La nieta del maestro asesinado con Lorca pide al juez la exhumación del poeta y de su abuelo
La reclamación se basa en el testimonio de una persona que admite haber sacado un fémur durante una obra en la zona donde se suponen enterrados
La nieta de Dióscoro Galindo, el maestro fusilado junto al poeta Federico García Lorca el 18 de agosto de 1936 en Alfacar (Granada), ha solicitado al juez que ordene la búsqueda de los restos de su abuelo y del poeta. El escrito presentado ante un tribunal granadino justifica su petición en la aparición en el último año de nuevos elementos sobre el caso. Se refiere en concreto a la entrevista del periodista Víctor Fernández a José Antonio Valdivia Gómez, un antiguo responsable de jardines de la Diputación de Granada, para su libro de investigación sobre Lorca. En esa entrevista, Valdivia reconoce que, en 1986, durante unas obras en un parque en Alfacar, en la zona donde se cree que pudieron enterrar al escritor, apareció un fémur completo que tiraron a una finca vecina. Nunca se ha investigado ese hecho.
Si el juez autoriza la búsqueda, esta sería la quinta ocasión en la que se intenta oficialmente encontrar los restos de Lorca y la segunda en la cercanía de la Fuente Grande, zona donde apareció el fémur. Hace prácticamente un año, el Ministerio de Justicia cerró una búsqueda iniciada por la Junta de Andalucía tras recibir el informe de una comisión técnica que, tras analizar con radar la zona, consideró que no había signos que hicieran sospechar que allí había restos humanos.
El escrito de Nieves García Catalán, nieta de Galindo, al juez ha sido presentado el último día de 2019 y constata que en esa entrevista con el periodista e investigador, Valdivia Gómez reconoce que encontraron un fémur “a unos 50 metros de donde está el olivo” en cuyas cercanías se considera que están enterrados Lorca, el maestro Galindo y dos banderilleros que fusilaron junto a ellos, Francisco Galadí y Joaquín Arcollas. La localización del olivo fue marcada al historiador Ian Gibson por Manolo el comunista, Manuel Castilla, que tenía 17 años en el momento de los fusilamientos y dijo haber participado en los enterramientos. Las obras que se realizaban eran, precisamente, para la creación del Parque Federico García Lorca a raíz de la creencia de la íntima relación del terreno con el poeta. Sin embargo, a nadie de los que lo presenciaron le pareció relevante.
En la entrevista, Valdivia Gómez reconoce que tuvo el fémur en sus manos pero que no hicieron más indagaciones de otros huesos o casquillos de bala por la prisa que tenían y porque temían que si aparecían muchos restos acabarían parando la obra. Así, tiró el fémur "a la finca que hay en la parte de abajo por donde está la puerta principal", y donde reconoce que echaron otros escombros. Allí, con el tiempo, se construyó una urbanización.
Es en esa urbanización donde, según el escrito al juez, en febrero de 2014 apareció un cráneo humano. La nieta de Galindo, a través de Eduardo Ranz, su abogado, incluye un recorte del diario Ideal que habla de esa aparición. En el periódico se explica que un jardinero de la urbanización El Caracolar, en Alfacar, encontró un cráneo humano mientras hacía su trabajo a unos 100 metros del parque Federico García Lorca de Alfacar.
El documento de la nieta de Galindo, además de los dos descubrimientos de restos humanos descritos, basa su petición en los principios establecidos por Naciones Unidas para que sea relevante “la restitución y compensación a las víctimas, ocupándose de reparar a la víctima y a sus allegados, compensando el daño sufrido”. Según el texto, eso es algo que aún no ha sido posible para “los familiares de las víctimas que se encuentran en la fosa del parque Federico García Lorca”. García Catalán solicita, además, que se cambie la causa de la muerte que consta en su certificado de defunción. Ahora aparece como fallecido “a consecuencia de heridas producidas por hecho de guerra” y solicitan que conste como “desaparecido durante el golpe de estado, la Guerra Civil y la represión de la Dictadura posterior”.
Babelia
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