“He visto morir a mi padre en un hospital público sin mantas ni agua”
El testimonio de Candela Peña al recoger su premio supuso el momento más emotivo de la gala
A Candela Peña le ha pasado lo que a muchos españoles: en los últimos tres años no ha trabajado. Pero a la ganadora del Goya a la mejor actriz de reparto por Una pistola en cada mano le ha sucedido algo aún más grave. “He visto morir a mi padre en un hospital público donde no había ni mantas para taparlo y al que le teníamos que llevar el agua”, dijo la actriz en su discurso de agradecimiento, en el que también se refirió a la educación pública. “También he tenido un hijo y no sé qué tipo de enseñanza pública va a recibir”, se lamentó Peña, la primera de los ganadores en levantar la voz contra la situación de recortes que se vive en España.
A partir de ahí, con elegancia pero con contundencia, el cine español no desaprovechó su gran noche para clamar alto y claro contra la política del Gobierno del Partido Popular. Todo con el ministro José Ignacio Wert presente, aunque las cámaras de televisión apenas lo enfocaron y nunca durante las reivindicaciones que llegaban del escenario. “Si algunos piensan que el sitio adecuado para estos asuntos es mañana en la frutería allá ellos. Para mí, es aquí, entre mis compañeros. Sin sanidad, ni cultura, ni educación, este país no tiene futuro”, agregó Candela Peña, ya con el cabezón entre sus manos.
Salió de todo. De Bankia al balonmano de Urdangarin, aunque sin nombrarlo, de la subida del IVA a los sobres de Bárcenas, también sin pronunciar su nombre, la actualidad estuvo presente. Pero no arrebató la gala, como temían tanto Enrique González Macho como Eva Hache. Ellos mismos, sin embargo, no dieron la espalda a los sentimientos y a la preocupación del sector. La primera en zurrar al Gobierno fue la propia presentadora de la gala que ya en su intervención inicial habló de la recaudación del cine español (106 millones de euros) y de los recortes en sanidad y educación. “Parece un dineral pero comparado con esto es calderilla”, defendió Eva Hache. Tal y como había prometido, también el presidente de la Academia pidió directamente al ministro Wert que retirara la subida del IVA y que luchara contra la piratería, en un discurso duro y claro, que fue muy aplaudido por los 2.000 asistentes a la gala. “Pedazo de discurso, Macho”, le soltó al presidente Concha Velasco, al recoger su Goya de honor.
De los desahucios se acordó, en cambio, la ganadora del Goya a la mejor actriz protagonista Maribel Verdú. La intérprete de Blancanieves dedicó el premio al director Pablo Berger, a sus familiares pero también a la gente que “ha perdido su casa por culpa de un sistema corrupto y obsoleto que permite robar a los pobres para dárselo a los ricos”. El único que puso nombre a su protesta fue José Corbacho al entregar el Goya a la mejor actriz revelación. “Es un premio muy apetecible porque lo podía haber ganado Ana Mato o la infanta Cristina”.
No faltaron las referencias al IVA, a Urdangarin y a los
Entre números musicales, canciones y parodias, la realidad española se hizo su hueco. La ganadora del Goya al mejor maquillaje, Sylvie Imbert, se acordó de su casero, Don Elías, porque “aguanta y aguanta” cuando el sueldo del cine español no le llega para pagar el alquiler. Uno de los momentos reivindicativos más esperados llegó con la salida al escenario de Javier Bardem a recoger el Goya al mejor documental, Hijos de las nubes, la última colonia, sobre la tragedia del Sáhara. Lanzó un claro aviso. “En el Sáhara no se puede recortar en salud, ni en educación, como aquí. Tampoco se les puede echar de sus casas, como aquí, porque ya fueron desahuciados hace 35 años. Es importante que no dejemos que esto ocurra aquí”, aseguró Bardem, que finalizó con el grito de “Sáhara libre”.
Babelia
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