Berlanga, el espejo de España

En la foto se ve a José Isbert tocando el piano con rostro de virtuoso, a Luis García Berlanga leyendo un periódico doblado como si fuera un libreto y a José Luis López Vázquez disfrazado de Groucho Marx y subido al piano de pared clavando el gesto habitual de placer del cómico neoyorquino. Es un descanso del rodaje de Los jueves, milagro, un prodigioso retrato de la felicidad del trío en 1957 realizado por Basabe, y unas de las joyas de la exposición Berlanguiano. Luis García Berlanga (1921-2021), organizada por la Academia de Cine en la sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, y que han inaugurado los Reyes con la presencia de la viuda de Berlanga, María Jesús Manrique, de sus hijos José Luis y Fernando y de diversas autoridades. El acto ha tenido lugar a pocos días —este sábado 12— de que se cumpla el centenario del nacimiento del director de El verdugo, Plácido, Tamaño natural o la trilogía Nacional.

La muestra permanecerá abierta hasta el 5 de septiembre, y Mariano Barroso, presidente de la Academia, la define como “un plano secuencia” que culmina “un proyecto acariciado largo tiempo”. “Es una enciclopedia audiovisual de las últimas décadas del país y resume lo que somos, lo que queríamos ser y nuestras miserias y grandezas. Todo desenfadado, como lo hacía Berlanga, lo que lo hace más popular”, apuntaba a la prensa antes de la llegada de don Felipe y doña Letizia. “Ilustramos el recorrido minucioso, interminable y lúcido del plano secuencia que compuso Berlanga a lo largo de su vida”, contaba Barroso sobre quien sigue siendo el presidente de honor de la institución que agrupa al cine español.

A su lado, la comisaria de la muestra, Esperanza García Claver, subrayaba la línea expositiva: a cada película le acompañan fotos de la época (en la primera sala asistimos al resurgir del cine a finales de los años cuarenta con estrenos de gala de Carmen Sevilla o Cantinflas), soberbias capturas de realidad realizadas por Santos Yubero, Cristina García Rodero, F. Catalá-Roca, Oriol Maspons o Elliot Erwitt, entre otros. “Narró a lo largo de su trayectoria con un humor brillante e inteligente el esperpento nacional”, decía García Claver, que apuntaba el ascendiente que tuvo Carlos Arniches sobre Berlanga (Valencia, 12 de junio de 1921 - Madrid, 13 de noviembre de 2010).

En Berlanguiano el visitante avanza al ritmo de las películas de creador valenciano. En total se pueden ver 170 imágenes de sus rodajes, instantáneas del autor, guiones bocetos o libretos que no se materializaron. Están los bocetos de Novio a la vista, El verdugo y ¡Bienvenido, mister Marshall!; los carteles originales de La escopeta nacional y Patrimonio nacional; el plan de rodaje de Patrimonio nacional o el pressbook de ¡Bienvenido, mister Marshall! que se presentó en el festival de Cannes de 1953. También, extractos de guiones con sus anotaciones; los libretos de las dos versiones anteriores a La vaquilla —Los aficionados y Tierra de nadie—, que escribió con Azcona. Un vídeo recorre, a través de fragmentos de sus películas, los rostros de más de 100 intérpretes que trabajaron a sus órdenes.

La exposición se ha centrado en este paralelismo Berlanga-sociedad española en detrimento de otras posibilidades (no hay reconstrucciones de decorados, ni recopilación de material usado en sus películas, más allá de los guiones mencionados). En una esquina de la inmensa sala que sirve como plano secuencia de su carrera, se miran de soslayo fotogramas de la trilogía Nacional con retratos de Manuel Fraga, ministro de Información durante el franquismo, saliendo de la playa de Palomares en 1966 o inaugurando una exposición, y del dictador Francisco Franco en un puesto de tiro en 1959 o jugando al golf en 1974. Buen momento para recordar que Franco dijo: “El que no sepa cazar que no venga”, cuando tras invitar a Fraga a una cacería el ministro disparó varios perdigones al culo de Carmen Polo. Berlanga reflejó esos encuentros de poder en la trilogía centrada en el marqués de Leguineche y la sociedad que le circundaba. En un monitor adyacente se puede ver el making of de La escopeta nacional (1978), realizado por Fernando Trueba.

Hay fotos de grandes momentos, como Luis García Berlanga y María Jesús Manrique en 1962 en los Oscar; otra de Orson Welles y Manrique charlando con Geraldine Chaplin sentada en medio durante la Berlinale de 1968; Berlanga a punto de acariciar entre risas el rostro de una anciana, extra en Los jueves, milagro; junto a Carlos Saura y Luis Buñuel en Cuenca en 1960, o con su admirado René Clair. Al final, otra pequeña sala hace de coda de la muestra: titulada De aquí a la eternidad, ilustra la relación entre la Academia y el cineasta valenciano, que solo recibió un Premio Goya a lo largo de su carrera: en 1994 por la dirección de Todos a la cárcel. Algo que vivió con mucha alegría, muy alejado del Berlanga circunspecto que esconde su rostro en la imagen que ilustra el cartel de la exposición, en un gesto de concentración o posible desasosiego en un momento del rodaje de El verdugo.

Berlanguiano. Luis García Berlanga (1921-2011). Organizada por la Academia de Cine en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (calle Alcalá, 13, Madrid). Hasta el 5 de septiembre.