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Isabel Muñoz retrata el alba de la civilización

La premio Nacional de Fotografía ha penetrado de noche en los misteriosos yacimientos prehistóricos de Göbekli Tepe y Karahan Tepe, en Turquía. Un centenar de sus imágenes se exponen ahora en Estambul

Civilizacion
Una de las misteriosas estructuras en forma circular u ovalada con pilares características del yacimiento de Göbekli Tepe.Isabel Muñoz
Jacinto Antón

A 4.500 kilómetros en línea recta de Stonehenge, en el sudeste de Turquía, en Anatolia, junto a la frontera con Siria, se encuentran otros círculos megalíticos aún más misteriosos. Son muchísimo más antiguos, de hace 11.600 años, ¡seis mil y pico antes que Stonehenge! Y, a tenor de lo que explican los que los estudian, de mayor trascendencia para la historia de la humanidad. En Göbekli Tepe (colina panzuda, en turco) y su yacimiento hermano de Karahan Tepe (colina tortuga), montículos enclavados en una vastedad polvorienta de reseca antigüedad donde no te extrañaría ver excavar al padre Merrin de El exorcista y que contrasta con el verdor del condado de Wiltshire en el que se alzan las piedras inglesas, han aparecido unos monumentos que convierten en jóvenes a las pirámides de Giza y que parecen guardar el secreto de un momento clave de nuestra civilización. La Unesco los ha declarado patrimonio de la humanidad.

Se trata de unas estructuras circulares u ovaladas caracterizadas por altos pilares de piedra caliza (de hasta 5,5 metros y 15 toneladas de peso) en forma de T, muchos de ellos decorados con relieves de animales y motivos abstractos y apenas alguna figura humana. Al parecer, estaban techadas y se las identifica actualmente —en medio de un debate lejos de estar resuelto— como edificios comunitarios, lugares de reunión levantados por grupos de cazadores-recolectores en el alba del Neolítico (Neolítico precerámico, 9600-7000 antes de Cristo), durante la transición hacia los primeros asentamientos permanentes. Parecen probar que la capacidad del ser humano para construir grandes edificios (esta es la primera arquitectura monumental) precedería a la sedentarización y la agricultura. Descubierto en 1965, pero confundido como un yacimiento bizantino y minusvalorado, Göbekli Tepe fue redescubierto en toda su importancia por el arqueólogo alemán Klaus Schmidt en 1994, que propuso que los monumentos eran los primeros templos de la humanidad. Sin que se sepa la causa, muchos de esos edificios fueron enterrados después de tres milenios de actividad hacia el 8000 antes de Cristo para permanecer olvidados hasta 10.000 años después.

Relieve que muestra un toro o un uro con un ser humano ante sus cuernos y podría representar una imagen simbólica o un espectáculo o ritual antecedente de la tauromaquia.
Relieve que muestra un toro o un uro con un ser humano ante sus cuernos y podría representar una imagen simbólica o un espectáculo o ritual antecedente de la tauromaquia.Isabel Muñoz

Tendiendo un puente entre nosotros y aquellos remotos constructores y artistas prehistóricos, nuestros distantes ancestros de hace más de 300 generaciones, la fotógrafa catalana Isabel Muñoz (Premio Nacional de ­Fotografía 2016, dos premios World Press Photo, un PhotoEspaña, medalla al Mérito de las Bellas Artes…) ha alumbrado una extraordinaria exposición de imágenes de los enigmáticos monumentos. Lo ha hecho centrándose en Göbekli Tepe y Karahan Tepe (y otro emplazamiento similar, Sayburç) y tras examinarlos detalladamente de la mano de los arqueólogos que los investigan. La muestra A New Story, Photographs From and Around Göbeklitepe (se escribe también así, todo junto), comisariada por François Cheval y abierta hasta el 17 de septiembre, se ha inaugurado en el prestigioso Pera Museum de Estambul, que alberga, entre otros tesoros, una interesantísima colección de pintura orientalista, incluido el célebre cuadro El amaestrador de tortugas, de Osman Hamdi Bey. La exhibición de Muñoz (Barcelona, 72 años), creadora presentada por el museo turco como “una intrépida exploradora y observadora de la naturaleza, la estética y diversas culturas”, ocupa las dos plantas superiores del centro enclavado en el antiguo barrio de Pera, hoy Beyoglu. Componen la muestra, organizada en colaboración con la Embajada de España, el Ministerio de Cultura turco y el Instituto Cervantes de Estambul, un centenar de estremecedoras fotos en blanco y negro (excepto dos en color) de edificaciones y de esculturas exentas (han aparecido muchas en las excavaciones), todas imágenes nocturnas, algunas de gran formato. Figuran también vídeos y una instalación.

Las fotos, en las que Isabel Muñoz ha intentado mostrar la esencia de los yacimientos capturando el misterio que emana de las ruinas y trasladando al espectador todas las preguntas que arrojan esos monumentos, son eminentemente artísticas, pero a la vez constituyen documentos arqueológicos excepcionales. “Llevo muchos años en una constante búsqueda de orígenes”, reflexiona Isabel Muñoz en la cafetería art déco del Pera Museum, acodada en una mesa sobre la que Hércules nos mira con curiosidad desde el salvamanteles (reproducción de una de las piezas del museo, un peso romano en forma de busto del héroe), “me obsesiona de dónde venimos, adónde vamos y qué vamos a dejar a las siguientes generaciones”.

Muñoz proyectaba hacer algo sobre la cueva de Chauvet, “la cueva de los sueños olvidados” y sus pinturas del Paleolítico, pero en el ínterin el embajador de España en Turquía, Javier Hergueta, al que había conocido cuando lo era en la República Democrática del Congo y ella realizó una serie sobre las mujeres víctimas de la violencia en ese país, le propuso una exposición en Estambul. Muñoz había oído hablar de Göbekli Tepe, en un höyuk, tell o túmulo formado por estratos arqueológicos, a 15 kilómetros al noreste de la ciudad de Sanliurfa, la antigua Edesa, y, en la línea de su interés por los principios del arte y la espiritualidad, visitó el sitio y descubrió el vecino (a unos 35 kilómetros) Karahan Tepe. “La emoción allí, en esos dos lugares, pisar esa tierra, es muy especial”, señala, “yo no quería hacer un reportaje puro y duro, ni fotografía de arqueología, sino dejarme impregnar por las atmósferas y contar algo más”. Conoció al arqueólogo de la Universidad de Estambul Necmi Karul, que trabaja en Karahan Tepe. “Es el que más sabe a propósito de ese mundo en conjunto, una docena de yacimientos anatolios, y me abrió las puertas”, señala mientras se le iluminan los ojos recordando las visitas. “Nunca había sentido la emoción de los arqueólogos, pero Necmi me contagió la suya y el deseo de transmitir lo que están descubriendo allí, que es grandioso, algo tan desconocido…”.

Imagen del célebre espacio con monolitos o pilares en forma de pene en el yacimiento prehistórico turco de Karahan Tepe, en Anatolia, cerca de la frontera con Siria.
Imagen del célebre espacio con monolitos o pilares en forma de pene en el yacimiento prehistórico turco de Karahan Tepe, en Anatolia, cerca de la frontera con Siria.Isabel Muñoz

El primer viaje a la región lo hizo en septiembre pasado. “Fuimos a los yacimientos de noche, con antorchas eléctricas que desvelaban relieves en las piedras invisibles bajo la luz solar, y fue impresionante. Quería sentirme lo más cerca posible de las personas que construyeron esos monumentos y los vivieron. Quería ver lo que ellos veían. Desde mi no conocimiento. Me di cuenta de la importancia del mundo de las sombras”. Usó, explica, un objetivo nuevo de Canon que hace fotos y vídeos en 3D. Göbekli Tepe la conmovió (incluso tuvo en sus manos y fotografío un cráneo que encontraron mientras estaba allí y que tiene un papel videográfico en la exposición), pero Karahan Tepe, menos conocido, fue una auténtica revelación.

Explica cosas sorprendentes. “Tiene lo que yo llamo un jardín de falos, 11 en roca ubicados en una especie de piscina donde recibían un líquido; quizá se celebraba algún rito de iniciación o adoraban la procreación”. En ese sentido, sugiere que algunas figuras ondulantes pueden representar ¡espermatozoides! “Pensarás que estoy loca, pero estos monumentos son muy sugerentes y yo entré con muchas preguntas que he tratado de contestarme”, prosigue, y recalca la importancia de una mirada femenina sobre algo que habían estudiado sobre todo hombres y que la ha llevado a ella a reinterpretar. Por ejemplo, la mano que figura en una esquina de un pilar y que ha seleccionado como foto icono de la exposición y portada del catálogo: “¿Es la mano de un hombre? ¡No, señor!”. Interpreta asimismo las serpientes que están reproducidas en los relieves de los pilares como “principios femeninos”.

La fotógrafa, que señala la abundante y variadísima fauna representada en los monumentos (jabalíes, zorros, gacelas, aves como grullas y buitres, felinos, arañas y escorpiones, insectos), cree haber descubierto en unas figuras de toros o uros “la primera tauromaquia”. También sostiene que los constructores de Göbekli Tepe y Karahan Tepe “conocían las estrellas”, y uno de los vídeos de la exposición sugiere esa conexión astronómica de los monumentos que “no me extrañaría nada”, apunta. “No quiero vivir sin soñar, los proyectos son sueños”, dice sobre sus teorías. Para ella, Göbekli era un lugar sólo para el ritual, mientras que en Karahan “hubo un asentamiento”. “Tenemos que interpretar las historias que nos han dejado”, ese es el verdadero tesoro de esos sitios”, recalca Muñoz.

“Isabel es una artista y aporta una visión diferente y muy útil”, tercia, incorporándose a la conversación, el arqueólogo Necmi Karul (Estambul, 55 años), que subraya que, cuando la artista le enseñó las fotos que había realizado, “vi cosas que no había visto antes en los monumentos”. Karul explica que Göbekli Tepe, Karahan Tepe y los otros yacimientos de la Alta Mesopotamia han sido objeto de diversas hipótesis, y él mismo ha debido capear con las de investigadores pseudocientíficos como Graham Hancock, conspicuo buscador del grial y el arca de la alianza, que retuerce las evidencias y vincula Göbekli ¡al paraíso terrenal! “Es un manipulador, un caso muy distinto al de Isabel, que es un puente muy necesario entre nosotros los arqueólogos y el público. Los científicos debemos tener los pies muy en el suelo, pero a la vez hay que conectar con la gente, porque el patrimonio pertenece a todos. Eso se ha de hacer bien e Isabel lo hace así”. Karul continúa: “Vi lo que hacía ella y no tuve duda en que saldría algo muy bueno”. Muñoz agradece las palabras del arqueólogo: “Necmi es muy generoso, me enseñó cómo se debe pisar un yacimiento, cómo hay que caminar por esos lugares”. “Isabel es muy valiente y el equipo está muy contento con ella”, continúa Karul. “Su trabajo es arte, y nos ha sorprendido por la fuerza de sus imágenes, compartimos la misma emoción”. Y también, sorprendentemente, algunas interpretaciones, como la de que los pilares de uno de los edificios más notables de Karahan (estructura AB) fueron erigidos y tallados como falos.

El arqueólogo turco considera que en Göbekli, Karahan y los otros lugares vecinos “estamos ante edificios comunales”. ¿Templos? “Los templos son para rezar, pero la función principal de estas construcciones, que presentan un banco corrido en los muros, era congregar a la gente, para reuniones, festivales, rituales. Sería reduccionista llamarlos templos. Eran espacios de socialización y memoria. En los pilares vemos imágenes, la mayor parte de animales, que debían formar parte de una memoria común. Los edificios son una arquitectura viva y renovable (vemos que los relieves eran sustituidos), son construcciones vivas, que nos están indicando una nueva manera de vivir”. Sus constructores, señala Karul con no menos emoción que Muñoz, “eran contadores de historias y artistas, y ella”, dice señalando a la fotógrafa, “es la artista actual cuya mirada puede descifrar sus intenciones”. ¿Es Isabel Muñoz, su objetivo, sus fotos, una piedra de Rosetta para Göbekli, Karahan y Sayburç? Arqueólogo y fotógrafa se miran y ríen cómplices.

Esculturas que representan a hombres, animales y seres mitológicos halladas en asentamientos prehistóricos en la Anatolia turca.
Esculturas que representan a hombres, animales y seres mitológicos halladas en asentamientos prehistóricos en la Anatolia turca.Isabel Muñoz

¿Qué relación se puede establecer con Stonehenge? Karul se pone serio y observa inquisitivamente al periodista. No se preocupe que no soy Hancock, me explico. Se relaja: “Sólo con sus objetivos y quizá con la tecnología, pero nada más. Y poner de manifiesto que la mente humana siempre trabaja de manera parecida”.

“Sabemos muy poco de Göbekli Tepe y Karahan Tepe”, resume mientras los tres subimos hasta el espacio donde se está montando la exposición. “En Göbekli no se empezó a trabajar arqueológicamente hasta hace menos de 20 años y hubo el parón de la pandemia. En Karahan no empezamos hasta 2014. Entendemos ya, eso sí, que Göbekli Tepe, con sus 126 hectáreas entre la colina y el territorio adyacente, es una parte sobresaliente pero pequeña de una gran historia, que había mucha gente alrededor, conexiones culturales y redes que incluían el norte de los actuales Siria e Irak. Era una arquitectura monumental con pilares. Cazadores-recolectores que se van asentando en un proceso que no es lineal. Es importante retener que estos monumentos los construyeron cazadores-recolectores”. Y luego esos edificios fueron sepultados intencionadamente. “Era una forma de protegerlos. Los protegieron, finalmente, para nosotros”.

En las salas de exposiciones se extiende un impresionante despliegue de belleza y misterio. Construcciones desmoronadas que se yerguen espectralmente en la noche reconstruidas por la mirada del arqueólogo y el objetivo de la fotógrafa, aliados en la busca de sentido. Monolitos, muros de piedra, animales enigmáticos, cabezas, símbolos que emergen de las profundidades de nuestro pasado y que, desde la larga noche del tiempo, siguen reclamando respuestas.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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