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Beatriz Roldán, física y directora en el Max Planck: “España está en una situación privilegiada para fabricar sol líquido”

La científica, nieta de mineros, perfecciona la obtención de energía limpia a partir del agua y nanopartículas en el Instituto Fritz Haber de Alemania

Beatriz Roldán, directora del Instituto Fritz Haber Max Planck de Alemania, antes de la entrevista.
Beatriz Roldán, directora del Instituto Fritz Haber Max Planck de Alemania, antes de la entrevista.Juan Barbosa
Nuño Domínguez

Un día de primavera de 1915, la brillante química alemana Clara Immerwahr salió a su jardín y se disparó en el pecho. Murió en brazos de su hijo dos horas después. Immerwahr estaba casada con Fritz Haber, uno de los científicos que mejor han encarnado el potencial de la ciencia para el bien y para el mal. Haber ganó el Nobel de Química en 1918 por inventar la síntesis del amoniaco a partir del aire, gracias a un sistema de alta presión y catalizadores. Miles de millones de personas en todo el mundo se han salvado de morir de hambre gracias a los fertilizantes agrarios derivados de este invento. En su época, Haber fue aclamado como un mesías por haber convertido “el aire en pan”.

Aunque las razones de su muerte no están claras, posiblemente Clara Immerwahr estaba atormentada ante la matanza que había provocado otra de las invenciones de su marido durante la Primera Guerra Mundial: el gas letal. El propio Haber había ido al frente belga para supervisar el primer ataque con esta nueva arma, que mató a miles de soldados. Un día después de que su esposa se suicidase, Haber —ferviente patriota— se marchó al frente ruso a liderar otro ataque químico.

Más de un siglo después, la física asturiana Beatriz Roldán dirige el Instituto Fritz Haber de la Sociedad Max Planck, en Berlín. Es un moderno centro de investigación donde unos 400 científicos buscan grandes avances para la sociedad similares a los de Haber, pero sin repetir sus errores.

Roldán creció en la cuenca minera asturiana. Sus abuelos trabajaron sacando carbón de los pozos, y uno de ellos murió de silicosis. Su objetivo científico es conseguir una nueva era de energía más limpia y menos nociva gracias al uso de nanomateriales que puedan alimentar reacciones químicas eficientes. Además, Roldán es asesora del Gobierno alemán sobre energías renovables y amiga de otra física, Angela Merkel, que fue canciller de Alemania durante 16 años.

Este mes Roldán recibirá el Premio de la Asociación de Científicos Españoles en Suecia y la Fundación Margarita Salas para investigadores de nuestro país con reconocido impacto a nivel internacional. En esta entrevista con EL PAÍS la científica asturiana se explica igual de bien sobre la ciencia que hay detrás del hidrógeno verde, las decisiones políticas que han sumido a Alemania en una profunda crisis energética, o las razones por las que España no es un líder mundial en energías renovables, aunque tiene todo lo necesario para ello.

Pregunta: Suele citar a Julio Verne al comienzo de sus conferencias, ¿por qué?

Respuesta: Verne predijo que el agua iba a sustituir al carbón como fuente de energía, gracias a la separación de oxígeno e hidrógeno. El descubrimiento de la disociación del agua para hacer hidrógeno verde se hace cientos de años, pero no se intentó industrializar. El carbón tiene tanta densidad energética y había tantas reservas que no se pensó en hacer nada más. Nadie pensaba en las implicaciones que iba a tener en el cambio climático, eso fue solo con el tiempo que lo descubrimos. Pero ya en el siglo XIX, una novela de Verne, La Isla Misteriosa, decía que esto iba a pasar en el futuro.

P. ¿Y ese futuro es posible?

R. Sí. Yo llevo años desarrollando nuevos materiales para facilitar reacciones químicas. En concreto, buscamos catalizadores, que son materiales que ni se usan ni se destruyen mientras se está haciendo una reacción química, pero te ayudan a hacerla más rápida y eficiente.

P. ¿Puede poner un ejemplo?

R. Cogemos un gas nocivo, el dióxido de carbono, responsable del efecto invernadero, lo combinamos en procesos de catálisis térmica con hidrógeno, y lo convertimos en un carburante, el metanol.

P. ¿Y es un proceso más limpio?

R. Claro. El problema es que hasta ahora se usaba hidrógeno azul, que se obtiene del metano. Nosotros estamos usando hidrógeno verde, sacado del agua usando un proceso de catálisis eléctrica. El CO₂ es un residuo de las industrias, pero si juntas ambos compuestos puedes hacer un producto de hidrógeno que ya es verde del que sacar carburantes. Con estos métodos también podemos hacer verde la producción de amoniaco.

P. ¿Lo que hizo Fritz Haber?

R. Muchos de sus procesos son muy importantes ahora. Por ejemplo, el hidrógeno tiene muy poca densidad energética, y es muy difícil de transportar como gas. Entonces lo que hacemos es convertirlo en amoniaco con procesos catalíticos. Y este material lo podemos transportar como líquido por barco, carretera, tuberías, mucho más fácilmente.

La física asturiana Beatriz Roldán, directora del Instituto Max Haber de Alemania.
La física asturiana Beatriz Roldán, directora del Instituto Max Haber de Alemania.JUAN BARBOSA

P. Siguiendo el ejemplo del fundador de su instituto, ¿cómo de lejos estamos de volver a hacer pan con la luz?

R. La tecnología para la disociación del agua ya existe, pero se trabaja en optimizar procesos y materiales para hacerlos más sostenibles y duraderos. El iridio, aunque eficiente, es escaso y carísimo, por lo que buscamos alternativas como óxidos de hierro, cobalto y níquel. Con la guerra en Ucrania y la reducción del suministro de gas, Alemania ha acelerado su transición al hidrógeno verde. Sin embargo, aunque el país genera casi el 50% de su electricidad con renovables, esto no cubre toda su demanda energética, especialmente para su fuerte industria química.

P. Usted dice que España está mejor situada ¿Por qué?

R. España está en una situación privilegiada porque tiene mucho más sol y viento. Es el país con más potencial de Europa para hacer lo que yo llamo sol líquido. Es convertir el sol en electrones, en electricidad, y con ella hacer procesos catalíticos para generar hidrógeno verde. En cambio, Alemania cuenta con la tecnología avanzada para la electrólisis, pero carece de suficientes recursos renovables. La transición global requiere cooperación europea: el sur aporta energía renovable, mientras el norte desarrolla tecnología e infraestructuras. Para ser competitiva, Europa debe acelerar esta transición construyendo más infraestructura.

P. España ha tenido siempre sol y viento, ¿qué ha hecho mal?

R. Empezó a invertir muy tarde. Y porque se empieza una cosa y no se termina. Lo mismo pasó en Alemania. Hasta que no cortaron el gas ruso por la guerra de Ucrania no se pusieron en serio a desarrollar alternativas. España tiene un gran potencial en energías renovables, pero enfrenta barreras burocráticas que ralentizan su desarrollo. A pesar de su alto potencial solar y eólico, la electricidad sigue siendo muy cara. Las empresas buscan convertir energía en hidrógeno y amoníaco para usos industriales, pero los permisos tardan demasiado.

P. ¿La energía limpia será más cara?

R. Sí, será más cara, pero no tenemos otra opción. El cambio climático está matando gente. En Europa no hemos sido conscientes por nuestra situación privilegiada, pero ahora ya lo empezamos a sentir con las inundaciones en Alemania, los muertos de la dana en Valencia. Si no hacemos nada, nos desertificamos y nos morimos. Va a haber refugiados climáticos y guerras por el clima. El cambio energético va a tardar más de lo que se pensaba.

P. ¿Se puede llegar a tiempo para evitar las consecuencias más catastróficas?

R. Creo que sí. Pero hay ser conscientes de que vamos a tener que pagar más a corto plazo, y que existe una solución única. La construcción de un coche eléctrico ahora tiene unas emisiones de CO₂ altísimas. Y ¿qué país tiene una red eléctrica que pueda sostener que todos nos pasemos al eléctrico? Ninguno. Del mismo modo, por ahora no hay suficiente hidrógeno verde para todos los usos posibles. Una cosa que se está diciendo muy mal es decir que vamos a descarbonizar la sociedad. Eso quiere decir que vamos a exterminar la sociedad, porque nosotros estamos hechos de átomos de carbono. Lo único que podemos hacer es desfosilizar nuestra sociedad.

P. ¿Qué papel juegan las empresas energéticas?

R. Las empresas energéticas son las que están haciendo la inversión en hidrógeno verde. Si la empresa hace los combustibles, si está a cargo de la distribución y de la venta, al final puede hacer lo que quiera con los precios. Por eso la transición requiere colaboración entre industria, científicos y gobiernos. El Estado debe garantizar la distribución energética y evitar que las empresas privadas controlen precios y acceso.

P. ¿Cuál es el papel de los científicos?

R. Uno del que no se habla tanto es asesorar bien a sus gobiernos. Yo asesoro al Gobierno alemán en temas de transición energética. Me parece muy buena noticia que España haya incluido también asesores en el Ejecutivo.

P. ¿Le hacen caso los gobernantes en Alemania?

R. Lo difícil es mantener su atención. En Alemania hubo mucha concienciación con el hidrógeno verde, pero ahora se están olvidando. No puede ser que la política energética cambie cada vez que hay un gobierno nuevo, pero es lo que pasa en cualquier país. Además, deben entender que los adelantos surgen de investigación básica que da frutos a largo plazo, no en dos o tres años. La tecnología en la que se basa en hidrógeno verde se desarrolló en 1780, pero lo estamos aplicando ahora, en parte porque hasta ahora no ha habido interés.

P. ¿Qué tendrían que ofrecerle para que volviese a España a investigar?

R. Medios a largo plazo. Cuando me contrataron en el Max Planck me dijeron: “Creemos en ti desde ahora hasta que llegues a la jubilación”. Ahora mismo tengo tres edificios para mi investigación, solo de mi departamento. Somos 140 personas. En España, los centros de excelencia Severo Ochoa tienen una financiación de cuatro millones de euros para cuatro años. Nosotros tenemos ese presupuesto aproximado cada año.

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Sobre la firma

Nuño Domínguez
Nuño Domínguez es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo Científico por la Universidad de Boston (EE UU). Antes de EL PAÍS trabajó en medios como Público, El Mundo, La Voz de Galicia o la Agencia Efe.
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