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Los ‘mustang’ son mesteños y ‘alligator’, el lagarto: las palabras que el inglés americano tomó del español

Un informe del Queen Sofía Spanish Institute recupera el sorprendente origen castellano de numerosos vocablos que se usan habitualmente en Estados Unidos

El vaquero Garret Hale, durante el West of Pecos Rodeo, el pasado 23 de junio.
El vaquero Garret Hale, durante el West of Pecos Rodeo, el pasado 23 de junio.Eli Hartman (AP)
Vicente G. Olaya

Los exploradores españoles del siglo XVI se toparon entre los densos manglares de Florida (EE UU) con unos amenazantes y gigantescos reptiles nunca vistos antes por ellos. Así que por similitud con los peninsulares ―aunque no precisamente por tamaño― los denominaron lagartos, un vocablo que se introdujo en el inglés como alligator, derivando directamente de “el lagarto”, como se gritaba cuando aparecía un ejemplar en el inestable y peligroso camino de reconocimiento. Este es uno de los ejemplos que el Queen Sofía Spanish Institute ―una organización sin ánimo de lucro que promueve el interés de EE UU en su legado cultural hispano― ha hecho público en el estudio How American English Has Been Shaped by Spanish (La influencia del español en el idioma de Estados Unidos), aprovechando la próxima celebración el 4 de julio del Día de la Independencia. “La gastronomía, la historia o la arquitectura son grandes ejemplos de la gran importancia del mundo hispano en EE UU. Una herramienta que también revela, y con mucha claridad, ese legado hispano que es el idioma. No solo porque la lengua española ha estado presente en lo que es hoy Estados Unidos desde el comienzo de su historia, sino por la huella que ha dejado en el propio idioma del país”, afirman.

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La palabra barbecue (barbacoa) llegó a las casas con jardín estadounidenses desde el Caribe, un sustantivo con el que los indígenas taínos de la actual República Dominicana denominaban a la estructura de madera con la que cocinaban los alimentos. Los españoles desconocían el artilugio, así que adoptaron su nombre y en 1518 ya aparece en documentos que relatan los primeros viajes a América. Los castellanohablantes modificaron su significado y comenzaron a utilizarlo para referirse al proceso de cocción de los alimentos y a la propia comida cocinada. El primer registro en inglés del vocablo está fechado en 1697, aunque se refería a él sorprendentemente como “lugar para dormir”, nadie sabe por qué. Cosas de los británicos. En 1773, comenzó a acercarse en inglés al significado que le habían dado los españoles, y ya se hacía referencia en sus diccionarios como “reunión social en la que se asaba carne”. Luego los estadounidenses cambiaron su grafía y empezó a aparecer como barbeque, BBQ o, Bar-B-Que, además de otras variaciones en las cartelerías de las cadenas de restaurantes de comida rápida de todo el mundo.

Al igual que la palabra barbacoa, los españoles absorbieron de las culturas caribeñas el sustantivo huracán (hurikan, en su original), que utilizaban los nativos para “referirse a las grandes tormentas y fenómenos meteorológicos”, según reflejaron los cronistas de América. Con este significado fue adoptado por el español en el siglo XVI y popularizado por los ingleses como hurricane. A los tornados, en cambio, los españoles los llamaban en el siglo XVI tronadas o tormentas. Como Estados Unidos es el país con más tornados del mundo, adaptó esta palabra de origen latino, tornare o tronitum, que significa torcer o girar. En el siglo XVII, tornado comenzó a identificarse en inglés con un “torbellino extremadamente violento”. Finalmente, a mediados del siglo XIX, los estadounidenses se quedaron con el vocablo, pero ya lo definieron como “nubes embudo rotatorias destructivas de las grandes llanuras”.

Por el contrario, si a las grandes tormentas los exploradores españoles las denominaban huracanes o tornados, a los vientos suaves del noreste los llamaban brizas o brisas. En el siglo XVI, la palabra llegó a América del Norte y se convirtió en su versión inglesa como breeze.

En español, bronco significa rudo o tosco, un adjetivo perfecto para definir a los caballos salvajes “no entrenados que se comportan de forma imprevisible, normalmente dando patadas o corcoveando”. En inglés, apareció hacia 1850, y en 1900 ya se utilizó para describir un evento llamado bronc riding, en el que los caballos (normalmente yeguas) intentan derribar a su jinete. En Estados Unidos a los que montan o pastorean bravas reses, se les denomina cowboy o buckaroo. Este último término se origina en el siglo XIX cuando los angloparlantes comienzan a aventurarse en las hispanas Texas y California. Desde el punto de vista de la etimología, buckaroo y vaquero son la misma palabra. En español, vaquero significa simplemente “un hombre que trata con vacas”. Craig M. Carver, autor de American Regional Dialects, señala que las dos palabras también reflejan las diferencias culturales entre los ganaderos de Texas (vaquero) y California (buckaroo).

Lasso es el verbo que define en inglés lanzar una soga enlazada para atrapar a un animal. Las herramientas que se utilizan para conseguirlo son lassoes, vocablo que comenzó a utilizarse a principios del siglo XIX en Estados Unidos. Proviene directamente de la palabra castellana lazo, los que empleaban los ganaderos en América para retener a las reses. En la América de habla hispana, el rodeo era el proceso que realizaban los vaqueros para reunir el ganado con diversos fines, como trasladarlo a nuevos pastos. Lo que venía siendo la peninsular Mesta. El término también se utilizaba para referirse a las exhibiciones de habilidades utilizadas en estos trabajos. Este último uso fue precisamente el que se adoptó en la tradición vaquera de Estados Unidos y Canadá, dando nombre a los icónicos espectáculos. Aproximadamente, la palabra rodeo se utilizó por primera vez en inglés sobre 1830.

Aunque mustang suena completamente a palabra indígena, lo cierto es que tiene un origen plenamente castellano. Mesteños se denominaban a los caballos que provenían de España y que llegaban a América. Los équidos se habían extinguido en Norteamérica a finales del Pleistoceno y fueron reintroducidos por los españoles en el siglo XVI. Las vastas llanuras del continente y la ausencia de depredadores naturales contribuyeron a su rápida expansión. En español, desde el siglo XIII, los animales que no tenían dueño conocido se llamaban mesteños. Esa palabra se adoptó después también en América y dio lugar a mestengo y mustang. Este último término se utiliza a menudo para referirse a los caballos salvajes en general, pero esto no es correcto, porque los mustang tienen características físicas específicas.

Los diccionarios de inglés definen stampede como “una desbandada general de animales en las praderas del Oeste, generalmente provocada por un susto”, como si otras partes del mundo no ocurriesen. La palabra es una adaptación directa de la española estampida, y entró en el inglés a través de los hispanohablantes mexicanos del siglo XVIII. No obstante, el sustantivo español tiene un origen germánico anterior (stamp).

Hay 3.700 especies de cucarachas, que “inspiran repugnancia a la mayoría de la gente”, dice el informe. Desde el siglo XVI, en español se registra a este insecto como cuca, la oruga de la que nacen algunas mariposas. Este término pasó al inglés en el siglo XVII, y el Diccionario Merriam-Webster ―uno de los más afamados de Estados Unidos― sitúa en 1616 el primer uso conocido de cockroach con su definición actual. No obstante, el informe no señala cómo las llamaban antes los angloparlantes. Porque haberlas, haylas antes de la llegada de los españoles a América.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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