frase: un entrenador personal de gimnasio con medio dedo de frente y dos culturistas que no alcanzan ese nivel planean un secuestro para hacerse ricos. Con su cámara en constante movimiento, su habitual montaje eléctrico, pero ya sin exageraciones, la fotografía de colores muy contrastados, las cámaras lentas cada vez mejor elegidas y sus congelados de diseño, Bay demuestra que incluso las horteradas pueden ser de distintos tipos, y esta vez la suya es una horterada con clase. Porque quizá lo mejor sea que, a pesar del enfrentamiento natural entre Bay y cualquier atisbo de crítica o reflexión trascendente, el lado oscuro del sueño americano está muy presente en su película, confundido entre los lúbricos y patéticos sueños de eternidad de unas criaturas que, como dice el personaje de Ed Harris, no son más que “ tres putos subnormales”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_