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Cinco años del Me Too: la evolución más rápida y global del feminismo

El último lustro ha representado, con aristas incluidas, un torrente en la percepción social del movimiento. Nunca antes se había extendido tanto a tantos niveles, desde el geográfico al cultural, pasando por el político, el generacional, el judicial o el mediático

Me Too
Concentración de estudiantes durante la manifestación feminista del 8 de marzo de 2018 en la Puerta del Sol de Madrid.Álvaro García
Isabel Valdés

Cinco letras, cinco años y el mayor empuje de la historia del feminismo. El 15 de octubre de 2017, Alyssa Milano publicó un tuit a las 22.21: “Si has sido acosada o agredida sexualmente, escribe Me Too [yo también] como respuesta a este tuit”. No fue Milano, sino la activista social Tarana Burke quien acuñó ese lema en 2006, pero aquel octubre confluyeron las circunstancias para que la etiqueta se hiciese viral. También en todo el mundo. Fue el comienzo de un torrente feminista que en el último lustro ha provocado un cambio en la percepción social. También en el mundo. Nunca se había extendido tan rápido, de forma tan heterogénea y transversal, ni a tantos niveles, del geográfico al cultural, pasando por el político, el judicial o el mediático. De esa propagación hablan también las reacciones en contra, desde el ascenso de la ultraderecha en distintos puntos del planeta hasta la caída de la protección federal del derecho al aborto en Estados Unidos. Hay aún innumerables desigualdades, pero aquel “yo también” abrió un agujero universal en el silencio. Empezó por el acoso, los abusos y las agresiones sexuales, pero la red dio la posibilidad para que mujeres de todas las latitudes empezaran a usarla de manera masiva para conocer y compartir lo que las une: la desigualdad y la violencia.

La actriz Alyssa Milano interviene durante la protesta contra el nombramiento del juez ultraconservador Brett Kavanaugh delante del Supremo de EEUU el 28 de septiembre de 2018.
La actriz Alyssa Milano interviene durante la protesta contra el nombramiento del juez ultraconservador Brett Kavanaugh delante del Supremo de EEUU el 28 de septiembre de 2018. Alex Wong (Getty Images)

Ambas, la desigualdad y la violencia, históricas, confluyeron aquel día en esas dos palabras, pero la reflexión sobre ellas existía desde hacía siglos; los cambios más profundos venían fraguándose desde hacía décadas, lentamente; y la necesidad de que se produjeran se volvió urgente en los últimos años. “No hay duda de que estamos en medio de una nueva ola, si no la más importante, del movimiento feminista”, afirma Chiara Bottici, directora de Estudios de Género y profesora asociada de filosofía en The New School de Nueva York.

La más extendida, sí: “Pero no porque haya llegado a diferentes partes del planeta, sino porque existe la clara conciencia de ser parte de un movimiento global”. En “el fomento de esa conciencia”, destaca Bottici, internet ha jugado un papel central, y el Me Too ha sido “fundamental para desencadenar efectos de bola de nieve, mostrando el potencial del activismo en las redes sociales y el alcance verdaderamente global del movimiento feminista”.

Un acelerón visible, por ejemplo, en las hemerotecas de los medios. La primera pieza etiquetada en este periódico con “feminismo” es del 5 de mayo de 1976, solo un día después del nacimiento del diario; desde entonces, esa etiqueta ha generado 270 páginas, y más de la mitad (166) corresponden a noticias a partir del 15 de octubre de 2017, el día del tuit viral de Alyssa Milano. En The Washington Post, abierto desde 1877, de sus 1.137 resultados con la palabra feminismo, 513 son artículos generados desde aquella jornada. En The New York Times, con su primer número en 1851, lo son 2.476 de las 11.703 entradas con ese término. Y en Le Monde, con 131 páginas de artículos etiquetados con feminismo, la primera en 1944, un cuarto son del último quinquenio.

A principios de este año, en Icon se publicó una entrevista a la cineasta inglesa Joanna Hogg. “Hace cinco años me sentía una pionera. Ahora ya no lo soy gracias al Me Too”, dijo. Pero el Me Too no llegó de la nada. Para Begoña Leyra, doctora en Antropología especializada en género y directora del Área de Género del Instituto Complutense de Estudios Internacionales, el avance ha sido “a distintas velocidades según la realidad geográfica y el contexto”, sin ser del todo “uniforme”, pero en cualquier caso, “fruto de un largo proceso previo que ha ido dando sus frutos”.

Un pasado “importante”, según la activista argentina Thelma Fardin: “Podemos tener ahora los debates que tenemos gracias a las conquistas pasadas de muchas otras mujeres. Nos toca a nosotras avanzar y dejar la costa después a las siguientes generaciones. Quedarán muchas batallas, pero que al menos no sean las mismas”. Fardin tiene 29 años, y todas las generaciones anteriores a la suya en su región han tenido la misma batalla: la violencia.

Latinoamérica vivía, lo ha hecho siempre y aún lo hace, en un pulso constante contra ella. El año previo al Me Too no fue una excepción. En Brasil, en 2016, la violación grupal de 33 hombres a una menor de 16 años fue colgada en redes sociales y desató una oleada de protestas e indignación en todo el país; y en Argentina, el miércoles 19 de octubre de aquel año fue el Miércoles Negro, paros de una hora y manifestaciones de miles de mujeres por el asesinato de Lucía Pérez, una adolescente de Mar del Plata que fue primero drogada, después torturada y violada, y finalmente empalada. “En Argentina”, concreta Fardin, “el feminismo aprendió mucho de las madres y las abuelas de la plaza de Mayo”. Les enseñaron “a salir y tomar las calles”. “Y a poner el cuerpo en disputa. Lo ponemos en la calle, todas juntas, y construimos así la manera de resistir a la violencia”, explica.

En España, ese desplazamiento compacto de las mujeres hacia las calles y las plazas también se dio. También tenía que ver con la violencia. Lo provocó el caso de La Manada, y fue el disparador que supuso el cambio social y político que llega hasta hoy. En Francia fue el caso de Jacqueline Sauvage, condenada a diez años por matar a su marido después de 47 años de agresiones a diario, lo que abrió el debate del tratamiento de la violencia machista, que hasta ese momento se hacía aún bajo el concepto de crimen pasional; y su indulto, concedido por el entonces presidente François Hollande, fue no solo una victoria para el feminismo francés, que convirtió a Sauvage en un símbolo de la lucha contra la violencia, sino también un cambio de perspectiva.

“Donal Trump fue claramente uno de los detonantes en el contexto estadounidense”, apunta Bottici. La llegada de Trump a la Casa Blanca fue con el recuerdo de una frase que se hizo viral en medio de la campaña de aquel 2016 y que también tenía que ver con la violencia: “Cuando eres una estrella, puedes hacer lo que quieras. Agarrarlas por el coño. Lo que sea”. A las 48 horas de ocupar el cargo, Washington se llenó con la primera Marcha de las Mujeres para protestar contra un poder que reconocían como machista. Esa manifestación se replicó en diversas ciudades estadounidenses y de otros países —fueron más de 600 las convocatorias— con una participación total de alrededor de dos millones de personas. Apenas dos meses después, el 8-M de aquel año, el movimiento feminista en varios puntos del planeta hizo el primer ensayo de huelga, en muchos casos con cifras que desbordaron las previsiones incluso de las organizadoras. En octubre de 2017, The New York Times y The New Yorker publicaron decenas de acusaciones de abuso sexual contra el célebre productor Harvey Weinstein por acoso, abuso sexual y violaciones. A estas siguieron otras y fue expulsado de su compañía y de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. Tres años después fue sentenciado a 23 años de prisión.

La conciencia común ya estaba presente, y aunque mucho más evolucionada, tenía una semilla en la conciousness raising o awareness raising, que podríamos traducir como autoconciencia feminista, un concepto acuñado durante la segunda ola del feminismo en Estados Unidos que surgió de reuniones de grupos de mujeres donde contaban sus experiencias individuales; al hacerlo, descubrían que no eran únicamente suyas, sino comunes, y por ende estructurales.

La cuarta ola del feminismo

¿La diferencia en los últimos cinco años? La resumía en Feminismo 4.0. La cuarta ola (Ediciones B, 2019), Nuria Varela: “La cuarta ola del feminismo, alimentada por las tres anteriores, las redes sociales y la toma de conciencia de las generaciones más jóvenes, está removiendo los cimientos patriarcales como nunca antes”. Ya al teléfono, la ahora directora de Igualdad en Asturias y en 2008 la directora de Gabinete de la que fue la primera ministra de Igualdad en España, Bibiana Aído, tiene dos reflexiones.

Una, que “ha sido gozoso ver cómo algunas cuestiones planteadas hace cinco años y calificadas como ‘locuras’, que es el término más habitual del patriarcado para descalificar el pensamiento de las mujeres, hoy forman parte del ‘sentido común”. La otra, sobre lo que ha provocado: “La última reacción patriarcal es más violenta y reactiva que en épocas anteriores”. Siempre que se produce un avance, coinciden todas las expertas, surgirá una oposición, que será mayor cuanto más profundo y rápido sea ese avance.

La manifestación del 8M de 2018, vista desde la azotea de la Casa de América en Madrid.
La manifestación del 8M de 2018, vista desde la azotea de la Casa de América en Madrid.carlos rosillo

Bottici recuerda “el surgimiento de movimientos neoautoritarios y neofascistas en todo el mundo, movimientos que no son simplemente conservadores, sino re-accionarios en el sentido literal del término, porque están tratando de traer de vuelta la rueda de la historia”. La caída de Roe contras Wade en EE UU el pasado junio, que supuso el final de la protección nacional al derecho al aborto, es el caso más reciente y más concreto de ese regreso al pasado. Según Bottici, “no es casualidad que el género se haya convertido en un campo de batalla tan crucial para la política contemporánea, porque todas las formas contemporáneas de neoautoritarismo adquieren rasgos machistas, a veces incluso caricaturescos”.

Mete en la lista a Trump, Jair Bolsonaro o Matteo Salvini. También a Giorgia Meloni, que “es un claro ejemplo de que el feminismo no significa que las mujeres ocupen el lugar de los hombres autoritarios: significa que no haya autoritarismo”.

Frente a eso, el feminismo se resiste cada vez más y de forma más visible, y su progresión, en mayor o menor grado, ha supuesto cambios palpables a distintos niveles. Desde la despenalización del aborto en Irlanda, Colombia y Argentina, hasta el cambio normativo que el movimiento feminista provocó en España tras el caso de La Manada y que ha acabado con la aprobación de la Ley de Libertad Sexual. El gobierno feminista chileno o la lucha del fútbol femenino por la igualdad salarial con el masculino. La apertura social hacia la normalización de cuestiones hasta ahora tabú como la regla o el freno social a actitudes naturalizadas durante décadas como los cánticos machistas del Colegio Mayor Elías Ahuja en Madrid. La lucha de las mujeres en Sudán, en Afganistán, en Irán.

Despenalización del aborto

El avance es un hecho, aunque a veces, casi siempre, todos los progresos tienen “peros”, otro lado que no cambia. “Es una cebolla”, lanza la antropóloga Leyra. Se refiere a las representaciones sociales del psicólogo Serge Moscovici: “Aparentemente, de cara a la galería, el feminismo se ha extendido. Ahora queda guay llevar una camiseta de ‘yo soy feminista’ y por supuesto empresas como Zara y H&M se han subido a ese mercado, porque siempre hay intereses económicos. Pero si vamos quitando capas, en el núcleo duro, queda mucho por recorrer y modificar”.

El camino al centro de esa “cebolla” es a veces lento, a veces complicado y otras, ocurre de forma natural. En Argentina, cuenta Fardin, la lucha por despenalizar el aborto “hizo que toda la sociedad se viera interpelada”, en gran parte, “por las pibas, las más jóvenes, sentadas en las mesas de las casas planteando y mostrando su posicionamiento”. Y aquel debate que empezó por el aborto, las llevó más allá: “Nos hizo pensar en todas las formas de violencia a las que habíamos sido sometidas y la importancia de la libertad de decidir sobre nuestras vidas y nuestros proyectos”.

Futuribles muy distintos, condicionados por el territorio, la política, la etnia o la clase social, pero con la desigualdad y la violencia como trasfondo común. “Se han generalizado frases como “interseccionalidad”, “transfeminismo”: existe la conciencia de que uno tiene que situar su propia lucha dentro de las muchas luchas feministas que tienen lugar en todo el mundo”, apunta Bottici, que cree que donde se “ha podido alcanzar los resultados concretos más importantes es allí donde el feminismo ha podido cruzarse con otras luchas, como contra el racismo y la explotación capitalista”. Para ella, “el espíritu de los movimientos feministas con más éxito” de la actualidad es “anarcofeminista”. “No porque las activistas feministas sean anarquistas, sino en el sentido de que muestran conciencia de que no se puede luchar contra el sexismo sin abordar también otras formas de opresión como la dominación racial y económica”.

Esa variedad de caminos, “esa complejidad que ha traído la cuarta ola”, dice Leyra, la antropóloga, “enriquece los debates y la heterogeneidad”, pero también ha provocado “escisiones y conflictos”. “En realidad siempre han existido, pero también en realidad siempre han jugado en nuestra contra, cuando no hay un discurso unificado es más difícil construir agendas comunes”. Hay dos cuestiones que siguen estando en esas agendas, las mismas con las que empezó el Me Too y que lo trascendieron, la base, en realidad, de toda la agenda: la violencia y la desigualdad. Frente a ellas, el movimiento feminista, apunta Bottici, “como un río kárstico” que nunca se ha ido: “Ahora lo que presenciamos es cómo estalla e inunda las calles, desde Buenos Aires hasta Teherán”.

Cinco años de hitos tras el ‘Me Too’

2018

Las gimnastas alzan la voz
Juicio a Larry Nassar, que acabó condenado a 175 años de cárcel por abusar de gimnastas en EE UU.
Juicio a Larry Nassar, que acabó condenado a 175 años de cárcel por abusar de gimnastas en EE UU. Matthew Dae Smith (cordon press)

El juicio a Larry Nassar, el médico de la Federación de Gimnasia de Estados Unidos, acusado de abusar de cientos de niñas y mujeres jóvenes, se cerró con 175 años de cárcel. La potencia de los testimonios de las 80 gimnastas que en principio iban a comparecer, hizo que acabara siendo casi 160. Justo antes de leer la condena, la jueza Rosemarie Aquilina de Lansing dijo: “Acabo de firmar tu sentencia de muerte. No has hecho nada para que merezcas andar libre nunca más”.

Irlanda despenaliza el aborto

La católica Irlanda rompió con su pasado, culminó su modernización social y emitió un poderoso mensaje al mundo en el histórico referéndum celebrado en mayo de 2018 en el que aprobó, por un contundente 66,4%, la legalización del aborto.

Ministras y una huelga feminista

España tuvo en 2018 su primer Consejo de Ministras (11 de 18 eran mujeres) y una huelga de 24 horas por el 8 de marzo que dio la vuelta al mundo. También la RAE eliminó una de las definiciones de “fácil”, la quinta, porque hacía referencia solo a las mujeres y la sustituyó por una neutra. A la vez, el partido de ultraderecha Vox consiguió doce escaños en el parlamento andaluz.

Imelda Cortez, absuelta
La joven salvadoreña Imelda Cortez, acusada de un intento de aborto.
La joven salvadoreña Imelda Cortez, acusada de un intento de aborto.Rodrigo Sura

Después de un año y medio encarcelada, la justicia salvadoreña absolvió a Imelda Cortez, la joven de 21 años que se había convertido en un símbolo de la lucha feminista. Había sido llevada a prisión por un supuesto intento de homicidio agravado en contra de su hija recién nacida —como se tipifica el aborto en El Salvador—; cuando tenía 18, parió en una letrina de su casa y, aunque el bebé nació sano, ella fue encontrada casi inconsciente tras desangrarse. El embarazo era fruto de una de las violaciones de Pablo Dolores Hernández, de 60 años, la expareja de su madre y el hombre que la había violado desde que Cortez tenía diez.

Ecos en China y en India

El eco del Me Too llegó a China y a India, dos países donde la represión social y la situación de las mujeres están entre las más acusadas del mundo. A India, considerada la democracia más peligrosa para ellas, llegó a través de la industria de Boollywood y salpicó también a periodistas y cómicos. En China, donde las protestas se pagan muchas veces con cárcel, sucedió en los campus universitarios.

2019

Von der Leyen y Lagarde
De izquierda a derecha, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y Christine Lagarde, primera mujer frente al Banco Central Europeo.
De izquierda a derecha, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y Christine Lagarde, primera mujer frente al Banco Central Europeo.Thierry Monasse (Getty Images)

En Europa, después de más de 60 años con solo hombres al frente, la alemana Ursula von der Leyen se convirtió en presidenta de la Comisión Europea y la francesa Christine Lagarde en la primera mujer frente al Banco Central Europeo.

Las Kandakas de Sudán

Las llamaron Kandakas, el título que recibían las reinas nubias del antiguo Sudán. Eran las mujeres, la mayoría muy jóvenes, convertidas en una pieza clave de las revueltas en Sudán. La imagen de Alaa Salah, una estudiante de Arquitectura de 22 años, capturada por la fotógrafa sudanesa Lana H. Haroum, subida al techo de un coche y vestida con una túnica blanca de algodón, dedo en alto, rodeada de cientos de personas, dio la vuelta al mundo. Y se convirtió en el símbolo de la revolución que derrocó a Omar al Bashir.

El emoji menstruante

Tras dos años de lucha, la ONG Plan International en Reino Unido consiguió la creación del emoji que simboliza la menstruación, algo que, según la portavoz de la organización dijo en aquel momento, Carmen Barlow, “podría ayudar a normalizar los períodos en las conversaciones diarias”.

La zurda de oro contra la descriminación salarial en el fútbol
Las jugadoras de EE UU celebran el Mundial de Fútbol tras derrotar a Holanda en Lion, en 2019.
Las jugadoras de EE UU celebran el Mundial de Fútbol tras derrotar a Holanda en Lion, en 2019. Richard Heathcote (Getty Images)

Alex Morgan, la zurda de oro de la selección de Estados Unidos, se erigió en 2019 como una voz por la igualdad con especial impacto en Estados Unidos, donde la selección femenina es tan conocida como la masculina. Aquel 8-M, Morgan y sus compañeras de la selección nacional presentaron en un juzgado de Los Ángeles una demanda contra la federación de fútbol de Estados Unidos por discriminación salarial.

Paseo espacial

Las astronautas Jessica Meir y Christina Koch realizan la primera caminata espacial integrada totalmente por mujeres.

2020

Es ley. Argentina legaliza el aborto
aborto en argentina
Manifestación a favor del aborto en Argentina, en febrero de 2020. Matías Baglietto (Getty)

El Senado argentino aprueba en diciembre de 2020 la legalización del aborto hasta la semana 14. El país entierra la ley que, desde 1921, lo consideraba un delito excepto en caso de violación o riesgo para la vida de la madre. En las calles, una marea verde feminista estalla de alegría.

Paso atrás en Polonia

El Tribunal Constitucional polaco falló que el aborto por malformación del feto o enfermedad irreversible era inconstitucional. Hasta ese momento, ese era uno de los tres supuestos permitidos en la legislación polaca y representaba en torno al 97% de los 1.110 abortos practicados de manera legal en el país durante el año anterior.

Escocia: productos de salud femenina gratis

El Parlamento de Escocia aprueba por unanimidad el acceso gratuito universal a los productos de higiene para la menstruación. Escocia es pionera en el mundo. Estos productos ya se facilitaban sin coste a estudiantes de secundaria y universidad

Una árbitra en la Champions

Stéphanie Frappart, francesa, 36 años, fue la primera árbitra en pitar un partido de la Champions League, el Juventus - Dínamo de Kiev del 2 de diciembre de 2020.

El Estado ecuatoriano, culpable

Paola Guzmán se suicidó con 16 años, hace ahora dos décadas, después de enterarse de que estaba embarazada del vicerrector de su escuela en Guayaquil, Ecuador. El hombre, que tenía 65, llevaba más de un año abusando de una niña que era 50 años menor. La Corte Interamericana de Derechos Humanos, sentenció y castigó en 2020 al Estado ecuatoriano por falta de diligencia para evitar la violencia sexual, primero, y para perseguir a los responsables, después.

2021

La ley Olimpia, en México

La ley Olimpia se aprobó a nivel nacional en México. Se trata de un conjunto de reformas que modifican el Código Penal Federal y la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia para reconocer las agresiones de género digitales y castigar las prácticas que vulneran la privacidad e intimidad sexual de las personas, especialmente niñas y mujeres.

Una mujeral frente de la OMC

Ngozi Okonjo-Iweala se convirtió en la primera mujer y la primera africana que ocupa el cargo de Directora General de la Organización Mundial del Comercio.

Harris, Yellen y Pelosi
Kamala Harris presidenta Estados Unidos
La vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris, en la Casa Blanca en 2021.BRENDAN SMIALOWSKI (AFP)

Kamala Harris se convirtió en la primera vicepresidenta en la historia de Estados Unidos —y la primera con poder presidencial durante 85 minutos el 19 de noviembre de 2021 mientras Biden se hacía una colonoscopia con anestesia—, Janet Yellen, la primera en el Departamento del Tesoro y Nancy Pelosi, la primera en presidir la Cámara de Representantes.

Contra el matrimonio de niñas

India subió la edad de matrimonio de las mujeres de 18 a 21 años, equiparándola con la de los hombres. En 2019 lo hizo Indonesia, subiéndola de los 16 a los 19 y ese mismo año Tanzania prohibió el matrimonio de niñas menores de 15 y ordenó la subida de la edad mínima a los 18.

Deporte de élite, mujeres y salud mental
La gimnasta estadounidense Simon Biles, en julio durante los Juegos Olímpicos de Tokio.
La gimnasta estadounidense Simon Biles, en julio durante los Juegos Olímpicos de Tokio. Tim Clayton (Getty)

En 2021, la tenista Naomi Osaka en Roland Garros y la gimnasta Simone Biles se convirtieron en las voces del reconocimiento social de los problemas de salud mental y la importancia de atenderlos y hablarlo sin prejuicios.

2022

Colombia depenaliza el aborto

La decisión de la Corte Constitucional de Colombia de despenalizar el aborto marca un hito en la región. Una vez más, es la justicia la que se pone al frente de los derechos de las mujeres y da la razón a las organizaciones feministas, que han encontrado en los magistrados mejores aliados que en los gobernantes.

Chile: Gobierno feminista
El presidente Gabriel Boris (en el centro, con barba) posa junto al Palacio de la Moneda con los miembros de su nuevo Consejo de Ministros, el pasado septiembre.
El presidente Gabriel Boris (en el centro, con barba) posa junto al Palacio de la Moneda con los miembros de su nuevo Consejo de Ministros, el pasado septiembre. Sebastián Vivallo Oñate (Getty)

Chile configura el primer gobierno feminista en Latinoamérica y, aunque ahora quedó en pausa, la Asamblea (paritaria) configurada para redactar la nueva Constitución chilena, presentó el primer texto con perspectiva de género de la historia.

Adiós a Roe contra Wade

El Tribunal Supremo de Estados Unidos derogó el pasado junio el derecho al aborto. Una mayoría de seis jueces contra tres decidió tumbar el precedente de ‘Roe conta’, un fallo que en 1973 convirtió en constitucional la interrupción voluntaria del embarazo. Su protección ha quedado desde entonces en manos de cada uno de los 50 Estados.

La ley del solo sí es sí

El solo sí es sí, lema de los últimos seis años de lucha feminista en España, se convirtió en ley, la de Libertad Sexual. En el centro: el consentimiento, libre y expresado claramente.

La revolución iraní inacabada

La afrenta al régimen iraní no es nueva. El feminismo lleva más de una década enfrentándose a su represión, pero sí ha sido ahora el momento de la revolución. Es la indumentaria que les cubre el pelo, sí, pero de fondo y de base están también los derechos que se les niegan y las desigualdades, básicas, a las que aún están sometidas.

Una mujer iraní muestra una pancarta con la imagen de Masha Amini, la joven muerta a manos de la policía del país por no llevar bien puesto el velo.
Una mujer iraní muestra una pancarta con la imagen de Masha Amini, la joven muerta a manos de la policía del país por no llevar bien puesto el velo. Markus Schreiber (AP)

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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