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Casa Rula, el bar de pueblo convertido, por su cocina y vinos, en un chigre de éxito en Asturias

El local se nutre de las lonjas de Lastres y de Tazones, y atesora joyas vinícolas, a precios amables y muchas de ellas entregadas en mano por los propios bodegueros

En la imagen, Adoración (Dori) Martínez, cocinera y propietaria de Casa Rula, en Selorio (Asturias).
En la imagen, Adoración (Dori) Martínez, cocinera y propietaria de Casa Rula, en Selorio (Asturias).sara castaño
Paz Álvarez

Hay bares de pueblo que encierran varias vidas detrás de sus muros. La historia del Bar Cruce, en Selorio (Asturias), comienza cuando Mariano García Suero regresa de Cuba y alquila un pequeño local que hasta entonces despachaba bebidas y hacía las veces de tienda de ultramarinos. Empieza a regentarlo junto a su familia, incluido un yerno, conocido en la zona con el mote de Rula. De ahí, que el lugar acabara llamándose Casa Rula. En los años sesenta y setenta, no había descanso: los pescadores recalaban en el bar con viandas, que por entonces pocos valoraban. “Los santiaguinos les gustaban a unos pocos, el suelo estaba lleno de restos de percebes y quisquillas que se chupeteaban como pasatiempo jugando a la brisca, y las angulas se servían en bocadillo”, recuerda ahora Andrés Piñera, al frente de este chigre, en la desembocadura de la ría de Villaviciosa. En verano, con una botella de sidra, servían de tapa un plato de xulies (doncellas) recién pescadas. Las conversaciones tenían una sola protagonista: la mar (nunca el mar). El libro de mareas colgaba de un cordel en la barra y se miraba si la mar estaba alta o baja levantando la tapa del váter.

Al pie del bar había —y sigue habiendo porque la cocina continúa siendo la misma— una gran pila de leña, que hoy convive al lado del cargador de vehículos eléctricos. Al fundador lo releva su hija Alicia García, que pronto empieza a necesitar manos que la ayuden para atender el negocio y la cocina. Son años en los que empieza a llegar el turismo. A tres kilómetros se encuentra la playa de Rodiles. La hija de la cocinera, Adoración (Dori) Martínez, abogada con despacho en Oviedo, empieza a ayudar los fines de semana y festivos. Las calderetas de pescados y mariscos del amanecer se elaboran a diario.

Ya entrado el nuevo siglo, se incorpora Andrés Piñera, marido de Martínez, aficionado a la enología, que empieza a atender la sala y a renovar el fondo de armario de los vinos: elimina el breve repertorio de etiquetas industriales de la carta y convierte Casa Rula en un pequeño consulado de decenas de bodegas de pequeño productor. El vino es una de las señas de identidad del local, donde se apilan las cajas de madera y se exhiben joyas vinícolas nacionales e internacionales, la mayoría entregadas por los propios bodegueros, que frecuentan la casa, además de por la carta líquida, con precios amables, por los platos que se sirven.

Un repertorio amplio de recetas sabe a mar, con una despensa que se nutre de las lonjas de Lastres o de Tazones, como las croquetas de calamar en su tinta (13 euros), los berberechos al vapor (16 euros), las navajas a la plancha (19 euros), el pulpo a la plancha con patatas, aceite y pimentón (22 euros), el rollo de bonito (18 euros), o la ñocla (buey de mar) a la plancha (23 euros). De la tierra, tomate madurado en la mata, con sal de Añana y aceite de oliva virgen extra (13 euros). Y entre las carnes, pitu de caleya guisado con patatas fritas (19 euros), callos al estilo asturiano con patatas fritas (15 euros), longaniza ahumada, desgrasada en el cocido de garbanzos, patatas y pimentón (15 euros), o el solomillo de cerdo ibérico de la firma Joselito con salsa a la pimienta (18 euros). De postre, una ambrosía, una crema de quesos 0%, miel y nueces de Selorio (6,50 euros), o un sorbete de limón (5 euros), preparado con los cítricos de los árboles, cuyas ramas asoman por la ventana de la cocina. Este mes de julio se incorporará al equipo Mariana Piñera Martínez, la hija de Dori y Andrés, abogada como su madre y también con despacho en Oviedo, que ayudará en el bar que montó su bisabuelo. La cuarta generación de la familia, que seguirá escribiendo la historia de este chigre.

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Sobre la firma

Paz Álvarez
Periodista especializada en gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, tiene un programa de desarrollo directivo por el IESE. En 1993 comenzó a escribir en la sección de Madrid y, en 1997, se incorporó al diario CincoDías, donde creó la sección de Directivos y ha sido jefa de la sección de Fortuna hasta 2022.
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