Así será la batalla definitiva contra el mosquito tigre
Un programa piloto con machos esterilizados da buenos resultados en Valencia
En una planta de producción de aspecto anodino de Caudete de las Fuentes, en el interior de Valencia, se prepara la batalla definitiva contra el mosquito tigre, azote veraniego de los residentes en el Mediterráneo —aunque ya se han localizado colonias lejos del mar, como en Madrid—. Y transmisor en otros continentes de graves enfermedades como el dengue, la fiebre amarilla, el chikungunya y el zika.
Si todo marcha como está previsto, la lucha será incruenta, devastadora y, hasta cierto punto, placentera: consistirá en la suelta de millones de mosquitos machos estériles criados en la biofábrica de Caudete que copularán con las hembras desplazando a los machos silvestres y dando lugar a huevos inviables que cortarán el ciclo reproductor del insecto.
El primer ensayo, desarrollado en un pueblo de Valencia, Polinyà del Xúquer, ofrece resultados esperanzadores: en dos meses la presencia del insecto es un tercio inferior a la del vecino Albalat de la Ribera, donde no se están liberando y sirve de espejo a la prueba.
El programa del mosquito se encuentra en fase piloto, pero la planta de Caudete, propiedad de la Generalitat valenciana, tiene experiencia en la conocida como Técnica del Insecto Estéril. Lleva una década combatiendo con ella la plaga de la mosca de la fruta del Mediterráneo: cada día se extraen de sus jaulas entre 12 y 36 millones de machos de esta mosca —previamente irradiados para hacerlos incapaces de tener descendencia— que son lanzados desde avionetas sobre campos de naranjos y otros frutales de la Comunidad Valenciana.
Su capacidad para producir a la semana hasta 500 millones de moscas de la fruta (Ceratitis capitata) la convierten en la segunda mayor biofábrica mundial de sus características, por detrás de las instalaciones que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos ha construido en Guatemala. El centro de Caudete ha resultado clave para que EE UU, donde consiguieron erradicar la plaga utilizando la misma técnica, haya mantenido abiertas las fronteras a las exportaciones citrícolas valencianas.
La Generalitat dirige la prueba contra el mosquito tigre (Aedes albopictus) desde enero de 2017 en colaboración con la empresa pública de medio ambiente estatal Tragsa y la Agencia Internacional de la Energía Atómica. El primer año y medio se ha dedicado a fundar la colonia madre que proporcionará los ejemplares y a afinar el método de esterilización. Las sueltas de mosquitos empezaron hace dos meses en Polinyà del Xúquer y la captura de huevos por trampa y día ya es allí una tercera parte inferior a la registrada en Albalat de la Ribera.
“Los resultados son muy preliminares, pero el programa es, en principio, ideal para erradicar el mosquito tigre a medio plazo. Su presencia es todavía limitada, de modo que requeriría una difusión mucho más selectiva de machos estériles que con la mosca de la fruta. Además, el mosquito se desarrolla sobre todo en zonas urbanas y periurbanas y la técnica es absolutamente inocua para los seres humanos”, afirma Roger Llanes, director general de Agricultura de la Generalitat.
Si cuando finalice la campaña, en tres meses, la tendencia observada hasta ahora se mantiene, la Generalitat prevé extender el programa al resto de la Comunidad Valenciana. Llanes afirma que otros territorios españoles están pendientes del resultado. Italia tiene su propio programa piloto.
La liberación de importantes cantidades de mosquitos machos no representa un problema. Como en otras especies de mosquitos, solo pican las hembras, que utilizan la sangre para desarrollar los huevos. Los machos se alimentan de néctar.
Mosquitos 'mazaos'
En su primera fase de vida, el mosquito es una larva filtradora de agua, y en Valencia les proporcionan una dieta hiperproteica a base de harina de atún, harina de hígado de vaca y levadura de cerveza. “Dándoles esta comida conseguimos unos machos supergrandes, que llamamos mazaos, para que compitan mejor por las hembras con los machos silvestres”, afirma David Almenar, biólogo del Centro de Evolución de Insectos Estériles de Moncada (Valencia), otra pieza del proyecto.
Los mosquitos machos son irradiados en la fase de pupa —crisálida—, justo antes de convertirse en adultos, para producirles la atrofia del aparato reproductor, explica Ignacio Pla, director de planta de Caudete.
Previamente se eliminan las hembras. En el caso de la mosca de la fruta, la Agencia Internacional de la Energía Atómica, con sede en Austria, proporcionó a la Generalitat una cepa cuyas hembras mueren al ser expuestas a determinada temperatura, explica el biólogo Jaime García de Oteyza, mientras que los machos sobreviven. De esa cepa procede la colonia madre de moscas de Caudete.
La selección del sexo del mosquito tiene que hacerse, en cambio, con un sistema físico de filtrado, para lo que resulta útil el hecho de que las pupas hembra son mayores que las macho. El programa valenciano ha desarrollado un sistema láser para eliminar las crisálidas hembra que se aplicará si se da el salto a la producción masiva de mosquito.
Zona segura en caso de escape
La Técnica del Insecto Estéril fue ideada a mediados del siglo pasado por el norteamericano Edward Knipling. EE UU erradicó la mosca de la fruta en su territorio utilizándola y luego lo hizo también en México, siguiendo una estrategia de cordón sanitario que ha llevado ahora al Departamento de Agricultura a Centroamérica. El entorno selvático del emplazamiento elegido en Guatemala reduce el riesgo de proliferación del insecto en caso de escape.
Salvando las distancias, algo similar ocurre en Caudete, donde no se persigue erradicar la plaga, sino mantenerla en niveles asumibles. La utilización de la técnica ha reducido, además, un 95% el uso de productos fitosanitarios contra la mosca en la Comunidad Valenciana. El programa cuesta entre seis y siete millones de euros. Los inviernos muy fríos, los veranos muy calurosos y la falta en el entorno de hospederos —lo más parecido es la vid, y no es muy agradecida con la mosca— del pueblo de la comarca de la Plana de Utiel-Requena hacen que la ocasional fuga de moscas, que de hecho se produce, no represente un problema.
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