Los jóvenes que quieren cambiar la forma de hacer vino en el Penedès
La novísima agrupación Vida Penedès reúne a 19 bodegas de emprendedores, en su mayoría de entre 20 y 35 años, que defienden el patrimonio vitivinícola de este territorio y el respeto por la diversidad del vino
La relación de la familia Vallès con la viticultura es una historia que se repite, con matices y variables, a lo largo de todo el territorio español. Desde siempre, o por lo menos desde 1623, que se parece mucho a siempre, los Vallès han elaborado vino en Mas Palou, una finca agrícola en la llanura del Penedès, territorio entre Barcelona y Tarragona. Primero hicieron vino para consumo propio, como alimento energizante y fuente potable de hidratación; a principios del siglo XX, con la demanda espoleada por una filoxera que todavía no había llegado a este lado de los Pirineos, empezaron a venderlo a granel a terceros; un poco más tarde dejaron de vinificar, salía más a cuenta vender la uva, y, a finales del siglo pasado, su actividad se centró en las almendras y el melocotón. Sin embargo, esta familia gestiona uno de los 18 proyectos que han querido formar Vida Penedès, un grupo recién creado que defiende una visión diversa de hacer vino en su territorio.
Santi Vallés, actual cabeza de Mas Palou, cerró las puertas de la bodega en 1985, pero conservó las vides y la esperanza de volver a hacer vino. Su anhelo se ha cumplido 40 años más tarde, con el regreso a casa de sus hijas, María y Anna, tras años de formación en el extranjero. “En 2021, Roc Gramona, a quien vendíamos parte de nuestra uva, nos empujó a elaborar vino de nuevo”, explica la muy sonriente Anna Vallès. Y añade: “Ahora estamos aprendiendo la identidad enológica de nuestro viñedo, ¡aún no sabemos qué vinos salen!”.
Vinyes de Palou es el enésimo proyecto vitivinícola del Penedès impulsado por la última generación de una saga vinculada al vino. Este territorio situado al oeste de Barcelona es un hervidero de jóvenes que quieren dignificar la agricultura para vivir de ella, dando la espalda a ciclópeos grupos bodegueros que arruinan a los viñadores pagando la uva muy por debajo de su precio de producción, a cooperativas que en algún momento dejaron de perseguir el beneficio colectivo y a denominaciones de origen que no escuchan su voz.
La D.O. Penedès, a excepción de la supraterritorial D.O. Catalunya, es la denominación de origen catalana que reúne a más viticultores —3.000, según Prodeca— pero ni siquiera en tan amplia representación encuentran su espacio Vinyes de Palou ni el resto de miembros de Vida Penedès, un nuevo colectivo que se presentó este lunes en el Celler Cisteller, una pequeña bodega del término municipal de Subirats, en Barcelona.
Ferran Lacruz, responsable de Bodega Clandestina (Sant Martí Sarroca, Barcelona), sembró la semilla de esta agrupación con un lema estampado en una camiseta que llevaba a ferias de vino: “Penedès Revolution”. “Somos una hornada que se compenetra, nos sentimos cómodos entre nosotros y compartimos la necesidad de reivindicarnos y de dar valor a esta tierra, que es nuestro hogar. Sólo nos faltaba una chispa para unirnos”, afirma Lacruz. Fue él quien, el pasado mes de abril en el Salon Indigènes, un encuentro anual de productores de vino natural que se celebra en Perpiñán (Francia), propuso formalizar esta revolución penedesenca a Laia Esmel y Jaume Vilaseca, fundadores del Celler Casa Jou (Sant Jaume Sesoliveres).
“El Penedès es una de las regiones vitivinícolas más grandes de Cataluña, pero está enfocada al vino de batalla porque las grandes bodegas no han puesto en valor a nuestro territorio, ni a sus agricultores o variedades autóctonas”, sostiene Laia Esmel, quien agrega: “Se han cargado el territorio desde dentro, y por fuera se nos come el desarrollo industrial de Tarragona y Barcelona. Era el momento de hacer algo”.
Otro miembro de Vida Penedès es Roc Gramona, el mismo que animó a los Vallés a elaborar sus vinos. Junto a su primo Leo, Roc fundó en 2020 Enclòs de Peralba (Sant Sadurní d’Anoia), un proyecto muy significativo porque los primos pertenecen a la familia Gramona, elaboradores de espumosos de larga crianza bajo el sello Corpinnat, escisión de la DO Cava que antepone calidad a volumen. “La constitución de Vida Penedès ha sido muy abierta. Somos mucha gente joven haciendo vino en proyectos que empiezan. Hay quien hace vino natural, otros no… somos un grupo diverso que en cierta manera se inspira en Martes of Wine, el grupo de la Sonsierra, y tenemos como objetivo hacer vino, pero también recuperar nuestro patrimonio vitivinícola y hacerlo de forma sostenible, la que entendemos que es la correcta”, detalla Gramona.
Ferran Lacruz confirma la heterogeneidad del grupo: “Lo que nos separa de otras generaciones es que nos respetamos, que nos permitimos ser distintos entre nosotros. No queremos que las normas cohíban la libertad individual. Cuánto más libres nos sintamos, mejor para todos”.
Durante la presentación del colectivo, que se mira en iniciativas impulsadas hace años por bodegas de culto como Celler Pardas o Can Ràfols dels Caus, se habló de respeto por la historia del Penedès. Muchos de los componentes, como los Gramona, descienden de familias de cavistas tradicionales, pasado del que no reniegan en absoluto. Sin embargo, el grupo manifiesta la necesidad de labrarse el futuro que sus predecesores no han sabido esbozar.
Los planes inmediatos de Vida Penedès son organizar dos presentaciones oficiales más y, en primavera de 2024, unas jornadas de reflexión y debate sobre el sector vitivinícola que incluirán talleres técnicos y una muestra de vinos. Aún está todo por hacer.
Los miembros fundacionales del grupo son las siguientes bodegas: Celler Cisteller, Esteve i Gibert, Mestratge, La Fita, Vinya Lluny, Celler Cairons, Vins l’Apical, Celler Entre Vinyes, Anna Serra, Casa Jou, Can Morral, Bodega Clandestina, Vinyes de Palou, Mulet Viticultors, Eravi, Enlaire Vins, Ànima Mundi y Enclòs de Peralba.