La ayuda española a cooperación en salud cayó a la mitad en dos años
Los grandes organismos sanitarios internacionales perdieron el 83% de las aportaciones
Si ha habido un sector donde el último Gobierno de Zapatero apretó las clavijas fue el de la cooperación internacional. Y, específicamente, la ayuda a programas de salud global (los que no están relacionados directamente con catástrofes humanitarias), según un informe que ha presentado el grupo ISGlobal en la sede de Caixaforum de Madrid. En concreto la ayuda al desarrollo en el sector cayó a la mitad (de 500 millones a unos 250 millones) entre 2009 y 2011. Y si se miran las grandes instituciones de salud global (Fondo Mundial contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, FMSTM; Organización Mundial de la Salud, OMS; Alianza Mundial por las Vacunas y la Inmunización, GAVI; o la Iniciativa para el Desarrollo de Fármacos para Enfermedades Ovidadas, DNDi, entre otras) el descenso fue aún mayor: de 259,3 a 45 millones en dos años.
Ello supone, según el estudio que ha dirigido Gonzalo Fanjul, experto en temas de desarrollo y autor del blog 3.500 millones en EL PAÍS, una pérdida de presencia y de influencia de España, aparte del efecto sobre la vida de las personas.
El trabajo La ayuda española al desarrollo y los retos de la salud global. Una receta para el cambio intenta ofrecer una propuesta para que España aproveche el papel que ocupó como uno de los mayores donantes de estas instituciones. “Incluso en un ámbito de recortes, hay que usar la ayuda de la mejor manera posible”, ha dicho Rafael Vilasanjuán, expresidente de Médicos sin Fronteras y director del laboratorio de ideas de ISGlobal.
El estudio tiene dos partes claras. La primera analiza la situación de la ayuda española al desarrollo, que Fanjul describe como “muy lejos de la eficacia”, de una “dispersión enfermiza”, con una “planificación caótica” y con “recursos humanos escasos”. Por eso él cree que en la actual situación de recortes puede venir bien para replantearla.
“Incluso en un ámbito de recortes, hay que usar la ayuda de la mejor manera posible”
Lo importante, según expuso Joan Tallada, asesor de la organización, es priorizar. Entre los ejemplos de que esto no se hizo así, el informe destaca que si se agrupan los países receptores por áreas de interés (en una escala que va de la A a la C en función de su prioridad para España), el 40,9% de los fondos fue a los primeros, mientras que el 38,9% fue a los que ni siquiera están en alguno de los tres grupos.
También se destaca que la ayuda española ha sido, hasta la fecha, más importante por su cantidad que por su calidad. En este sentido cabe destacar el comentario que tras la presentación del trabajo hizo Sergio Galán, jefe del Área de Salud de la. Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) quien admitió que había habido una "hipertrofia" de las aportaciones a los grandes institutos sanitarios porque era una manera fácil de aumentar la ayuda al desarrollo (que llegó a ser del 0,49% del PIB) sin tener que entrar en desarrollar complejos programas.
Fanjul describe la ayuda española como “muy lejos de la eficacia”
Las conclusiones del trabajo son tres. La primera, “cortar la hemorragia” de fondos, que Fanjul indicó que sospecha que va a ser “desproporcionada”. La segunda, concentrar esfuerzos en las áreas prioritarias (América Latina, el norte de África y el África occidental, donde en los últimos años se ha hecho un gran esfuerzo como una manera de frenar la inmigración ilegal hacia España). Tampoco deben abandonarse los grandes institutos, como se ha hecho con el Fondo del Sida (de 144,2 millones en 2009 a 0 en 2011) o la Coalición de Medicinas para la Malaria (de tres a cero). Por último, hará falta una “pedagogía pública” que haga entender que aún en tiempos de crisis las ayudas internacionales son necesarias, porque en salud “o nos hundimos o flotamos todos”.
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