Un ensayo analiza las paradojas del turismo al Tercer Mundo
Juan Pablo Meneses estudia “la política pop” que reemplaza el pensamiento global
El turismo es la situación paradigmática del cruce entre el Primer y el Tercer Mundo. “Solo que unos son los que reciben las propinas y otros los que las dan”, explica el periodista Juan Pablo Meneses (Santiago de Chile, 1969). Esa es la realidad que ha investigado el autor y la materia de su ensayo Una vuelta al tercer mundo (Debate), que presentó el pasado martes en Madrid. El libro propone un viaje en busca de las paradojas del subdesarrollo, a la vez que critica e invita a reflexionar sobre ellas.
La periferia convierte la necesidad en turismo: la lucha de los oprimidos o la guerra devienen en atractivos que visitar, como sucede con los indígenas de Chiapas en México, las cholitas luchadoras de El Alto en Bolivia, los gemelos de Cândido Godói en Brasil o los supervivientes locales de la guerra de Vietnam. Ellos “venden un ticket al visitante del Primer Mundo para que corra todos los riesgos de los países pobres en un contexto seguro, con entrada al baño y souvenir incluido”, opina.
En el fondo de las ofertas se escucha el llamado apacible de estos pueblos, que también luchan contra el olvido. La lucha es el concepto clave que define al Tercer Mundo, concluye el texto. Los niños de estas regiones se educan creyendo que las empresas que no implican luchar no valen la pena, sugiere el autor en medio de su viaje: “La lucha en boca de todos… La lucha como algo serio, nunca para la risa… La risa como un trabajo de oficina”.
No faltan las paradojas creadas por los propios ciudadanos de esos países. Por ejemplo, “la gente en Chile usa ‘latinoamericano’ como un insulto. Cree que parte de su subdesarrollo se debe a que tiene malos países vecinos”, explica Meneses. Para el autor, una visión del Tercer Mundo creada desde la periferia queda postergada por las urgencias del crecimiento económico. “De existir un pensamiento global tercermundista, este libro no tendría razón de ser”, advierte en una nota introductoria el periodista, conocido por títulos como Niños futbolistas (2013) o La vida de una vaca (2008).
Ello genera una forma de “política pop” materializada en las camisetas del Che Guevara o en la exaltación que celebra la unidad latinoamericana por la elección del papa Francisco. Esa política reemplaza parcialmente el pensamiento global.
La crisis económica se filtra en el relato, una especie de leitmotiv que entonan los españoles con los que Meneses se cruza en el viaje. Chile concedió en 2013 la residencia temporal o permanente a cerca de 6.000 españoles, según datos oficiales, más del doble del año anterior. “Los migrantes que llegaron de ese país por la crisis han sido recibidos como héroes. Para ciertos chilenos, los nuevos bares de tapas son una manera de ser menos latinoamericanos”, afirma. El mayor horror del Primer Mundo, explica el cronista, es descender dos escalas en la pirámide del desarrollo.
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