Dos ciudadanos que estuvieron en colegios el 1-O dicen que la policía requisó material escolar
Los testigos de las defensas coinciden en que los agentes actuaron con "violencia"
Al juicio del procés han llegado este martes los relatos de ciudadanos que fueron a votar en la consulta independentista ilegal del 1 de octubre de 2017 y presenciaron la actuación policial para cerrar los colegios. Sus testimonios son una de las bazas que aguardaban las defensas para dar la vuelta a la crónica del 1-O que han ido construyendo las versiones de los agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional que han comparecido a petición de la Fiscalía. Los testigos, todos citados a petición del abogado de Oriol Junqueras y Raül Romeva y varios de ellos militantes o cargos públicos de ERC, han descrito episodios de “violencia” ejercida por los agentes para intentar dispersar a la gente que se concentraba en los colegios. Dos de ellos han coincidido en un detalle hasta ahora inédito en la vista: en un centro de Sabadell la policía no requisó material electoral, sino “escolar”, como disfraces, juegos y comida para celíacos.
En el contrarrelato del 1-O expuesto por los ciudadanos que fueron a votar la única violencia que se sufrió en la jornada electoral fue la ejercida por la policía y la Guardia Civil. Algunos de los testigos se han emocionado ante el tribunal al recordar lo que vivieron aquel día: “Me acuerdo perfectamente del ruido de las porras cuando abrían la cabeza a vecinos. Vi a amigos, a gente conocida, a amigos íntimos, a pasteleros, pescadores. Todos nos conocemos”, afirmó Joan Pau Salvadó, que estuvo el día de la votación en el pabellón ferial de Sant Carles de la Ràpita (Tarragona).
El escrito de la acusación de la Fiscalía destaca que en este centro un agente resultó herido en un ojo por el lanzamiento de una moneda y cifra en 17.242 euros el importe de los daños causados a vehículos y material policial. Los ciudadanos que estuvieron allí no recuerdan haber visto la agresión al agente, pero aseguran haber recibido ellos mismos “golpes”, “empujones” y “patadas” de la policía. Episodios similares han contado los que estuvieron en el centro Nostra Llar de Sabadell, entre ellos el exteniente de alcalde Juli Fernandez (ERC). "A muchos se les golpeaba, se les arrastraba como si fueran maletas, se les sacaba de manera contundente y eso deja una huella en aquel día y que se manifiesta de diferentes maneras los días siguientes: los concejales mandaban whatsapps lamentando lo que pasó con los vecinos. 23 concejales de 27 lo denunciaron".
Fernández ha sido uno de los testigos que aseguraron que los agentes se llevaron del colegio juegos y comida para calíacos “en bolsas de basura”.
La estrategia de la Fiscalía es que se constate que los ciudadanos fueron a los centros de votación sabiendo que la consulta era ilegal y que la policía iba a actuar para impedirla. Algunos han admitido que conocían el veto por los medios de comunicación, aunque han asegurado que no esperaban aquella respuesta policial. “Pensé que iba a ser como el 9-N”, ha afirmado un testigo en referencia a la consulta independentista del 9 de noviembre de 2014, que aunque fue vetada por el Constitucional acabó celebrándose y durante la cual no se registraron incidentes. Otros testigos han alegado que solo acudieron para ejercer su “derecho al voto” y han calificado de “indiscriminada” la “violencia” policial.
Las acusaciones han sido más duras en sus interrogatorios a los testigos que ocupaban u ocupan cargo público, como Albert Salvadó, concejal de Sant Carles de la Ràpita y que también estuvo en el pabellón ferial. El fiscal le ha preguntado si él, siendo edil, no sabía que el referéndum estaba prohibido. "No se me escapaba que había ciertas advertencias", admitió Salavadó.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.